REPORTAJE | Entre el folklore y el consumismo

Adornando la patria

Cerca de las festividades independentistas, aparecen puestitos llenos de colores patrios pero, ¿cuál es el costo de ser mexicano?

Al caminar por las céntricas calles de Pachuca, la capital hidalguense, uno comienza a respirar el ambiente festivo de esta temporada. Las banderas de tres colores cuelgan en los edificios, lucen entre calles, ondean con el movimiento de los autos, abrigan a los mexicanos.

Trabajadores laboran durante algunas horas en la Plaza Juárez, preparan los detalles finos de lo que será el festejo más patriota de todos: el Grito de Independencia. Grandes vigas se colocan frente al Palacio de Gobierno, estructuras enormes son levantadas con máquinas y más de un curioso se queda pendiente de los titánicos esfuerzos que éstos mexicanos realizan para ver la plaza iluminada de verde, blanco y rojo.

Justo frente al primer cuadro de la capital, yacen dos pequeños puestitos, ambos llenos de adornos, serpentinas, sombreros y banderas; hay también diminutos atuendos de charros e indígenas.

Personas pasan, van y vienen, algunos se acercan a preguntar los precios y a mirar con detenimiento los detalles impresos: las águilas plasmadas sobre láminas doradas, los moños para el cabello de las niñas, los crayones que dibujan las banderas en la piel, matracas, collares de cuentas, en esos mini mercados caben todos los adornos necesarios para celebrar la fiesta de todo México.

En fechas recientes, pareciera que son menos los puestos que existen en las calles, incluso son menos los objetos que venden, pareciera que ser mexicano ya no es motivo de orgullo ni siquiera en estas fechas que conmemoran la libertad de nuestro pueblo. O tal vez el ser mexicano sigue siendo motivo de orgullo, pero ya no vale el consumo.

¿QUIÉNES SON LOS QUE AÚN CONSUMEN?

La calle de Guerrero y sus decenas de negocios, le dieron la bienvenida a este medio. Sin importar en qué lado de la banqueta ande uno, son muchos los comercios que llevan los colores patrios en sus paredes y aparadores, lo que nos hace pensar que quizá, tal vez, todavía resulta importante comprar adornos patrios.

Sin embargo, vendedores afirman que en buena medida, la tradición patriota es sostenida por alumnas y alumnos de nivel básico, principalmente. “Sí se vende, pero, normalmente son los niños los que piden a sus papás que compren cosas, ya sea porque les piden en la escuela para adornar, o porque van a participar en un bailable”.

Tras conversar con algunos de los comerciantes evocados a esta actividad, nos señalaron un par de cosas importantes: la primera es que conforme el Grito de Independencia se acerca, las ventas aumentan significativamente; la segunda, es que los productos ofertados son accesibles para el bolsillo de las familias pachuqueñas.

“Tenemos varios artículos de diferentes precios. Hay aretes desde 15 o 20 pesos, pulseritas, la crayola de tres colores para pintar banderitas; y lo más caro que vendemos son las banderas grandes, que están en 220, 250 y 280 pesos”.

ENTONCES, ¿CUÁNTOS PESOS SE INVIERTEN EN SER MEXICANO?

Nos mantuvimos en uno de esos locales patrios durante algunos minutos, y si bien hubo lapsos en donde nadie se acercó, tras una espera considerable, arribaron personas de todas edades y con distintos intereses; “¿a cómo las banderas?, ¿tiene sombreros charros?, ¿qué cuestan las cadenas?, ¡deme una bandera con escudo!”.

En promedio, lo mínimo que gastaron en una compra sabatina, ascendió a 90 pesos, ello en artículos como collares de cuentas, mini banderas para el auto y “crayones tricolor”.

Los artículos que más se venden son las banderas, seguidas de sombreros de palma y cadenas plásticas para colgarse en las paredes. “Normalmente la gente viene a buscar cosas para adornar, pero también compran para uso personal, como lo son los pines, aretes, pulseras”.

Así mismo, y durante el fin de semana, nos encontramos con personas que estuvieron dispuestas a consumir muchos y muy variados productos, sumando cantidades cercanas a los 500 pesos en sus visitas a estos peculiares negocios.

Por tanto, se puede notar que ser mexicano requiere como mínimo de un billete de 100 pesos, y que de acuerdo al nacionalismo expresado sólo en el mes de septiembre, se pueden gastar hasta 500 pesos entre banderas y sombreros.

LO MEXICANO, ¿HECHO EN CHINA?

Si uno lee los productos que vienen empacados, notará que algunos de ellos vienen con la leyenda “Made in China”, situación que pasa desapercibida ante los bajos costos de estos. Artículos como las pinturas faciales o las banderas adheribles para autos, poseen dicha leyenda.

Justo en la calle de Guerrero, y a unos metros de un negocio multicolor, yacen artículos artesanales creados por manos hidalguenses oriundas de Acaxochitlán; el pequeño vendedor que nos atiende señala que los bordados en algunas prendas los hacen en su casa, además apunta que las pulseras de cuentas y los collares, también son fabricados por sus familiares.

Un peatón se acerca y pregunta el costo de un vestido de manta negra con bordados de tenangos; “le vale 250, pero deme 200”, dice el pequeño vendedor. Al ser cuestionado sobre el repentino cambio de precio, el niño oriundo de Acaxochitlán respondió: “es que si no le bajamos un poco, se nos queda la mercancía, entonces mejor le bajamos el precio”.

El tema, es que así como la mano de obra china ha acaparado la creación de productos patrios, las afectaciones a los artesanos locales, también son reales.

¡Vivan los héroes que nos dan patria!

Caminar por la explanada presidencial y sus calles aledañas en estas fechas, nos hace sentir orgullosos de nuestras raíces. Podemos apreciar puestecillos de banderas mexicanas; aún podemos contarlos, pero eso no quiere decir que sean pocos.

No podemos olvidarnos de aquellos que no poseen con cuatro ruedas, pero sí un par de bolsas de plástico o unos cuantos metros de tela sobre la acera para proteger de la suciedad del suelo, aquello en lo que trabajaron por semanas, meses tal vez.

Transcurre el tiempo. La lucha ha terminado y es momento de culminarla con victoria, de apostar por recuperar un poco de lo invertido, y un cumplido tal vez.

No hay que ser exigentes, es mejor conformarse con un pago sin reclamos; así piensan aquellos que de noche y día albergan nuestra historia en sus diseños, que dan muestras de nuestra identidad en sus trazos tejidos con paciencia y dedicación, ellos son los verdaderos héroes que suman a nuestra patria.

¡Un grito para ellos que nos permiten preservar lo que queda de un México independendiente! Y un grito más fuerte de agradecimiento a su empeño, que a diario se pone en evidencia debido al costo de su creación.

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