El pueblo griego se resiste a perder frente a los bancos

Las manifestaciones de protesta han vuelto a resurgir en Grecia frente a la claudicación del gobierno ante el capital. El capital y la socialdemocracia europea ha detenido la revolución en Grecia. La crisis de la deuda griega que estalló en 2010 y los programas de ajuste del Fondo Monetario Internacional (FMI), crearon las condiciones económicas y sociales para una revolución en el país helénico; sin embargo, la astucia de la socialdemocracia y de los banqueros acorralaron al gobierno griego y la llevaron a claudicar frente al pueblo que lo eligió, a cambio de un tercer programa de ayuda financiera y su permanencia en la zona del euro.

 

 

 

La Izquierda Radical (SYRIZA) y el primer ministro griego, Alex Tsipras, son el producto de la agudización de las contradicciones económicas y sociales con la puesta en marcha de los programas de ajuste del FMI, que no han hecho sino postrar la economía griega, aumentar el desempleo hasta un cuarto de la población y la pobreza.

 

 

Alex Tsipras fue la elección del pueblo griego frente a las imposiciones de los acreedores de Grecia (FMI, Banco Central Europeo -BCE- y Comisión Europea). El referéndum del domingo 5 de julio sobre el aceptar o no las reformas de austeridad propuestas por sus acreedores a cambio de un tercer plan de ayuda, no hizo sino ratificar el apoyo popular a SYRIZA y a Tsipras.

 

 

El triunfo del NO reclamaba ir hasta las últimas consecuencias en las negociaciones con los acreedores, lo que hubiera sido, de mantenerse la firmeza en las negociaciones, obligar a que aceptaran las propuestas griegas o obligarlos a expulsar a Grecia de la zona del euro y entregarla a los brazos de Rusia y China, dentro de una nueva geopolítica mundial que se está definiendo y un nuevo orden económico en proceso de rediseño; algo que los europeos no desean que pase.

 

 

Aún cuando debemos advertir que la derecha europea con el ejemplo de Grecia, pretende enviar un mensaje claro a la izquierda europea y los indignados, el de que no permitirán que ningún país elija otra vía de desarrollo que no sea la que sea definido para todos en Bruselas.

 

 

El triunfo de SYRIZA en Grecia y la llegada de Tsipras al poder fue algo que llenó de entusiasmo a los pobres de Europa y a los millones de indignados, los que han visto cómo se pierde su patrimonio, sus casas y empleo, mientras los gobiernos con el dinero público financian el rescate de bancos y empresas. SYRIZA y PODEMOS en España son el resultado de la crisis actual del capitalismo; no obstante, estos dos movimientos no serán los últimos en Europa, ni Grecia tendrá que ser como antes después de esta crisis.

 

 

 

En ex ministro de finanzas griego, Yanis Varoufakis, quien dimitió para facilitar las negociaciones con el Eurogrupo después del referéndum del 5 de julio pasado, votó en contra de los acuerdos alcanzados entre el gobierno griego y los europeos en la noche del miércoles pasado, en un hecho de congruencia con sus principios y con SYRIZA, cuyo Comité Central también rechazó los acuerdos, obligando a Alex Tsipras a negociar con la oposición para aprobar en el parlamento las medidas pactadas en Bruselas. Y en su blog, el mismo miércoles advertía que se había firmado “un nuevo Tratado de Versalles”, al referirse a los acuerdos, poniendo en evidencia las presiones de los europeos para obligar a claudicar al gobierno griego y aceptar sus propuestas a cabio de una nueva ayuda.

 

 

Ahora la suerte ya está echada, Tsipras fue incapaz, junto a sus camaradas, de dirigir una revolución en su país y enfrentarse a los bancos y a la Unión Europea, prefirió doblegarse ante el capital y frente al 39% de los griegos que en el referéndum votaron por el SI, claudicando así a su papel histórico al frente del pueblo. Sin embargo, ha surgido una nueva figura que seguramente dará mucho de que hablar en los próximos años.

 

 

Por lo pronto, los bancos se quedarán cerrados en esta semana y las personas sólo podrán seguir retirando de los cajeros 60 euros diarios. El BCE destinará de inmediato a aumentado el techo de ayuda a Grecia establecido en 89 mil millones de euros en junio al otorgarle 900 millones más para sacarlo del bache inicialmente con los fondo de emergencia establecidos para los bancos.

 

 

La deuda de Grecia llega hoy a 180% del PIB e, incluso, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, ha hecho un llamado para que se reestructure y poner fin a la crisis, para los cual ha designado a sus emisarios para negociar. Sin embargo, las cosas no están bien, Grecia debe pagar el 20 de julio unos 4.2 millones de euros al BCE, además de los 1,600 millones de euros pendientes de pago al FMI.

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