Viaje accidentado
Basada en una historia muy verdadera
Alberto, infundado en su bata blanca, no paraba de mirar uno de sus cajones, como queriendo sacar respuestas de forma telepática de aquel mueble. Dentro de él había varias cajas de Petri, llenas de sustancias que desde hacía muchos años se dedicaba a investigar, pero que de un momento a otro había perdido interés.
Su propósito inicial: sacar propiedades curativas del llamado “hongo del cornezuelo”, una especie de parásito que se puede encontrar en las espigas del centeno, usado por muchos años como alternativa al trigo; Alberto creía que si se purificaba este hongo, llegaría a ser lo que en su momento la penicilina de Fleming, pero, ¿realmente quería emularlo?
Sabía de antemano que si no lograba purificar el hongo, con todas las toxinas que posee podría tener consecuencias funestas, y sería muy malo para su carrera como químico. Miraba una y otra vez aquel cajón, en la indecisión de querer hacer algo con aquella sustancia almacenada en aquellos frascos.
Después de pensarlo mucho, sacó las cajas de Petri y se dispuso a trabajar en un nuevo experimento: sustancias en funcionamiento, una instalación de matraces, mecheros y demás instrumentos, Alberto estaba empecinado a crear un medicamento que llegara a curar… cualquier cosa. Al final de todo era a lo que se dedicaba.
Pero de pronto, una gota de aquel producto recién sintetizado golpeó útilmente su dedo, mientras realizaba maniobras para seguir trabajando aquella sustancia. De pronto, Alberto comenzó a ver una serie de imágenes de colores, caleidoscópicas, alegres. Comenzó a reírse sin ton ni son, se dirigió a su silla y se dejó llevar.
Dos horas después, Alberto, en su escritorio arrumbado, se preguntaba qué había sucedido. Ni siquiera había tomado de aquella sustancia. Un poco confundido se levantó para redirigirse a su estación de trabajo, tomó un matraz con la sustancia trabajada, y decidió probar tan solo 250 microgramos para comprobar lo que había visto.
La historia cuenta que, en realidad, Alberto no solo descubrió una sustancia psicotrópica, sino que protagonizó uno de los peores viajes producidos por esta sustancia, y fue tanto su horror que decidió regresar a su casa en bicicleta. ¿Cómo logró llegar sano y salvo? Ese es el gran misterio.