EL CAMPO BRAVO DE AJACUBA

#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
    •    En la “La Colmena” los herederos de Don Emilio Morales, preservan la crianza del toro de lidia iniciada por Don Isaac y Don Cecilio Morales Paulin.


Estimado Amigos saludándolos, con el gusto de siempre, a través de Plaza Juárez. El término “encaste” es utilizado cotidianamente por los ganaderos de bravo, para referirse al origen genético de sus vacadas, pero además, “encaste”, se refiere también al mejoramiento genético de la raza mediante el cruzamiento entre ejemplares seleccionados por su cualidades, tanto fenotípicas (de tipo, estampa) como genotípicas (características de origen genético que definen el comportamiento y la actitud de los toros de lidia, y que han hecho subsistir la bravura, elemento genético fundamental, en el toro de lidia).
Por otra parte cuando se habla de la casta de un toro, nos referimos al conjunto de esas características físicas (fenotípicas) y psíquicas (genotípicas), que definen su aspecto y su comportamiento.
Con el encaste, como ya se dijo, se busca preservar y mejorar las cualidades de la casta de origen de los hatos de ganado de lidia, que se sabe fueron cinco, preservándose en la actualidad la Casta Vistahermosa que es la más extendida y de donde proceden la mayoría de los encastes.
Como es sabido la inmensa mayoría de las ganaderías de lidia Mexicanas tiene su origen en la Casta Vistahermosa que surge en el año 1770, cuando Don Pedro Luis de Ulloa, Conde de Vistahermosa, compra la ganadería de los Hermanos Rivas que pastaba en una finca situada en la localidad de Dos Hermanas, Sevilla, España, a través de una selección muy rigurosa, el Conde de Vistahermosa consiguió buenos resultados, creando y criando un toro de constitución robusta, cabeza pequeña y recogida, de cola y extremidades finas, talla mediana, armónico y de buen trapío, en los que predominan los pelajes negros, cárdenos, colorados y castaños.
La trascendencia de la Casta Villahermosa radica en que los astados de este origen han sido los más aptos para el toreo moderno, siendo por mucho el toro bravo mexicano el que mejor se presta para realizar el toreo de arte, templado, de muchos pases y con la emoción de la bravura, que encuentra su principal referente en el Encaste Saltillo, cuya sangre se dispersó en nuestro país vía San Mateo de Don Antonio Llaguno González.
De todo lo anterior hemos estado conversando con Don Sergio Morales Villón, otro de los importantes criadores de toros de lidia en Ajacuba, tradición que se remonta a fines de los años cincuenta y principios de los sesenta, misma que iniciaran su señor padre Isaac y su tío Cecilio Morales Paulín a quien se debe la llegada del Encaste Llaguno a Ajacuba, vía “Juan Aguirre”.
Como lo hemos comentado fue precisamente el picador Juan Aguirre García “Concejo Chico”, quien cuando decide hacerse ganadero de bravo renta terrenos que integraron la antigua Hacienda de Tenguedó, en Ajacuba, a los hermanos Isaac y Cecilio Morales Paulin, sin embargo la falta de agua en esas tierras hizo que “Conejo Chico” decidiera trasladar su ganadería a Tepeji del Río, dejando en manos de Don Isaac Morales una punta de diez vacas y un semental de vacada, pie de simiente con lo que se fue depurando la ganadería de los Morales.
En el año de 1984 fallece Don Isaac Morales, y el ganado se reparte entre sus hijos Guillermo, José Luis (quien probó suerte como novillero) y Emilio Morales Becerra, que continúan, con altibajos la crianza del toro bravo. Al paso del tiempo Guillermo y José Luis se van deshaciendo de su ganado, por su parte Emilio lo conserva y busca mejorar su hato buscando siempre conservar el Encaste Llaguno,
Desgraciadamente en el año de 1990 fallece Don Emilio, quien procreó siete hijos; Alberto, Jesús, Elisandro, Alfredo, Sergio, German Oswaldo y Tomas Hiram, decidiendo estos continuar con la ganadería sin dividirla, quedando al frente de la misma Sergio y Alfredo, quienes cuentan con el apoyo de todos sus hermanos, por lo que a base de sacrificios, pero con mucha afición y amor por el toro bravo, han acrecentado el número de vientres, contando en la actualidad con ochenta vacas y dos sementales, así como cuarenta machos entre erales y novillos.
Actualmente los astados de los Hermanos Morales se lidian con la denominación de “La Colmena” y pastan en terrenos de la Ex Hacienda Tenguedó, ahí en donde Juan Aguirre García “Conejo Chico” fundo la dehesa que más tarde sería referente, en manos de José Chafic Hamdan, del Encaste Saltillo, llevando incluso a tierras peninsulares sangre del Saltillo Mexicano, en un interesante intercambio de refresco genético.
En Ajacuba, Sergio Morales Villón, con el apoyo de sus hermanos continúa, apasionado, la crianza del toro bravo en este rincón hidalguense.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.

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