Hoy no habrá árbol de navidad

LA GENTE CUENTA

Antonio miraba el horizonte mientras la temperatura del ambiente comenzaba a disminuir, mientras el sol pintaba el ocaso con sus últimos rayos, dando al cielo una tonalidad rojiza. De pie, en su patio, con un gesto de tristeza en sus ojos.
-¿Qué haces, mi amor? –sale su madre de la casa con un suéter en mano.
-¿Tendremos nuestro arbolito de navidad? –pregunta inocentemente Antonio. La madre no puede evitar una mueca de preocupación.
Las fiestas de navidad, para Antonio, representaban un momento del año en que se reunía la familia entera, donde no hacía otra cosa que abrir regalos y compartir con sus primos ratos de juegos y diversión.
Cada año era lo de siempre: romper piñatas, beber ponche, encender luces de bengala a la luz de la luna, todos abrigados con suéteres y chamarras acogedoras, mientras esperaban la oportunidad de saborear un plato de pavo horneado, un poco de ensalada de manzana y pasta recién elaborada.
Antonio lo recordaba bien: afuera de su casa estaba adornado con luces brillantes de colores que parpadeaban de forma armónica, con algunas figuras propias de la temporada, y dentro, en la sala, un elegante árbol con esferas iluminadas con luces blancas, moños, bastones y una estrella como corona, complementaba el panorama.
-Mami, ¿vamos a tener nuestro arbolito? –insistió Antonio.
La mujer también recordaba con cierta nostalgia esos días de unión y armonía, cuando el padre de Antonio tenía un trabajo estable y bien pagado, pero dice el dicho que las cosas no son para siempre, y el señor fue despedido por un ligero problema con el alcohol y su afición a las mujeres, quienes terminaron desapegándolo de su familia.
Ni pensar también en que Mauricio, su hermano, precisamente en una navidad, decidió conducir cuando su estado etílico no se lo permitía, que terminó impactado en un camellón de una de las avenidas de la ciudad. Ni pensar que el día terminó con una discusión grupal sobre el hecho, y los años posteriores jamás fueron los mismos.
-Ay, mi vida –resopló la madre-. Hoy no habrá arbolito. Quizá cuando tengamos más dinero.

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