La burla no perdona

LA GENTE CUENTA

-¿Ya vio, don Evaristo?
    Don Julián, sentado de piernas cruzadas, con un semblante muy serio y en sus manos sostenía un periódico que ojeaba, miraba con fiereza las hojas, como si mirara a alguien, cuyo agravio fuera imperdonable.
    -¿Qué pasó, compadre? –respondió Evaristo. No me diga que ya los chivos se le salieron del corral.
    -No, compadre, no sea menso. Vea lo que están publicando los periódicos
    Le pasa las hojas a su interlocutor para que echara un vistazo a la nota. En efecto, tenía la foto de un conocido político, sonriente, burlón. Y en la cabeza principal rezaba: “pobladores otorgan perdón a político por el robo de borregos”. Lanza una mirada de incredulidad a Julián.
    -¿Es en serio, don Julián? –respondió finalmente -.
    -Así como lo ve, así fue cierto.
    Evaristo lanza una carcajada burlona.
    -No es posible que, si ven como nos tratan los políticos, ahora resulta que nosotros somos los que tenemos de personar a ellos. Bonita chingadera.
    -Para que vea –se suma a la burla Julián-, no conforme que nos roban el dinero del pueblo, ahora también se roban los borregos, quesque para la fiesta de este político, porque se le antojó barbacoa.
    -Pero, si los del rancho de junto lo denunciaron por eso, ¿por qué ahora lo perdonan?
    -Quién sabe, compadre –intenta Julián buscar un motivo válido-. Sabe que ese cabrón es una influencia en todo el pueblo, seguro les dio una lana o los mandó a amenazar.
    -¿Usté cree, compadre? –dudó por un instante Evaristo.
    -Me canso, ganso.
    -Bueno, supongo que si el señor les dio una buena lana, pos cubre los borregos que robo. Pero si los mandó a amenazar… -Evaristo pone cara de susto-. N’ombre, no me lo quiero imaginar.
    -Pos si, tiene razón, compadre –empatiza Julián-. Pero supongo que los del rancho van a ser el hazmereir del pueblo. Imagínate, primero lo denuncian, y después salen con su “dice mi mamá que siempre no”.
    -No, pos ni hablar –dijo Evaristo- Pero recuerde lo que dice la abuela Cleta: ni la burla perdona. Por gente como esa, por eso estamos como estamos.

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