En términos del mundo del espectáculo, el show debe continuar, la fiesta comenzará mostrando su vieja faceta, la tersura previa al ritual del Informe Presidencial ya habrá cumplido con su cometido; la estrategia de “amigos todos” seguramente funcionará por algunos minutos; después, a lo mismo de siempre, las descalificaciones, al chantaje, al sí pero no, en resumen, a lo mismo de siempre, todo habrá cambiado, aunque lo sigamos viendo igual.
Los legisladores y demás actores políticos seguramente iniciarán la semana lamiéndose las heridas, pues mañana, muchos habrán salido con algún raspón de esta fiesta pagada por el pueblo y en donde el actor principal es el Presidente de la República.
El 2 de Septiembre, solo será la consecuencia de lo que los Partidos Políticos, servidores públicos, y ciudadanía hizo o dejó de hacer.
El éxito tiene muchos padres, el fracaso es huérfano, esa es la filosofía de la mediocridad, y mañana lo estaremos viendo, pues seguramente los aciertos que el Ejecutivo Federal haya tenido a lo largo de este año, muchos querrán ponerse la estrella en la frente, aunque es obvio que esa estrella es imposible que se permita sea compartida. En cuanto a los fracasos, casi huelo la respuesta: es culpa del cochinero que dejaron los gobiernos anteriores.
Mientras tanto, la pelota seguirá rodando, la anarquía intentará vivir sus mejores momentos ahora que se han dado cuenta que no habrá respuesta para evitar que se les califique de represores; entiendo que el diálogo es una formula excelente que en el pasado no se buscó como oposición, aunque ahora se pretenda ejercer como gobierno, pero… el diálogo también tiene un límite, y ése debe ser el respeto a las instituciones, la soberanía y la democracia, en efecto, nadie por encima de la ley.
Primer informe de gobierno, fecha memorable para todos, aunque no en el mismo sentido; para unos será el recuerdo de un ritual que no supieron sostener, sobre todo por el abuso del poder y el ejercicio de una asquerosa política de corrupción; para otros, será la fecha en la que se hizo valer la democracia; cada cual hablará de la fiesta de acuerdo como les fue en ella.
Lo cierto es que en este año que ha transcurrido muchas enseñanzas nos ha dejado, quizá seamos menos ingenuos (nunca dejamos de serlo totalmente), quizá nos hayamos vuelto más analíticos en torno a las promesas con las que los candidatos de cualquier nivel nos bombardean en campañas, o incluso, tal vez hasta hayamos decidió no volver a pisar algún foro en donde vaya a estar algún candidato del momento, desilusionados y frustrados de tanta cantaleta incumplida y de tanto rollo que a fuerza de escucharlo se ha vuelto monótono, sin sentido, e igual de vacío de siempre.
¿Ya se ha reducido el clima de crispación que se había sembrado en un sector de la población?, no lo creo, ese sentimiento sigue vivo sobre todo en los sectores más radicales de la hoy oposición, e incluso, dentro del mismo Partido ganador de la contienda presidencial pasada, pues ya vimos que algunos líderes no quieren perder el protagonismo y seguir en el camión de los cercanos al presidente; se aferran al hueso para no quedar fuera de la jugada, pues en ello les va su futuro y no el de la patria
Sin embargo, y sin el ánimo de que esto sea un balance de la situación política presentada a lo largo de este año, es importante recalcar que estamos en proceso de ver una reconversión en los esquemas estratégicos de la vida política y de los Partidos Políticos, aún falta mucho por avanzar, pero los aspectos que se observan son ya una esperanza, ojalá no se quede solo en eso.
Los mexicanos nos merecemos mejores políticos, mejores oportunidades y un mejor futuro.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.