Miscelánea alemana
Durante la última semana de la XVIII Semana del Cine Alemán, tuvimos la oportunidad de ver desde comedias a una tragedia.
La divertida Kim tiene un pene de Philipp Eichholtz narra la historia de una piloto (Martoma Schohe Radunski), quien decide acudir a una clínica suiza, para implantarse un pene, lo que sorprenderá y asustará a su timorato marido Andreas (Christian Ehrich),
El director de Luca juega con la situación, aunque no consigue profundizar mucho en el asunto, y se queda a medio camino.
Con todo el filme resulta más divertido que Música y Apocalipsis de Max Linz, que pretende satirizar el mundo científico a través de los experimentos de Phoebe Phaidon (Sarah Ralphs) en el Instituto de Cibernética.
El director de Ich will micht nicht kunstlich aufregen se queda a medio camino de la comedia inteligente y la sátira despiadada.
Película de amor de Robert Bohrer y Emma Rosa Simon es un comedia romántica que narra las vicisitudes de la singular pareja formada por el sensible Lenz (Eric Klotsch) y la intrépida Ira (Lana Cooper), que trabaja como asesora militar cibernética en peligrosos lugares.
Se trata del primer largometraje de ficción del director del documental Verlorener horizon, pero consigue una entretenida y divertida comedia romántica.
Con todo, la mejor de la semana fue Atlas de David Nawarath, que basada en un guión propio y de Paul Salisburry, narra la historia del forzudo e impasible Walter Scholl (Rainer Block), que uno de sus brutales desalojos, descubre al hijo que abandonó en su niñez.
Cuatro visiones diferentes que muestran el talento de una nueva generación de cineastas alemanes.