• Los 3.000 kilómetros de frontera que separan EU de México están más vigilados que nunca y la inmigración irregular presenta las cifras más bajas desde 1971
La realidad es que la frontera está mejor controlada y tiene más seguridad que nunca, y ni en sus peores tiempos había sido considerada una emergencia nacional. La frontera de la que habla Trump no existe
La frontera entre EU y México tiene más de 3.000 kilómetros que van desde el Pacífico hasta el Atlántico. Se puede cruzar legalmente por 42 puertos fronterizos. Se calcula que cada día la cruzan legalmente para trabajar, estudiar o de visita un millón de personas en las dos direcciones. La frontera ha tenido épocas de picos de inmigración ilegal y problemas de seguridad. Pero la última década no es una de ellas.
El presidente de EU, Donald Trump, ve una emergencia nacional en la frontera. Trump ve “una invasión” de inmigrantes irregulares que cruzan sin cesar, desbordando a la policía de inmigración. Relaciona esos inmigrantes directamente con el crimen violento en las ciudades (que está en mínimos históricos), una relación que las propias policías locales niegan y de la que no ha conseguido aportar datos. Considera que la frontera es el origen de la heroína que se consume en EU y la relaciona con la crisis de la adicción a los opioides, que no son drogas ilegales, sino medicamentos con receta que incluyen fuertes analgésicos. El crimen violento y la adicción a las drogas en EU, según Trump, son problemas que se solucionan construyendo un muro.
En el aspecto de inmigración, Trump parece vivir mentalmente en los noventa. La frontera de la que habla existió. A principios de aquella década comenzó una tendencia al alza del número de entradas ilegales a EU, medidas en detenciones. Empezó entonces a superarse el millón de personas detenidas al año. En California, esta realidad llevó a una reacción política antiinmigración que dio lugar a algunas de las leyes más duras contra los irregulares.