* Comunidad universitaria jamás será masa
Ninguna institución puede poner en riesgo su existencia por otorgar igual importancia a uno solo de sus miembros en equivalencia con la totalidad de sus integrantes, su propia historia y su importancia para el desarrollo de una sociedad. Aun cuando quienes deciden realizar esa acción por una mal entendida lealtad hacia dicho personaje por creer que le deben absolutamente todo lo que poseen y estar ciertos de obrar con absoluta justicia, los hechos demuestran lo contrario.
Nos referimos al caso de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, donde se ha insistido hasta la saciedad, que las investigaciones de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda en contra del Presidente del Patronato Universitario, son una agresión a todos los universitarios cuando es evidente que no es así.
En el mismo sentido, todo universitario que se precie de serlo, debiera estar dispuesto a impedir se confunda el proceder de una sola persona, con la dignidad y peso histórico de la UAEH, es decir bajo ninguna circunstancia usar como escudo a toda una institución para la defensa de intereses netamente personales.
Por muy importante que un personaje haya sido para el desarrollo de una institución como es el caso de la Universidad, jamás debe permitirse que toda una comunidad educativa donde se finca el futuro y sueños de la juventud, sea expuesta para defender intereses individuales o de grupo.
Buscar a toda costa imponer la idea de que una investigación por presunto lavado de dinero, deben ser entendida como un ataque sistemático a toda la UAEH y por lo tanto es necesario que los universitarios en su conjunto acepten que todos en su conjunto se sienten ofendidos, es una estrategia ruin y mal intencionada.
La universidad ha logrado sobrevivir aun a costa de grupos de poder que han querido manipularla y poner a su disposición, lo mismo en tiempos cuando el gobierno imponía sus autoridades, lo mismo ahora que un grupo político tomo el poder por asalto de la institución desde hace casi 40 años.
Una institución de educación superior va más allá, mucho más allá de las ambiciones de poder que enervan y nublan la razón de individuos, y por eso su decidida vocación por la universalidad de las ideas, la tolerancia cierta a la disidencia, la oposición por vocación al autoritarismo, la constancia en el razonamiento y el rechazo absoluto a la intención de usar a su comunidad como una masa para presionar a supuestos enemigos.
La universidad en su más primigenia concepción es rechazo a la manipulación de los individuos para intentar darles forma como un ente moldeable a manos del cacique en turno. La universidad no perdona a los ambiciosos, con todo que hayan impulsado proyectos fundamentales para su crecimiento, porque no se plantea la idea del cambalache en el que uno otorga y luego tiene campo libre para cobrarse a cualquier costo lo dado.
Es la gran diferencia con el ejercicio cotidiano de la política por el poder en otros ámbitos, y es la razón esencial para que la virtual caída del hombre poderoso del poder político dentro de la UAEH, no haya tenido como reacción un movimiento masivo y solidario de sus integrantes, y solo el de los que conformaron el selecto grupo de hombres y mujeres poderosa beneficiados de la construcción y defensa de un pequeño reinado en que se imponen las ideas de una sola persona, en total contradicción de la universalidad de pensamiento que caracteriza a una institución de educación superior.
Cualquiera que sea el resultado de lo que hoy se vive en la UAEH, es evidente que lo único cierto es que viene un cambio para dar paso a esa búsqueda siempre constante del cambio, y la voluntad de cuestionar la realidad.
Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta