ALFIL NEGRO

EL PIOJAZO

 

 

Mientras el país se enfrenta al problemón de que el número de pobres no decrece y que por el contrario, y pese a los programas sociales, aumentan con todo lo que esto significa de acuerdo al CONEVAL, y pese a que partidos como el PRI se enfrentan a la búsqueda de un nuevo presidente que a más tardar debe tener por el 20 de agosto próximo, y de que en educación la administración de Peña Nieto por fin parece que puso quieto a la sección 22 de Oaxaca de la CNTE, que usaba como quería casi 18 mil millones de pesos, la nota dominante en los medios de comunicación no son cualquiera de esos temas que son importantes sin duda alguna, sino un señor al que llaman EL PIOJO y su hija a la que denominan LA PIOJA; él, entrenador de la selección nacional de futbol y ella, sin más mérito que ser la hija de este señor, y el acceso fácil que tiene en las redes sociales, desde las cuales al parecer, con tal de defender a su señor padre, se lanza contra quienes tienen la osadía de criticar su trabajo y ya de plano de darles sus cachetadas como sucedió con el comentarista de TV Azteca, Luis García.

Desde luego esto sólo es parte de la historia-tragedia-comedia en la que este señor, del que hasta donde se sabe nació en Tulancingo, no acepta que le critiquen su trabajo en los medios de comunicación, particularmente en la televisión y con especial dedicatoria contra Christian Martinoli, un comentarista de TV Azteca que no le deja hueso sano en sus comentarios.

Hasta donde se sabe, Martinoli no ha rebasado los terrenos profesionales en sus comentarios y sólo ha hablado del trabajo deportivo del señor Herrera, aunque en un tono crítico y fuerte.

Esto ha enojado al entrenador de la selección y con mayor fuerza a su hija, que en las redes sociales ha contestado a las críticas en nombre propio, pero se supone con el beneplácito de su señor padre, dando mucho de que hablar y comentarios de todos los estilos.

Desde luego el señor entrenador no es cosa del otro mundo ni un genio de este deporte, del que se ha beneficiado por su indudable forma de conectarse con los aficionados por la forma en que celebra los goles y por su don para exteriorizar sus emociones, que no se le puede negar y que incluso el PVEM aprovechó en las últimas elecciones para hacerse propaganda en nombre de la selección y ni se diga en los asuntos comerciales.

De que le deja dinero ser entrenador de la selección no se puede negar, como tampoco los beneficios para los dueños del equipo de todos.

 

Pero de que es un señor sin nivel en otras cosas, nadie en su sano juicio lo puede negar porque si es verdad que agredió al periodista Martinoli, los días de ser entrenador de la selección deben contarse con los dedos, por todo lo que significa de agresión a la libertad de expresión y de violencia de un personaje que representa a una institución pública que buena o mala es de todo el país.

Y en una nación donde la violencia es uno de los problemas a vencer por todo lo que significa de dolor y de dolencia para la sociedad, no se puede tolerar que la violencia se tolere de un personaje público por el hecho de no aceptar la crítica, siendo como es alguien con una responsabilidad que por lo que representa está expuesto al trabajo de los periodistas que en la crítica tienen su tarea principal.

Querer frenar el trabajo de la prensa con agresiones, con golpes, no se puede ni se debe aceptar.

Desde luego si se comprueba lo que se afirma sobre este caso.

A lo mejor en esto los políticos de Hidalgo le llevan una buena ventaja al Piojo, porque con sus excepciones se conducen con respeto al ejercicio de la prensa lo que les da un punto de ventaja, porque no siempre es fácil hacerlo, sobre todo cuando las líneas que se escriben de ellos no son de dulce, aunque todavía los hay que se sienten intocables y cuando uno habla de ellos y los critica reaccionan de manera violenta; y los hay que incluso, dueños de espacios en medios de comunicación y que conste que no hablamos del grupo universidad sino de una organización que dice defender a los pobres, nos dedican todo un artículo para defender sus parcelas de poder.

En fin que en esto de la libertad de expresión hay que andarse con cuidado, aunque se supone que es de las libertades esenciales del ser humano.

El “piojazo” es un caso ejemplar para ver que los hay que en nombre de un poder recién adquirido se sienten dueños de vidas y haciendas y como tales se conducen, lo mismo que sus parientes como la hija del señor Herrera que reparte cuatepines en las redes sociales que es un contento.

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