Home Nuestra Palabra Madrugada

Madrugada

0

PEDAZOS DE VIDA

Ellos han sudado suficiente como para que las sábanas se peguen a sus cuerpos, el gemido de ella estuvo creíble pero no fue pleno. Él, un búfalo satisfecho, cree que lo hizo muy bien y seguramente tiene una sonrisa que lo hará dormir plácidamente como obrero, que después de una pesada jornada laboral regresa a casa para comer y descansar, él piensa eso, es un obrero pero del amor.

Aunque con sus ojos cerrados, seguramente ella está despierta, y aunque le gusta este cabrón, no está satisfecha. Y se hace la muerta en un sueño profundo en el que seguramente pensará que algún día llegará el hombre que sea un búfalo en la cama, no tardará en moverse para seguir fingiendo que está dormida, cerrando los pétalos convertidos en piernas como aquellas flores que veía en los atardeceres del campo.

Ahora los ronquidos. La bestia se ha quedado dormida…

Y ahí está, abriendo los ojos, se levantará al baño, pero sólo se mojará la cara, no estaba dormida, no puede estarlo, y mira hacia la cama. Se pregunta si en verdad vale la pena tener un adonis a su lado, aunque en el lecho le ha quedado a deber. Seguramente pensará que las noches serán largas, que podrá con los ronquidos, sin imaginar que serán estos, los que la consumirán por toda la eternidad.

Se ha movido el macho engañado, ahí viene otra vez, son tan predecibles…

-¡Vámonos que esto es para adultos!

-¿Desde cuándo haces esto?

-¿Hacer qué? ¿Mirar cómo cogen?, o ¿Predecir lo que sucede?

-Espiar, eso es lo que haces. ¿Desde cuándo lo haces?

– No te equivoques mi amigo, tú crees que yo los espío por verlos en la cama, tú crees que me excita verlos en el orgasmo mal logrado, tú crees que yo soy como tú, un ¡maldito morboso! o ¿por qué no te fuiste y te quedaste a mirar mientras tu tensión aumentaba y tu miembro se ponía erecto?

-Yo, sólo me quedé para ver hasta dónde podías llegar, pero no me mojé por ver todo eso…

– Amigo, nunca dije que te hubieras mojado, ya ves que sí lo hiciste… Y qué bueno que te quedaste al final porque como sabrás, la curiosidad mató al gato y esta madrugada ese gato eres tú…