De la ruptura a la reflexión sobre una nueva política industrial

La reciente renuncia del Secretario de Hacienda ha sacudido la opinión pública nacional y también ha cuestionado la conducción del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Los cuestionamientos han sido diversos, pero entre ellos todos apelan a las razones que tuvieron cada uno de los miembros del gabinete ampliado para dejar sus puestos.

Entre los miembros del gobierno del presidente López Obrador que dejaron sus puestos se encuentra Simon Levi, el Subsecretario de Turismo que decidió salir de la Secretaria de Turismo para, como él lo ha dicho, seguir haciendo de su vida diaria la agenda del presidente, para servir a México y al proyecto del Jefe de la Nación desde la mejor posición; lo que indica que, al menos por ahora, bajo la conducción de Miguel Torruco de la Secretaría de Turismo, no era el mejor espacio para servir al proyecto del presidente y a México.

Dentro de los jóvenes que rodean al presidente Andrés Manuel López Obrador, se encuentra Simon Levi, un hombre de izquierda y con convicciones irrenunciables. Precisamente, este jueves encontré en un diario nacional su artículo titulado: “Política industrial: botellas nuevas para el vino nuevo”, donde expone algunas reflexiones sobre la conducción del gobierno nacional y la economía, hablando sobre un tema que deberá ser parte de las transformaciones del gobierno, si es que se quiere impulsar el crecimiento y el empleo; si es que se quiere absorber a los millones de jóvenes en el aparato productivo del país y arrebatarlos al crimen organizado.

En su artículo señala: “El miedo no solo es un sentimiento, ha sido la causa fundamental de la existencia de muchas instituciones humanas, políticas y económicas que buscan racionalizar lo que inexplicablemente tiene sinrazón y termina gobernando las decisiones de los seres humanos y el pacto que los une.

Solamente aquellos países que actualizan la eficacia de su pacto social tienen futuro. El contractualismo, no es un concepto etéreo y olvidado en la teoría política. Hoy está mas vivo que nunca. En la sencilla calidad de la señalética y las banquetas de una ciudad, la eficacia de sus servicios públicos y la relación entre civismo-entorno, puede comprobarse el éxito o fracaso de una sociedad, cuando de su organización, Estado de derecho o régimen económico impacta la vida de seres humanos. El pacto social une o por miedo o por progreso a una sociedad, por mantener los privilegios o por ampliar los derechos y responsabilidades.

México vivió durante años sobre la mentira. Una economía basada en la falsedad de la deuda. Endeudarse para gastar no para invertir, en resumen, una economía que se basó en la especulación en lugar de la productividad; en la mano de obra barata y no en la competitividad del capital humano. Los mexicanos votamos el 1 de julio para transformar el pacto social empolvado y perdido en la simulación. Es la diferencia entre un cambio de gobierno y la transformación de un régimen político que para dejar de existir necesita una transformación y un rompimiento con la simulación del continuismo económico.

Es urgente renovar el pacto social con innovación no con miedo a renunciar al pasado. La disciplina fiscal y la austeridad presupuestal son necesarias para crear estabilidad, pero para crecer con calidad y dimensión social; necesitamos unir la ciencia a la economía, la inteligencia artificial al desarrollo rural, el desarrollo regional con la creación de infraestructura pública sin generar deuda. Innovar socialmente es parte de la transformación del neoliberalismo.

La inteligencia artificial está revolucionando la productividad laboral. Viene el fin del trabajo como lo concebimos; desaparecerán muchos puestos y nacerán otros más: la política industrial de México nos dará las bases para impulsar el capital humano. La inteligencia artificial revolucionará la planeación económica, los recursos naturales y sobre todo los costos de la toma de decisiones humanas. Por esa razón, las industrias creativas tienen un potencial enorme para el crecimiento y la prosperidad de México.

La economía del conocimiento transforma tecnología en industria, datos en inteligencia, creatividad en nuevas fuentes de ingresos públicos. La creación de economías de escala en el sector agroindustrial debe servir para democratizar las oportunidades y no generar más oligopolios. Con una nueva política industrial, México tendrá más posibilidades de exportar productos con más valor agregado y generar prosperidad local. No podemos seguir teniendo autoservicios ricos con productores y campesinos pobres.

A diferencia del modelo neoliberal donde lo único importante es explotar el campo, las minas y dejar a las poblaciones sin desarrollo comunitario, la nueva política industrial que requiere nuestro país debe impulsar la equidad territorial transversal: arte, cultura, ciencia con desarrollo.

Las cooperativas agroindustriales pueden ser una nueva forma para hacer evolucionar a la maquiladora aislada y desconectada del entorno social. Por ello, la mentefactura.

De nada servirá aumentar los salarios si no construimos una nueva gobernanza sobre la productividad humana. La gran revolución del Estado y la sociedad será desaprender aquello que creíamos que generaba valor, para construir un nuevo pacto sobre la movilidad social.

El presidente Andrés Manuel Lopez Obrador en su mañanera del miércoles 10 de julio lo dijo claro: en materia económica no puede seguir habiendo más de lo mismo y simulación. Luego entonces, sin política industrial no podremos avanzar hacia la transformación del régimen.

Política industrial no es la añoranza por la maquinaria pesada, es pensar en unir inteligencia artificial, la agroindustria y el turismo. Es unir la lectura con la promoción turística, ¿cómo?

Imaginemos cooperativas que con inteligencia artificial reducen sus pérdidas al disminuir sus gastos principalmente en semillas, fertilizantes y herbicidas al proveer información reciente y precisa; reducen su impacto ambiental racionalizando fertilizantes y plaguicidas por medio de sensores. 

Construyen experiencias inolvidables con la tecnología digital, con tertulias de lectura y turismo rural en las comunidades. Es la hora de la innovación de México.”

Simon plantea aquí los ejes de una discusión que puede subir de nivel en todos los sectores de la sociedad mexicana. Si hablamos de crecimiento económico, bajo la actual coyuntura mundial caracterizada por la vuelta del proteccionismo comercial y el lento crecimiento en la mayoría de los países desarrollados, es necesario discutir sobre el diseño de una nueva política industrial y una reforma real del sistema de educación, a fin de incorporar a nuestro país en la cuarta revolución industrial, crear empleos y aumentar la competitividad industrial; lo cual implica construir nuevas alianzas comerciales y explorar nuevos mercados, voltear hacia China y al sur.

Related posts