¡Hidalgo… chingue su… el que deje algo!

RELATO DE VIDA

    •    ¡Ayuda, por favor, ayuda! –  gritaban varios jóvenes al unísono, solicitando el apoyo de alguna persona. 

Algunas personas pasaban por el lugar, sin embargo no prestaban apoyo al joven que se encontraba tirado sobre la banqueta rodeado por amigos que mostraban desconcierto y desesperación.
    •    Por favor, alguien que nos ayude – Continuaban vociferando los hombres y mujeres que protegían el cuerpo inerte tumbado sobre el suelo.

Después de varios gritos, elementos policiacos se acercaron al lugar, al ver al chico tirado, por protocolo buscaron alejar a los mirones, mientras otro más tomaba signos vitales y preguntaba lo que había pasado. En tanto el grupo intentaba recrear la situación.
    •    Estábamos en una de los bares instalados en la feria tomando unas cervezas, platicando, bailando y cantando – respondió uno de los acompañantes – Todo iba bien, después hicimos honor al famoso Hidalgo, y comenzaron las cruzadas, y el castigo era tomarse un shot de tequila, seguido de un movimiento de cabeza para lograr marearlo.

Al escuchar lo anterior, el oficial volteó a ver a los chicos y movió la cabeza en señal de desaprobación, y después la pregunta, de lo que había sucedido después.
    •    Le tocaron varios castigos seguidos, pero seguían bien, claro ya tenía torpe la lengua al hablar, y se tambaleaba, pero lo veíamos contento, y pues seguimos con la dinámica. Pero después de dos más, se fue de lado, chocó contra el tubo que sostiene la carpa del lugar, perdió el equilibrio y cayó al piso, golpeándose la cabeza, no pudo ni meter las manos.

    •    Después comenzó a convulsionarse y a salir mucha espuma blanca de su boca, hasta que dejó de moverse – completo otro de los jóvenes presentes.

Terminado el relato, el policía que atendía al chico tirado en el suelo, pidió a otro policía acercarse a él; después de susurrarle al oído, el elemento citó algunas claves por su radio, y en cerca de 10 minutos, un grupo numeroso de oficiales llegó al lugar, sacaron citas para acordonar el área, en tanto que tendían sobre el joven una sábana blanca; momento en el que los amigos soltaron el llanto y se abrazaban.
    •    Lamentablemente, no tiene signos vitales, sufrió una congestión alcohólica – dijo el oficial que había prestado ayuda.

Mientras que los mirones que habían estado desde el principio, y escucharon lo que pasó, susurraban.
    •    Chamacos pendejos… ¿chingue su madre el que deje algo?…


Related posts