Salarios de magistrados pulverizan los de sus homólogos en el extranjero

NÚMEROS CLAROS

    •    Indudablemente, entre quienes crecieron en medio de los privilegios y han tenido todo, los que no conocen otra cosa que trabajar en altos puestos, gracias a las relaciones familiares acuñadas durante años, hoy manifiestan su rechazo a reducir sus salarios por debajo del sueldo del presidente, de apenas 107 mil pesos al mes

 

Definitivamente, los magistrados de la Corte en México suponen que viven en un país desarrollado. Con sueldos que fluctúan entre más de 400 mil pesos y casi 600 mil pesos mensuales, los magistrados en nuestro país se “codean” con los magistrados de Inglaterra que ganan alrededor de 410 mil 600 pesos al mes y con los de Suiza que reciben 615 mil 900 pesos mensuales. Mientras que los alemanes ganan 205 mil 300 pesos al mes y los belgas 214 mil 667 pesos mensuales, los franceses apenas reciben 92 mil 385 mil pesos y el sueldo más alto es de 234 mil 209 mil pesos; en tanto que un magistrado canadiense podría estar ganando
Desde hace varios años, en esta columna de Números Claros, he externado mi crítica a los salarios insultantes de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Nunca imaginé que un día llegaría un gobierno con otra visión del mundo y del país, dispuesto a organizar las remuneraciones dentro del gobierno federal. Sin embargo, su postura al respecto, así como la de los legisladores, ha estado duramente cuestionada por los medios, por los partidos políticos de oposición y por los magistrados, los cuales han publicado un  desplegado este lunes 10 de diciembre, para defender su trabajo y sus salarios.
Resulta lamentable que quienes imparten justicia en el país se abstienen en no reducir sus salarios y se aferren a los puestos públicos como si fueren de su propiedad. Indudablemente, entre quienes crecieron en medio de los privilegios y han tenido todo, los que no conocen otra cosa que trabajar en altos puestos, gracias a las relaciones familiares acuñadas durante años, hoy manifiestan su rechazo a reducir sus salarios por debajo del sueldo del presidente, de apenas 107 mil pesos al mes.
No obstante, la ley y las leyes en nuestro país no pueden estar subordinadas a los intereses de una minoría. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado que no puede haber nada ni nadie por encima de la ley, haciendo un llamado a todos los ciudadanos para establecer, por vez primera, un Estado de derecho; para construir un país sobre leyes justas que midan a todos por igual; sin importar sus creencias religiosas e ideologías.
Este es pues el momento de quiebre, el momento esperado por la inmensa mayoría de los mexicanos para ver que el Estado, en representación suya, está dispuesto a hacer prevalecer las leyes sobre los intereses particulares, a hacer justicia para todos y a utilizar los recursos financieros del Estado para impulsar el crecimiento económico y el desarrollo social.
Nada será fácil para el presidente y sus legisladores, ni para su gabinete. La oposición al cambio, la oposición a su gobierno, hará cuanto pueda para obstruirlo y para exhibirlo frente a la opinión pública nacional e internacional. Este es pues el momento en que el nuevo gobierno deberá mostrar de qué está hecho y para qué le sirve el respaldo popular obtenido en pasado 1 de julio, ratificado en el Zócalo de la ciudad de México el día de su toma de posesión.

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