PULSO DEL MEZQUITAL

¡Que regresen las entradas!

Dios actúa de maneras misteriosas y unos de esos tantos misterios fueron develados. Obvio el de AMLOBB es uno de esos, de que el que persevera alcanza, pues en vez de irse a su rancho a descansar, siguió como cuchillito de palo hasta conseguir que 30 millones de chairiza le dieran el triunfo; pero me refiero al Cruz Azul, cuyos aficionados ya no recordaban cómo celebrar un triunfo, pues después de tantos años, el equipo superó a cualquier alcohólico en recuperación, en el asunto de no levantar una copa.

Y de tanta política ficción a la que estamos acostumbrados, nadie notó que se colaba una cantante de verdad como candidata de Morena en Hidalgo, cuyos gustos son cuestionables, confundiendo al pleno del Congreso Local en un ruedo para echarse sus gorgoritos, a cuyo canto sólo le faltó el chacal de Don Francisco para gritarle, “¡fuera, fuera, fuera!”.

Resulta, que la diputada Corina Martínez, subió a la tribuna para recordar sus huevitos con chile verde, allá cuando Chabelo y Pepito se rifaban el físico contra los monstruos, o sea, allá por su infancia. Y ya encarrerada, después de recordar su pasado infantil y la ofrenda de muertos que se acostumbraba en su hogar, se echó el alabado, una rolita cristiana que dejó a más de uno con la ceja levantada, no solo por pasarse deveras, sino porque no estaba exactamente entonada, colocándose rápidamente en el pitorreo de las redes sociales.

Como siempre sucede, los resentidos sociales, esos inadaptados que ningún chile les embona, que simplemente no toleran el éxito ajeno, cuestionaron el folclórico sentido de humor y de pertenencia de la diputada, que en más de una ocasión ha sido motivo de penita ajena no solo de sus compañeros legisladores, sino de los hidalguenses, pues la nota se dio a conocer en el infinito y más allá. Pero si alguien nació para ser diputada y política es ella, desde niña lo traía en la sangre, un modus vivendi que sin querer queriendo lo relató desde la tribuna, tal vez pasó desapercibido para el grueso de este público expectante que solo está atento a ver quién cae o resbala, pero para eso estamos nosotros.

Según la diputada, siendo ella una inocente criatura, aprovechaba el descuido de los adultos y obviamente de las ánimas, para robarse los dulces de la ofrenda, con todo y los riesgos que eso implica, porque en una de esas le caía el clásico chanclazo de su jefecita o un “estate quieta muchacha tentona” del finado. Si le digo, lo bien aprendido nunca se olvida, el talento existe, lo único que falta es apoyarlo.

Otra que igual lleva estos usos y costumbres a los espacios legislativos, no hablo de cuestiones culturales, sino del ridículo, es la hidalguense, Xóchitl Gálvez, quien fue duramente cuestionada por folclórica y no por su forma de vestir sino de hablar. Resulta que, para honrar a los muertos, se hizo presente en el Senado de la República disfrazada con un maquillaje de Kung Fu Panda, ella dijo que de Catrina, pero a nosotros no nos engaña, para después decir ante los medios de comunicación, que “ya nos cargó la chingada”, con aquello de la cancelación de la construcción del Aeropuerto de la Ciudad de México, que le valieron el doble de los reclamos e insultos de los chairos de a pie, por tres razones, ser del PRIAN, fifí y por cuestionar a AMLOBB.

 

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