Perfumes

PEDAZOS DE VIDA

Flores de Azahar
Una lágrima rodó sobre sus mejillas, y preguntó: ¿Con estas gotitas es suficiente?, el olor a la esencia de azahares penetró en su nariz y no pudo evitar que el hilo aromático se introdujera hasta la recuerdoteca en su memoria; ahí estaba la abuela recién bañada, fresca y oliendo a esa loción que de niña nunca le había gustado.

Esa tarde mientras cocinaba pan de muerto, recordaba a la abuela, no sólo por la fecha en México, sino por la fragancia que su amigo le ponía al pan. Y ahí estuvo la abuela, en los olores que la hicieron renacer, y en las lágrimas que provocan la ausencia.

Chocolate
Para que no hubiera falla, se echó el perfume por todas partes, siguiendo lo dictado por los tres supuestos: “por si me abraza, por si me besa, por si se pasa…”. Se echó perfume de ese que anunciaban en la televisión por el perfecto aroma a chocolate, ese que haría que cualquier mujer quisiera comerse al hombre portador de la fragancia.

Y el aroma era tan perfecto, que apenas se bajó del carro tocó a la puerta de la casa de su novia, esta abrió, lo hizo pasar, se le fue encima, comenzó con beso, luego con mordidas, y al final el  aroma a chocolate fue tan perturbador que cuando ella regresó en sí, él estaba muerto y su cuerpo seguía desangrándose en el piso…

Pétalos de rosa
Hasta parece que fue ayer, cuando el intento de seducción era con una de esas flores con corola de tela y tallo de alambre cubierto de plástico verde, esas rosas que se vendían en los cruceros y se ofertaban en las tiendas de regalos cubiertas con una bolsita de celofán, esas flores que no tenían olor pero que los vendedores perfumaban para hacerlas más reales, flores que no se marchitaban, que como las reales tenían una fragancia efímera, flores que se entregaban con el corazón y la intención de que tuvieran una duración mucho mayor a las naturales, foco de contaminación, así como todo: o se tienen espinas o contaminan, así la vida, así el amor.