Home Nuestra Palabra Miguel Rosales Incredulidad, psicosis, desesperación, confusión, y sospechosismo…

Incredulidad, psicosis, desesperación, confusión, y sospechosismo…

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PIDO LA PALABRA
Necesitamos soluciones prontas y puntuales, y no solo “lo antes posible”, qué es ambiguo

De todo ha habido esta infausta semana, nuestros sentimientos y nuestra conducta pasa en algunos casos de la acción a la omisión, del exceso al defecto, de la incredulidad a la psicosis; el panorama en las gasolineras es casi caótico; algunos se preocupan, otros se ocupan, otros más están a la defensa de su lugar, pero la mayoría con cara de zombis por las desveladas en las monstruosas filas.

En las calles podemos ver desde las personas que, debido a la escasez de gasolina, han optado por comprar etanol, hasta aquellos que sin el menor recato se meten a la brava en las filas, provocando peleas premonitorias de un futuro que está a la vuelta de la esquina.

Con una cascada de declaraciones que, pese a la aún esperanza de creer, nos llena de incredulidad; lo que puede resultar de iguales o peores consecuencias que el virus de la corrupción que hoy se está enfrentando, pues, aunque a algunos les da pena reconocerlo, esta mezcla de confusión, psicosis, recelo, segregación y sospechosismo, ya está provocando desesperación.

Podemos entender el objetivo que se persigue con el cierre de ductos, e incluso hasta se aplaude, pero lo que no acabo de entender es la forma; no se puede quemar la cobija con el objetivo de matar a la pulga.

Con mis mejores deseos de que la estrategia funcione, pues de otra manera la frustración se acrecentaría, pues de nada habrían servido las larguísimas horas perdidas en las gasolineras, para que la final se diga que no se puede llevar a Juicio a los culpables, o que se les perdona porque hay otras cosas que son más importantes. ¡Esto es importante y alguien debe pagar los platos que se están rompiendo!

Los matices y los intereses son diferentes, pero de no resolverse pronto, el destino nos alcanzará a todos. Pedir paciencia es sencillo, y nuestro orgullo nos dice que debemos seguir la inercia de esa corriente, pero estoy seguro que muy en el fondo de ese orgullo, estamos pensando ya en el transporte para ir a trabajar el día lunes, las vicisitudes cotidianas que se tornarán más complejas ante la deficiente movilidad. Necesitamos soluciones prontas y puntuales, y no solo “lo antes posible”, qué es ambiguo.

La actual Administración Pública ya tendrá tiempo de ajustar cuentas con todos los culpables, pasados y presentes, como habrá tiempo también de valorar la capacidad de reacción en situaciones extremas como en la que nos encontramos; no sigamos quemando la cobija cuando la pulga ya la tienen identificada, bien vale la pena enderezar el camino, pues en algo estoy bien seguro, la ciudadanía no tenemos ninguna culpa de las raterías y la corrupción de otros.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.