Un hombre obcecado dispuesto a todo
• Mantiene su amenaza de declarar una emergencia nacional pero asegura que “no es algo que contemple hacer ahora mismo”
El último contacto a primer nivel entre Trump y líderes demócratas, para alcanzar un acuerdo que permita poner fin al cierre parcial del Gobierno, terminó el miércoles con un portazo del primero.
Un acuerdo que satisfaga a las dos partes, enrocadas en sus posturas, se antoja complicado. Así las cosas, Trump, tal como ha admitido reiteradamente en los últimos días, estudia declarar una emergencia nacional que le permita sortear al Congreso y aprobar él mismo los fondos para levantar el muro con México. Pero la tarde del viernes, el presidente aseguró que “no es algo que contemple hacer ahora mismo”. “No lo voy a hacer tan rápido”, ha advertido.
La Casa Blanca está estudiando la opción de declarar una emergencia nacional, que supondría un uso poco ortodoxo de los poderes excepcionales del presidente, y con toda probabilidad conduciría a una aparatosa batalla constitucional. Sus asesores, temerosos de una probable derrota en los tribunales, exploran también la posibilidad de obtener esos fondos sin declarar una emergencia nacional.
La Constitución, que establece que ningún dinero podrá ser desviado desde el Tesoro si no es con una ley del Congreso, no concede al presidente una autoridad general para emergencias. Pero la legislación del Congreso sí ha garantizado poderes particulares al comandante en jefe para hacer frente a determinadas crisis. Una de esas leyes otorga al secretario de Defensa, una vez el presidente haya declarado una emergencia nacional, el poder de llevar a cabo “proyectos de construcción militar” sin una ley que lo autorice.