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Dejar hacer, dejar pasar…



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PIDO LA PALABRA
    •    Es molesto escuchar en todas partes un “por qué no”, lo ideal sería escuchar un “como sí”; y sin embargo nos vamos por la fácil


En muchas ocasiones hemos podido observar que cuando de manera regular se van presentando problemas que ocupan nuestra atención en su solución y que estos problemas se hacen cada vez más recurrentes, la experiencia nos indica que más adelante viene un conflicto aún más grande, los problemas pequeños solo son la señal de la calamidad que se avecina, esto sucede en el trabajo, en la casa o en cualquier ámbito en el que nos desenvolvemos.

Desde luego que esta premisa nada tiene que ver con premoniciones sobrenaturales, más bien está estrechamente relacionado con la omisión, negligencia o desatención de los seres humanos; nosotros somos los causantes de lo que sucede a nuestro alrededor, aunque siempre busquemos al culpable fuera de nuestra esfera de influencia, para decir en nuestro descargo que no pudimos hacer nada para resolverlo; esa ha sido por lo general la excusa más socorrida de los últimos tiempos, y, por desgracia, esa excusa llegó a ser la favorita de muchas de nuestras autoridades de los tres niveles, de hecho, algunos aún la siguen utilizando.

Es molesto escuchar en todas partes un “por qué no”, lo ideal sería escuchar un “como sí”; y sin embargo nos vamos por la fácil, a la mayoría de la gente se le facilita una excusa en lugar de una obra, la zona de confort los mata en su infinita insuficiencia.

En política, esa filosofía de “dejar hacer, dejar pasar” vivió buenos momentos a nivel federal con un ex presidente que se hizo célebre con su frase del “¿y yo porqué?”, su inacción en cierta forma contribuyó a que algunos problemas tomaran las dimensiones que ahora tienen por haber desperdiciado la oportunidad de actuar a tiempo, tal vez en un exceso de confianza pensó que las cosas se iban a corregir solas, por el simple transcurso del tiempo.

Otro más, el añejísimo conflicto magisterial, que en lugar de encontrar una salida “a tiempo”, solamente se le fueron dando calmantes o “mejoralitos” como decíamos los de mi generación. El monstruo creció y ahora las decisiones tardías tienen a las Autoridades entre la espada y la pared; lo cierto es que cualquier decisión que se tome respecto a los Maestros, el Gobierno Federal y Estatal van a salir raspado.

Las cosas están que arden, en muchas entidades federativas la gente sigue igual de intensa, incluso más que antes de las elecciones del 2018. Por ello, se necesita actuar y no dejar las cosas para mañana, las cosas no se resuelven solas, la inacción con el tiempo solo las complica, por eso hoy les digo a todos aquellos que se dedican de tiempo completo a la política: pongan sus barbas a remojar y ya pónganse a trabajar, aunque sea para recuperar a los militantes que se les han ido por la ineficiencia de su trabajo.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.