São Paulo.- La presidenta Dilma Rousseff dejó el jueves Brasilia para viajar a São Paulo para hacer, principalmente, dos cosas: ir al médico por la mañana a una inspección rutinaria y entrevistarse después con su mentor político y quien la designó en 2008 como su sucesora al frente del país, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. El encuentro ha generado un aluvión de interpretaciones variopintas y comentarios políticos en el país, ya que las relaciones personales y políticas entre Rousseff y Lula, poseedor aún de un enorme poder de convocatoria y una capacidad notable de influencia en la sociedad y en el Partido de los Trabajadores (PT), al que ambos pertenecen, son siempre objeto de análisis pormenorizado en la prensa brasileña.
Hay un dato incontrovertible: es la primera vez que se ven a solas y con tiempo desde que empezó el año, esto es, desde que Rousseff tomó posesión de su segundo mandato, y la entrevista se ha visto rodeada de tanto secreto oficial (no consta en la agenda presidencial, no se menciona el lugar del encuentro) como de repercusión en los medios brasileños.
Tampoco han sido divulgados oficialmente ni la duración, ni el motivo último del encuentro ni los términos, ni los temas de la conversación. Pero, entre las diferentes interpretaciones que abundan en la prensa brasileña, hay una que sobresale: Rousseff ha acudido a ver a su mentor en busca de apoyo para tratar de sortear alguna de las crisis que la maniatan y que la abocan a una legislatura tormentosa y difícil. (Agencias)