Un Infierno Bonito

DEJÓ A SU VIEJA SIN CABEZA
Dicen que su viejo se la mochó de un machetazo. La señora era originaria de Huejutla  de los Reyes, Hidalgo, pero se fueron a radicar a la ciudad de Zapopan, Jalisco, y como en todas partes hay leyendas del Hombre Sin Cabeza, a lo mejor este güey fue a ese lugar para que hagan una de la mujer, quien fue encontrada el pasado 28 de diciembre, en el cruce de avenida Volcán Quinceo y calle Puerto Príncipe, en ese estado.

La muerta fue reconocida como Blanca Martínez, de 25 años, con domicilio en la colonia Lomas de Primavera, y se sabe que se fue a vivir hace unos años con su viejo borracho, abandonando la Sierra Hidalguense. El personal de la Procuraduría de Justicia de Jalisco informó que el sospechoso número uno es su marido, quien muy campante se regresó a Huejutla con sus 3 hijos.
Comentaron los agentes investigadores de aquel lugar, que en la madrugada del martes pasado la Policía Municipal de Zapopan, Jalisco, haciendo su recorrido encontraron 2 bolsas negras que se utilizan para basura, en una de ellas estaba la cabeza y en la otra el cuerpo de una mujer. Se dieron cuenta que el cuerpo de la desconocida no llevaba puestos zapatos.
Lo que se imaginaron es que le dieron mate en otro lugar y la fueron a tirar ahí donde les dije. Se corrió la noticia como reguero de pólvora, en distintas colonias, mientras que la policía la llevó al Semefo. El sábado, muy temprano, se presentó una señora al anfiteatro, de nombre María Mónica Hernández, de 48 años, y muy triste, reconoció el cadáver de su hija. Dijo a las autoridades que hace 10 años su hija se casó con un sujeto de nombre Pedro Escobar, con quien tiene 3 hijos, de 5, 3 y 2 años.
“Pobrecita de mi hija, el hombre la trataba a puros madrazos, como le entraba duro al tequila, ella era la que pagaba el pato. Hasta que hace unos meses ya no aguantó la vara, y me dijo que se iba a separar de él, le dije que mejor se regresara al pueblo, y me contestó que nada más terminaría su trabajo y se retachaba a su patria chica. Después ya no supe nada de ella. Pero el 29 de diciembre, llegó mi yerno acompañado de sus 3 hijos a Huejutla, le pregunté por mi hija, me dijo el infeliz, que lo había abandonado con sus chavitos, y no sabía adónde andaba.
“Yo lo vi medio sospechoso, y mejor me eché una carrera a buscarla a Zapopan, la busqué por todos lados, preguntando por allá y por acá, fui a los hospitales, al no encontrar nada llegué con la policía, que me llevaron a el anfiteatro, donde la reconocí, la habían degollado, estaba muy madreada a golpes, los elementos prepararon su operativo para agarrar al asesino.
“Les dije que estaba en Huejutla, los investigadores pidieron a los agentes de Investigación de Pachuca que les echaran la mano para agarrar a ese infeliz y lo interroguen, se llama Pedro”.
Para la señora es el principal sospechoso que le dio cran a su hija. Les dijeron que ya lo andan siguiendo para echarle el guante y sacarle la sopa, a ver si él se la echó al plato.
LA ACOSABA EN TODO MOMENTO
La mujer estaba hasta la madre, parecía su sombra, no la dejaba en paz, por capricho de que lo había rechazado. Dijo que porque no era su tipo, y además está casada. Evelin Ramos, de 36 años, estaba a punto de explotar en contra de un mendigo con el que sólo tiene relación de negocios.
Dijo la mujer, que ella comercia alimentos en Tulancingo, Hidalgo, y que Wenceslao Asiáin Sánchez, vecino de Santiago Tulantepec, le viene haciendo la vida de cuadritos. Dijo que lo conoció hace como 6 años, por cuestiones de trabajo, incluso su esposo Ventura García Ruiz, también tiene contacto con el susodicho, pero desde hace un tiempo comenzó a tirarle los perros y a enviarle regalos, flores y muñecos de peluche, lo que a ella le cayó como patada de mula en el buche, cuando supo de quién se trataba lo fue a parar en seco.
Le dijo que no pensara mal, que es como un agradecimiento y amistad que le tiene, y  todo quedó en paz; pero después se le acercó para invitarla a pasear, le propuso que lo acompañara a la Unión Americana, donde sale continuamente. Evelyn lo rechazó muy violenta, diciéndole que mejor invitara a su madre. Burlón, le contestó que quería un acostón, al fin de que su marido es puñal y vive con un amigo que le andan correteando las lombrices,
Dijo la mujer que se cansó de decirle que no, pero es terco como una mula. En ocasiones le ha mandado dinero y no quita el dedo del renglón, que quiere que lo acompañe y la pasen muy bien. La señora le dijo que ya no insista porque nunca va a lograr sus propósitos. Y le dan ganas de mentarle la madre o ponerle un cachetadón, por encajoso y atrevido. Enojado el hombre porque no le hace caso, la amenazó que se la va pagar muy caro: le iba a mandar a los ministeriales, argumentado que le debe dinero, para que la encierren en el calabozo.
La mujer comentó a las autoridades que son dos veces que ha cambiado el número de celular y no sabe cómo lo investiga para seguir molestando. Dijo que es justo que le pongan un hasta aquí por acoso sexual, y que él tiene su domicilio en la calle Niños Héroes, de Santiago Tulantepec, es un tipo raro, siempre usa pants, y en ocasiones viste de tacuche.

