Home Nuestra Palabra Javier Peralta RETRATOS HABLADOS

RETRATOS HABLADOS

0

* Del impreso a las nubes

Hay una gran diferencia en las sociedades que históricamente han fomentado la lectura entre sus integrantes, y donde el promedio de libros que se leen al año es de 47 como en Japón, y de México 3.8. Sin embargo en nuestro país, el consumo de lo que ofrecen las redes sociales, portales supuestamente informativos y todo esta atmósfera artificial donde hay “expertos” que no lo son pero asumen actitudes como si lo fueran para “guiar” a sus seguidores en torno a un determinado hecho, ha crecido como la espuma, o más exactamente igual que una mala enfermedad que se ha convertido en una pandemia que ya espanta.
    El resultado es que analfabetas funcionales se conviertan en los héroes de otros que son analfabetas a secas, y logran hacerles creer que de pronto ya están preparados para no solo entender lo que sucede a su alrededor, sino también lanzar furibundas criticas y en una de esas convocar a un linchamiento mediático.
    Transitar por las redes sociales, foros que abren para mentarse la madre de manera anónima y de pronto transfigurarse en el imán que arriba del millón de seguidores en Twitter, en el Facebook, en un canal de YouTube, da por entendido que luego entonces la voz de “esas mayorías que antes eran silenciosas”, ya le entregó el doctorado honoris causa en lo que quiera, y por lo tanto se asume como el deseo y voluntad de esas masas que siguen igual de anónimas pero con un líder que descubre la inutilidad de leer para ser escuchado.
    Y presenciamos el patético caso del ciego que guía a otra multitud de ciegos, que aconseja sin el mínimo conocimiento de lo que aconseja, del que en tiempos donde todo es asunto de aparentar o hacerse pasar por lo que no se es, el triunfo está garantizado.
    Eso sucede en un país donde la lectura anual de libros se quedan en 3.8  al año, y se asume que todo lo que ofrece la pantalla del celular, de la tableta o la computadora es verdad suprema, sin discusión.
    Difícilmente en otras naciones donde en promedio se leen cuatro libros al mes, los personajes artificiales de las redes pueden tener tanto impacto, aunque sin duda es posible que así suceda, pero con toda seguridad en los espacios de la moda, los cosméticos, los que platican de sus viajes, entre otros, sin que esto se vea como un menosprecio a estas tareas.
    Lo fundamental es que no tienen una injerencia en el manejo de las políticas públicas, en el uso del poder, en la tarea de gobernar a un país. Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa.
    En México la tarea informativa de nuevos canales en internet, que van desde portales a espacios similares a la televisión, se ha enfocado de manera prioritaria hacia los jóvenes, que son los principales consumidores de estos productos. Hay buenos, malos, muy malos y otros que son una verdadera porquería, donde el uso de leperadas resulta ser la técnica que usan los “conductores y conductoras” para congraciarse con la audiencia.
    De pronto nos descubrimos entrampados entre portales informativos surgidos de la nada, que a la postre irán a parar a la nada, y los medios tradicionales impresos que han resentido los radicalismos ideológicos en que todos los que están de un lado son corruptos y gobiernistas, y del otro revolucionarios y honestos.
    No creo, se lo confieso a usted, en el periodismo militante, el que es más radical incluso que el sistema al que apoya. Es el que no pierde oportunidad de colocar calificativos, por lo regular malos, al que ve como enemigo de la vilipendiada sociedad.
    Ayer como hoy, como espero en un futuro, la única garantía de que toda esta aventura desemboque en buen puerto, es que recuperemos la voluntad y gusto por la lectura, y dejar atrás para siempre esos 3.8 libros por año, para aspirar a los 48 de Japón.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.,x
@JavierEPeralta