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Destapan negocio de venta de recién nacidos

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La develación fue en Honduras

    •    Desbarataron red que los compraba en 816 dólares a mujeres de escasos recursos 


Compraban a los recién nacidos en apenas 816 dólares para adopciones ilícitas dentro y fuera de Honduras
Las autoridades hondureñas anunciaron que desbarataron una red delincuencial de trabajadores municipales del registro de personas, empleadas domésticas, parteras, enfermeras, abogados y profesionales en administración y en otras carreras que se dedicó a comprar bebés a mujeres de escasos recursos económicos.
La Fiscalía General de Honduras reveló que los criminales “recurren a la amenaza, engaño, fraude o abuso de poder” para asediar a personas que son “víctimas generalmente en vulnerabilidad” para que, por dinero, cedan “a sus recién nacidos para adoptarlos irregularmente, pagando y utilizando documentos falsos y valiéndose de empleados públicos para lograrlo” y de la miseria que agobia a 63% de sus 9.2 millones de habitantes.
“Si en Honduras hubiera eficiente educación y salud, respeto a los derechos humanos y fuentes de trabajo con salario digno y fuera un país sin violencia, el alquiler de vientres nunca ocurriría. Muchas de estas mujeres tienen varios hijos y venden a uno en adopción para poder garantizar la sobrevivencia de los otros”, advirtió Rivera.
Aunque el descubrimiento del nuevo caso desnudó la profunda penetración de las mafias de trata de personas en Centroamérica, tampoco es la primera vez que estas oscuras transacciones estremecen al área: más de 35 mil menores guatemaltecos de ambos sexos, con gran número de indígenas, fueron robados o vendidos de 1990 a 2007 para onerosas adopciones ilegales pagadas en su mayoría por familias de EU y Canadá.
En septiembre de 2018 en Honduras, las autoridades arrestaron a tres mujeres que reclutaron a jóvenes embarazadas en frágil situación económica a quienes pagaron gastos médicos, alimenticios, vestimenta y otros propios de la gestación.
Tras los partos, la organización les cobró lo que les había pagado y, como no tenían recursos, les exigió renunciar a la potestad sobre los recién nacidos.