LAGUNA DE VOCES

* Olvidar para vivir

Hay un oficio para el que no podemos rehusarnos. Es el olvido. Si no tuviéramos la capacidad de nunca volver a recordar años enteros de nuestras existencias, difícilmente podríamos enfrentar el presente. Y no se trata de los espacios en que la tristeza, el abandono o la ofensa nos hicieron presa, porque al final de cuentas solo tienen la capacidad de marcar una franja diminuta. Se trata de olvidarnos de lo que fuimos digamos los últimos diez años, tal vez los veinte, o los treinta, o de plano toda la existencia que sumamos a la fecha.
    Quien tiene la capacidad de olvidar puede mirar con renovada energía y gusto lo que viene.
    En un afán absurdo que persigue a todos los que de niños fueron felices en la época navideña, se dedica toda la energía a construir el escenario en que se juntaron tantos elementos, desde el frío, el aire que corría vertiginoso junto al parque, el olor de buñuelos preparados por tía Fortunata, el aljibe que solito movía el agua. Tantos que sumados pareciera el infinito.
    Y por supuesto la empresa fracasa año con año, con todo y la pasión que se pone para que los hijos, la nieta, sepan el porqué al abuelo le agarra la manía de poner villancico apenas pasado el grito de Independencia.
    Pero no funciona. La memoriosa memoria olvida algo vital, fundamental que hizo de tres o cuatro Nochebuenas la prueba absoluta de que la felicidad podía existir.
    Hasta que con el tiempo y el olvido, descubrimos que era eso efectivamente, la falta de recuerdos, lo que hacía tan memorable los viajes al pueblo en diciembre.
    No había antecedente alguno de felicidad y por eso resultabas tan efectiva, tan natural ser feliz en la casa de mi tía, en la tienda donde despachaban en cucuruchos de papel estraza, donde había una balanza con pesas de cobre.
    Por eso no podemos, no debemos rehusarnos a olvidar, a no saber nada o muy poco de lo que pasaba en lo que los hijos dicen “nuestros tiempos”. No pasaba nada igual que ahora, porque la guerra es la de siempre, igual que la injusticia, los políticos leguleyos y corruptos, los muertos sin haber vivido.
    Borradas las dos o tres décadas es un alivio poder pensar que este diciembre será el mejor de nuestras vidas, porque es el único tal vez, ¿quién asegura que el otro estaremos aquí? Dirá el plagoso pesimista, ¡claro que estaremos! Arremeterá el también plagoso optimista.
    Olvidaremos y todo será nuevo, igual el amor, igual el odio, y aquí sí, contrario al refrán, bajo el sol será un gusto descubrir lo que nunca antes se había visto ni sentido.
    Por alguna razón entonces, que está claro ya olvidé, la época de navidad quiero suponer que es hermosa como ninguna, melancólica hasta el delirio, invitadora al recuerdo siempre. Por eso  hay que estar listos para no caer en ese que es su mayor defecto.
    Será pues asunto de mirar, paladear el ponche con o sin piquete, gozar simplemente y si en ese gozar se sufre al otro día la temible venganza de los que amanecen no crudos sino cocidos, deberá ser una sola la exclamación, “¡bendita cruda que nunca había conocido!”.
    Tendrá que ser por lo citado, de aquí para adelante, guía del camino no la experiencia, que ya dije está vedada; menos el recuerdo, que ya dije, está olvidado. Solo la primigenia y absoluta voluntad del que lee un libro y lo regala o lo olvida en cualquier mesa de café.
    No hay lector más cierto que el que simplemente lee y transcurridas unas horas, un día tal vez, no recuerda absolutamente nada de lo que leyó. No por cabeza dura, sí porque pasada la vida, siempre se descubre que el gozo de esa lectura fue porque no quedó nada, absolutamente nada en la memoria, como no sea el sabor único de que se pudo gozar el instante desaparecido.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
twitter: @JavierEPeralta

CITA:

No había antecedente alguno de felicidad y por eso resultabas tan efectiva, tan natural ser feliz en la casa de mi tía, en la tienda donde despachaban en cucuruchos de papel estraza, donde había una balanza con pesas de cobre.

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