USA: Uso de la fuerza frente a los emigrantes centroamericanos

NÚMEROS CLAROS
El presiente Donald Trump ha elegido usar la fuerza para detener la caravana de emigrantes hondureños a su país

No es la primera caravana de migrantes que atraviesa México, pero sí la más mediática. Durante los últimos 17 años de este Siglo XXI, la “Bestia” ha sido el medio de transporte de miles de centroamericanos, los cuales se han trasportado desde Ciudad Hidalgo, en Chiapas, hasta la frontera norte de nuestro país; incluso ha habido caravanas de madres centroamericanas, que han marchado hasta los Estados Unidos en busca de sus hijos.

En esta ocasión, la llegada del presidente Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos y las negociaciones comerciales acordadas con México, dentro de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), han hecho que el gobierno de México mostrara cierto rechazo inicial a la entrada de los centroamericanos, para después ceder y facilitar su paso, incluso ofrecerles trabajo y la residencia.

Ahora, en medio del rechazo de una parte de mexicanos y su defensa por otro, los migrantes centroamericanos, poco a poco, se concentran en la frontera sur de los Estados Unidos, como si esperaran entrar en un acto de fuerza a territorio estadounidense y enfrentar a su ejército, el cual ha sellado la frontera. Mientras que, en el Congreso estadounidense, un informe presentado por el Pentágono cuestiona el despliegue de los soldados en la frontera con México.

El presiente Donald Trump ha elegido usar la fuerza para detener la caravana de migrantes hondureños a su país. El presidente Trump inició un desplegando de 5 mil 200 soldados en activo en la frontera sur de los Estados Unidos y ahora hay 5 mil 900 hombres; más 2 mil 100 soldados de la guardia nacional.

El informe presentado al Congreso de los Estados Unidos este martes pasado por el Pentágono, según “Associated Press”, ese despliegue de fuerza para sellar la frontera sur de los Estados Unidos costará más de 210 millones de dólares, siempre y cuando termine el 15 de diciembre próximo. Sólo es despliegue de tropas del ejército estadounidense costará 72 millones de dólares, según la fuente; mientras que la guardia nacional absorbería 138 millones; pero al final, los costos de esa operación dependerán del tiempo y el tamaño de las fuerzas que termine desplegando el gobierno estadounidense en su frontera sur.

Con un Congreso dividido, donde la Cámara de Representantes es controlada por los demócratas y la del senado por los republicanos, la polarización de las visiones sobre la seguridad nacional y la política migratoria, sin duda, será un terreno agrio de batalla y un punto de quiebre para las aspiraciones reeleccionistas del presidente Donald Trump. A fines de octubre, la oposición demócrata ya había denunciado una desviación de recursos y de las tareas del ejército con fines políticos.

Lo cierto de esta “crisis de migrantes” centroamericanos es que está polarizando a la sociedad mexicana y estadounidense. Manifestaciones en contra y a favor de los migrantes se están viendo en los dos países, olvidando que los Estados Unidos se construyó con colonizadores que aplastaron a los pobladores originarios, dos de cuyos representantes han entrado apenas a la Cámara de Representantes en las elecciones pasadas, después de años de desprecio y dominación; a la vez, los mexicanos han olvidado que millones de compatriotas han tenido que emigrar ilegalmente a los Estados Unidos por falta de oportunidades en nuestro país. De aquí que, encontrar una solución negociada a esta crisis migratoria, puede ser la mejor solución frente al uso de la fuerza.

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