RETRATOS HABLADOS

Buen viaje Lalo

Es una constante en la existencia humana, que en ese diminuto espacio, tránsito hacia alguna otra estación del enorme tren en que todos somos pasajeros, seamos compañeros de viaje, tengamos la fortuna de encontrarnos con personas que dejan un recuerdo de esperanza porque supimos de su enorme esfuerzo para encontrar el camino de la fe, de la ilusión, de los sueños que necesariamente todos tenemos.
    Lalo Gómez Mora fue uno de esos personajes que con todo y las pocas ocasiones que coincidimos, no dejaba de platicar de los proyectos que estaban por venir en una constante búsqueda de dar vida a las ideas que modelaba con pasión.
    Conductor titular del noticiario estelar de Canal 11 del IPN durante algún tiempo, sin embargo estaba convencido que su lugar en la tierra era Hidalgo, el estado que lo adoptó prácticamente desde su llegada en 1985. Supo corresponder con un trabajo profesional y un interés real porque la radio, un medio que le apasionaba, ofreciera mejores posibilidades de profesionalización a quienes se dedicaban a esa tarea.
    Un lamentable accidente acabó con su vida el día de ayer, y a todos nos sorprendió, porque era una costumbre reencontrarlo después de años sin vernos, en un desayuno, una conferencia de prensa, un evento de periodistas. Por alguna razón estaba seguro que siempre tendríamos la oportunidad de saludarnos pasado el tiempo que fuera, y continuar una plática interrumpida prácticamente sin necesidad de buscar antecedentes para entrar en tema.
    Era un excelente platicador, memorioso con datos exactos en fechas, personajes, sucesos. Se había preparado académicamente en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, donde cursó la licenciatura en Periodismo y Comunicación.
    Ayer supe que no lo volvería a ver más, cuando menos en este plano de realidad que entendemos como vida, pero seguramente, y pasados algunos años, retomaremos la plática interrumpida, y sabré que ha puesto en marcha un nuevo proyecto radiofónico o televisivo, sin duda su pasión.
    Lalo era todavía un hombre joven.
    A veces empiezo a preguntarme si no resultaría importante reencontrarme con tantos compañeros a los que la vida me ha permitido conocer y apreciar. Sé también, sin embargo, que ausencias prolongadas me han permitido conocer y reconocerlos aún más en su trabajo profesional y su actitud ante la vida. Empiezo a darme cuenta que cada cual tiene su propia verdad en todos los asuntos que nos ha tocado mirar y vivir. Sé que no hay verdades absolutas, pero sí una pasión real por intentar encontrarla.
    Con la partida de Lalo, hace algunos años la de Roberto Herrera, simplemente me doy cuenta de que siempre será importante decirle a las personas que han compartido conmigo algunos capítulos de su vida, que ha sido un gusto enorme haber tenido esa posibilidad; que al final de cuentas cada cual enfrentará en la legítima soledad lo que le depare el momento justo en que se debe partir, pero haber caminado juntos algunas cuadras de la existencia human, ha sido un gusto enorme, porque la memoria se nutre de recuerdos que nos hacen fuertes, capaces de soñar en el momento preciso.
    Hasta siempre amigo Lalo. Buen viaje. Que tengas buen tiempo y buen viento en la embarcación que te lleva al lugar soñado.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

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