La compañía se ha convertido en el alma de la ciudad

    •    La empresa fue fundada en 1988 con 3 mil 500 dólares 


Shenzhen fue concebida en 1978 como un “experimento” económico para convertirla en la “ciudad del futuro”
Huawei, la compañía a la que EU ha puesto un ultimátum (y una tregua de tres meses) por sospechas de filtraciones de seguridad, fue fundada en 1988 con 3 mil 500 dólares. El exmilitar Ren Zhengfei, CEO de Huawei, un hombre reservado que ha pasado los últimos años desmintiendo rumores sobre una supuesta recolección de información sensible, escogió una antigua villa de pescadores donde el presidente Deng Xiaoping instauró la llamada Zona económica especial: Shenzhen, en la frontera con Hong Kong. “Shenzhen fue separada como parte de este plan para convertirla en una ciudad del futuro. Tres aspectos la definen: comercio, innovación y tecnología”, explica Patricia Castro, sinóloga peruana anclada en China.
Cuatro décadas después, en Shenzhen viven unos 12.5 millones de personas, la mitad de ellas originarios de ahí. La otra mitad está conformada por ciudadanos de otras regiones de China y también del extranjero atraídos por la bonanza de esta tierra de emprendedores.
Una burguesía galopante se percibe en sus calles, centros comerciales y en su corazón financiero: todos los chinos sueñan con irse a Shenzhen. Aunque no todos podrán pagarse un departamento propio.
Doce edificios de arquitectura europea y otros 40 ambientes en un área de 8 kilómetros cuadrados, son parte de la nueva sede de Huawei en Dongguan, al norte de Shenzhen.
Se dice que en esta ciudad con medio centenar de rascacielos y otro medio centenar en construcción se levanta un piso cada tres días.
El metro cuadrado en esta ciudad alcanza los 7 mil dólares. “Aquí todo es más rápido”, comenta un guía de turismo. “La gente, camina, maneja, construye, habla, todo más rápido que en el norte. El lema en Shenzhen es: el tiempo es dinero”.
Hay ocho líneas de metro y se están construyendo 18 más en tres jornadas de ocho horas.