Los otros números rojos de Venezuela

    •    La crisis ha llevado a crear servicios de apoyo para sobrellevar los casos de depresión y un desánimo más generalizado


En poco más de una década se esfumó el alto índice de bienestar que atribuía Gallup a los venezolanos. Venezuela solía estar entre los países más felices. En 2006, el 59% de la población consideraba que su situación era pujante, el porcentaje más alto en América Latina. Solo el 4% señalaba que estaba en condición de sufrimiento. Una década después los porcentajes se revirtieron: los pujantes bajaron al 13% y los que sufrían pasaron al 28%
El teléfono suena cinco veces. Dos de las llamadas se caen. En la línea de atención psicológica deben lidiar con la inestabilidad de las redes de telecomunicación. “Era una señora pidiendo ayuda para un hijo con trastorno bipolar y otro depresivo”, explica Jenny Lozada, una de las operadoras en el servicio que hace un año habilitó la Federación de Psicólogos de Venezuela. Junto con Psicólogos Sin Fronteras, trabaja para solventar el problema.
La tristeza y la depresión son otros de los números rojos de Venezuela. Gisela Galeno coordina el servicio de ayuda telefónica que pretende dar primeros auxilios psicológicos a una población en duelo. “Se viven muchos duelos a la vez, el de la gente que muere y también la pérdida económica, la pérdida de la salud, del empleo, de calidad de vida, de los espacios para la recreación y encuentro, de los afectos por la gente que emigra. Por ello nos enfocamos en tratar los duelos no resueltos que, cuando se acumulan, pueden desembocar en una depresión”.
“Lo ideal sería recibir apoyo para poder extender la atención al fin de semana completo, que es cuando ocurren la mayoría de las crisis”.
El estado de ánimo del venezolano tiene un origen político
En un año de trabajo tienen un panorama de lo que aqueja al venezolano: el 41% de las llamadas son de personas con trastornos de ansiedad, el 23% por conflictos familiares, el 22% por conflictos de pareja, el 5,5% por duelo migratorio. En el 67% de los contactos con quienes llaman al servicio, los psicólogos deben hacer lo que llaman “una intervención”: estabilizar a la persona, una tarea que puede tomar hasta una hora de conversación telefónica y orientarla al algún servicio de ayuda presencial cercano y acorde a su posibilidad monetaria.

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