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Macroeconomía, una ventaja de México

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OPNIÓN

El 30 de enero pasado, la Secretaría de Hacienda anunció un recorte del gasto público con un enfoque preventivo ante la drástica caída en los precios del petróleo y la previsión de que continuarán a la baja durante 2016, así como por la volatilidad financiera internacional asociada al inminente incremento en las tasas de interés en Estados Unidos y la desaceleración económica a nivel mundial. 

 

Para 2015 los ingresos fiscales están garantizados puesto que el gobierno federal contrató coberturas a 73 dólares por barril de petróleo, así como por los ingresos derivados de las ventas de gasolinas. Adicionalmente, se espera que la recuperación económica de EU tenga un impacto favorable en nuestras exportaciones no petroleras, las cuales son nuestro principal motor económico. 

Hace más de 3 décadas México tenía una economía petrolizada y con un alto nivel de endeudamiento externo, basado en las expectativas de ingresos por exportación petrolera. Sin embargo en 1981 una fuerte caída en los precios del petróleo limitó drásticamente nuestra capacidad de cumplir con el servicio de la deuda, generando con ello una profunda crisis cambiaria, financiera y económica. 

Actualmente, la caída en los precios del petróleo y la expectativa de que las tasas en EU consolidarán una tendencia ascendente no se reflejaron en ajustes violentos en el tipo de cambio ni en las tasas de interés mexicanas. Este es un reflejo de la transformación de nuestra economía desde entonces. 

Desde que se intensificaron las presiones en los mercados financieros internacionales por la caída en el precio del petróleo y por la creciente expectativa de que la Reserva Federal subirá su tasa de interés, el peso mexicano se ha depreciado en 11.2% desde noviembre del año pasado, mientras que el real brasileño perdió 18% y el rublo ruso se desplomó 51% en el mismo periodo. Esta situación no sólo es exclusiva de países en desarrollo. El euro, por ejemplo, se ha devaluado en 20% desde mediados del año pasado a la fecha. 

Con relación a las tasas de interés, el rendimiento del Cete a 28 días ronda el 2.7%, prácticamente en mínimos históricos, mientras que el bono gubernamental mexicano en pesos a 10 años se ubica en 5.7%. En cambio, las tasas de corto plazo en Brasil y en Rusia se ubican en 12.25% y 15%, respectivamente. 

Las bajas tasas de interés y el favorable comportamiento relativo del peso mexicano son un reflejo del voto de confianza que los inversionistas han depositado en el manejo macroeconómico prudente del país. 

Si bien es cierto que la economía ya no está petrolizada, los ingresos públicos dependen en cerca de una tercera parte de la venta de petróleo y previendo que los precios del hidrocarburo se mantendrán bajos, el gobierno ha iniciado desde ahora una revisión a la estructura del gasto público para la elaboración del Presupuesto de Egresos para el ejercicio 2016. 

Como lo señaló la Secretaría de Hacienda, el propósito de este ejercicio es abandonar la práctica de elaborar el presupuesto sobre una base inercial; es decir, tomar el presupuesto del año anterior y simplemente agregar programas. En su lugar, se llevará a cabo un ejercicio de fondo para mejorar los procesos administrativos, optimizar las estructuras, y, en su caso, eliminar programas o unidades administrativas del gobierno que presenten duplicidad, y a la vez privilegiar los proyectos de inversión cuyos beneficios lleguen a un mayor número de mexicanos. 

El ajuste previsto al gasto público en este año asciende a 124 mil 300 millones de pesos, monto que representa el 0.7% del PIB. La premisa fundamental es que este ajuste se realizará en su mayoría sobre el gasto corriente y no afectará a los programas sociales. 

La decisión de recortar el gasto público busca preservar la estabilidad macroeconómica que, a mi juicio, es una de las principales ventajas comparativas que tiene México. 

Twitter: @edelamadrid 
Correo: emadrid1@hotmail.com 

 

(Agencia EL UNIVERSAL)