Las causas y las razones… ¡por eso!

PIDO LA PALABRA
Cómo no desconfiar de los estimadisimos representantes populares cuando su mejor herramienta de trabajo es la manipulación, el chantaje y la mentira

Hace algunos días alguien me preguntaba las razones por las que solía ser notoriamente vehemente en mis comentarios hacia la clase política, me argumentaba que nuestros representantes siempre atraviesan por una serie de presiones que en ocasiones los hace tomar decisiones que pudiesen interpretarse como equivocadas, pero que en la mayoría de las veces nosotros no conocemos el verdadero fondo del asunto que los orilló a actuar en determinado sentido.

En lo personal, no me cabe la menor duda que en el ámbito en el que nos desenvolvemos habemos de todo; y así como podemos citar la presencia de políticos de buena fe, mismos que en el sano ejercicio de las funciones encomendadas no dudan en poner su mejor esfuerzo al servicio de sus representados, ellos, son gente proba, vertical en sus principios y seguros de sus convicciones.

El único problema en el rubro de éste espécimen raro llamado “políticos honestos” es que están en un verdadero peligro de extinción, y las nuevas generaciones sólo los conocerán como pieza de museo, tal cual hoy vemos a los dinosaurios que alguna vez habitaron la tierra.

Y como prueba, solo pido al lector que a manera de ejercicio mental, mencione cuando menos a dos políticos de cada uno de los tres niveles de gobierno que merezcan ser ubicados en el podium de ganadores sin tacha alguna; sin mayor preámbulo, estoy seguro que en ello les llevará un buen tiempo por la dificultad de tener a ejemplares dignos de colocarse en esa palestra, y nos daremos cuenta que más bien en su mayoría quisiéramos verlos en la rejilla de prácticas pero del lado interno de dicha reja.

De ninguna manera me considero ser el único que tiene esta opinión sobre quienes hoy tienen la oportunidad de representarnos, oportunidad que espero no la desperdicien cuidando miserablemente las espaldas a quienes no se lo merecen, pues estos últimos son y se saben aves de paso y por esa razón muchos de ellos traerán como consigna el “ábrete Sésamo” a flor de piel.

Cómo no desconfiar de los estimadisimos representantes populares -incluyendo a líderes sindicales- cuando su mejor herramienta de trabajo es la manipulación, el chantaje y la mentira; cómo volver a creer en la palabra de quienes tienen la obligación de privilegiar los compromisos creados y después olímpicamente se hacen como si estos no existieran.

Hoy los Partidos Políticos y sus respectivas bancadas en el Congreso se encuentran en una extraordinaria oportunidad de recuperar esa confianza, y lo pueden hacer de manera sencilla: cumpliendo lo que prometieron, anteponer los intereses colectivos a los intereses particulares de grupos o de una persona.

Cubrirle la espalda a los “bad hombres” y darles la espalda a los compromisos de campaña, como el de no solapar actos ilícitos, es una forma de empezar a alejarse de quienes confiados les dieron la potestad de representar a las mayorías.

Todo esto es solo una microscópica parte de las alarmantes causas que día a día suceden, y creo que, quien no sea sensible a nuestra realidad es porque seguramente es un cómplice consciente de este criminal estado de cosas.

Por eso, si alguien me pregunta nuevamente ¿Por qué?, la respuesta es ¡Por eso¡.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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