Para que combatan su primera crisis de seguridad
• El nuevo presidente de Brasil envía 300 policías a Ceará tras dos días de ataques incendiarios
La inseguridad ha irrumpido con fuerza en la agenda del nuevo presidente de Brasil cuando ni siquiera ha completado una semana en el cargo. La respuesta del ultraderechista Jair Bolsonaro a dos días de ataques con cócteles molotov en el Estado de Ceará ha sido doble este viernes: desplegar 300 agentes de la policía militarizada en este estado de la costa noreste y apremiar en un tuit a los diputados y los jueces a que respalden la ley con la que pretende dar impunidad a los policías que maten delincuentes en acto de servicio para reducir las altas tasas de criminalidad.
Los despliegues policiales como el ordenado el viernes son frecuentes en Brasil, pero los últimos incidentes violentos en Ceará —con unos 40 ataques incendiarios en dos días contra autobuses, edificios públicos y autobuses— son un recordatorio al nuevo presidente de lo urgente que es para la ciudadanía una mejora drástica de la seguridad.
Es, con la corrupción, el tema que más frecuentemente mencionan los votantes del militar retirado cuando se les pregunta cuál debe ser el primer asunto sobre su mesa en Planalto.
Bolsonaro ha insistido desde que es presidente en sus promesas de flexibilizar la compra y posesión de armas por parte de la ciudadanía –pretende aprobar un decreto ya en enero—para combatir el crimen. Pero a su juicio eso no bastaría. “Sin garantías necesarias para que los agentes de seguridad pública actúen en favor del ciudadano de bien, la reducción de los delitos no ocurrirá a la velocidad a la que los brasileños exigen.