Momento inoportuno

LA GENTE CUENTA

De repente, Felipe se encontraba recostado en uno de los sillones, con un dolor de cabeza y un mareo incontrolable. En un inicio creyó que se había tomado la siesta, si no fuera que sus tíos, sus primos, sus abuelos y sus padres en primer plano, lo observaban con preocupación y cautela.
    -¿Ya despertó, mija? –preguntó la abuela a la mamá de Felipe, asustada.
    -Sí, mamá. Ya volvió en sí.
Acto seguido, la abuela fue a su cuarto, y en breve regresó con un paquete de gasas, vendas y alcohol etílico.
    -Si se ve el fregadazo, creí que se había pegado muy fuerte. Deberías de ponerle esto, por si las moscas.
Mientras los adultos seguían hablando, Felipe trataba de recordar cómo fue que había llegado al sillón así de la nada. Si solamente jugaba con sus primos en el patio…
    -¿Cómo sigues, primo? –preguntó Ernesto, el primo burlón
    -Pues… siento que la cabeza me duele mucho –y en ese momento se frota en la zona que le provocaba molestias. Una punzada lo hizo desistir: tocó el área afectada.
    -Es que te aventaste, mano. Nos ibas a dejar sin dulces. Eres bien avorazado…
    -Ya, déjenlo en paz, no sean mala onda –salió en su defensa su prima Rosalía-. ¿Cómo andas, primito? ¿Te lastimaste mucho?
Las burlas de sus primos y la conversación entre sus padres aumentaron más su confusión.
    -Oye, Rosi –pregunta tímidamente-, ¿qué me pasó? No me acuerdo de nada.
    -¿Nada de nada? –responde ella con preocupación. Él solo mueve la cabeza negativamente.
La abuela, junto con su mama, se acerca al pequeño para colocarle un menjurje en la frente, y después le colocaron un parche. Rosalía ayuda un poco.
    -Pues… mira –comenzó a explicar Rosalía, una vez que los adultos se alejaron-. El tío Martín dijo que ya estaban listas las piñatas, y todos fuimos a romperlas.
    -¿Y luego?
    -Pues que el primo Carlos le pegó bien fuerte a la piñata, y cuando fuimos por los dulces, te aventaste. Creímos que te ibas a quedar con los dulces, y todos se enojaron, hasta que nos dimos cuenta que te había caído un pedazo de piñata en la cabeza y que por eso no te levantaste…

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