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Sin rastro

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LA GENTE CUENTA

Mateo ya lleva más de un día desaparecido. Sonia, su hermana, escribía esto en sus redes sociales, quizás con el alma rota e impotente de no saber la localización de su hermano. Su familia, amigos, conocidos, todos trataban de ubicar su paradero, ante el pensamiento de que algo peor pudiese pasarle.
    El chico era uno de los más alegres y entusiastas del fraccionamiento, quizá uno de los pocos jóvenes que no dependían por completo de la revolución tecnológica que representan los teléfonos inteligentes; buen estudiante, buen amigo, buen hermano y buen hijo, en pocas palabras, era buena persona y muy inteligente.
    Una tarde tuve la oportunidad de platicar con Sonia, con el propósito de ayudarla a encontrar a su hermano lo más pronto posible y evitar cualquier escenario adverso para su familia, así que la cité en un café cercano a la plaza principal, una tarde después de una lluvia torrencial.
-¿Cómo vas en la carrera? –trate de iniciar un poco la conversación antes de pasar a materia.
    -Sonia trataba de aclimatar sus manos, aunque una sombra de tristeza atravesaba sus ojos.
    -Bien, gracias –respondió finalmente-. Acabo de pasar los exámenes semestrales.
    -¿Tu familia ya dio aviso a las autoridades sobre Mateo?
    Sonia parece que no tiene el mayor ánimo de hablar sobre su hermano desaparecido, pero comprende que es necesario, sino que también esencial.
    -Ya. Fuimos al Ministerio Público a levantar un acta. Quizá lo pongan en cualquier momento en la Alerta Amber.
    El mesero trae dos tazas humeantes de café, acompañados de unas piezas de pan recién horneado.
    -¿Has revisado su actividad en las redes sociales? ¿Has notado algún tipo de comportamiento sospechoso?
    -Sonia niega con la cabeza.
    -Mínimo tienes las contraseñas de sus perfiles, ¿no? –vuelvo a incidir.
    En ese momento, a Sonia se le ilumina el rostro por un momento, y me pide mi celular para acceder a su cuenta. Con movimientos rápidos busca a través de la pantalla.
    -Pero, que idiota soy…
    -¿Qué sucede? –muestro sorpresa ante su respuesta.
    Sonia me regresa el dispositivo, en la pantalla hay una conversación con una persona desconocida, pero la última línea decía: “tu siguiente paso para tu iniciación: debes desaparecer por 48 horas. Debes fingir que te secuestraron”.