ASALTAN A UN TAXISTA
Le dieron de puñaladas traperas, para quitarle el coche. A punto de perder la vida se encuentra un taxista, herido de tres cuchilladas, para robarle el automóvil, dejándolo tirado con la cola para arriba en un lote baldío.
Los reportes oficiales dieron a conocer que como a las 2 de la tarde, el personal de rescate fue avisado por teléfono que en el fraccionamiento Los Tuzos se encontraba una persona que sangraba a chorros; en menos que cantas un gallo, se dieron cita los policías de las cooperaciones, así como Protección Civil y los bomberos, y vieron que se trataba de un hombre que presentaba heridas con arma blanca; una se le dieron en la tráquea, otra en la espalda y la tercera en la cara.
Fue traslado de volada al Hospital General de Pachuca, donde quedó internado y le cosieron los agujeros. Dijo que se llama Manuel Canales Perea, de 50 años. Después de que lo pusieron al tiro, declaró que los hechos ocurrieron dentro de su automóvil, y ya no se acuerda de nada más. Sólo dijo que le quitaron el automóvil Nissan Tsuru blanco, modelo 2010, placas de circulación 56967- FUD. El agente del Ministerio Público inició las averiguaciones por los delitos de robo, asalto y tentativa de homicidio, en contra de quienes no sabe quiénes son, ni qué madre los parió.

LA BANDA DE “LOS MOSCOS” HIZO UN DESMADRE.
Después de que sonaron las campanadas del reloj anunciando que había muerto el año viejo y nacía uno nuevo, aplausos, besos y buenos deseos se escuchaban en todos los hogares de Pachuca.
Mientras que, afuera de una casa, en la colonia Cubitos, varios pandilleros se daban en la madre, en una lucha a morir, andaban más borrachos que un gusano de mezcal. De momento las mentadas de madre se escuchan a todo pulmón, y llamaron a los uniformados, a que fueran a poner paz. Los de la pandilla de “Los Moscos” se daban duro contra otra pandilla, “Los Piojos Duros”; era una lucha a calzón quitado, y la gente no se atrevía a meterse, con el miedo de que les tocara un madrazo.
Llegó el grupo de Inteligencia y Diplomado de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal, y repartiendo macanazos, desapartaron a los rijosos, pero como no pudieron a la primera, pidieron refuerzos con los uniformados de Fuerza de Tarea, que esos cuates no le tiene miedo ni al diablo, y los calmaron.
Se llevaron a la mayor parte de los peleoneros callejeros y les dijeron a los dueños de la casa donde interrumpieron su fiesta, que la siguieran con seguridad, porque esos changos se iban a aventar toda la noche dentro de la galera. Entre los buscabullas estaba un borracho muy bronco, que casi no sentía los garrotazos que le daban en el lomo. Lo pusieron aparte para hacerle una investigación, y resultó un pájaro de cuenta.
Le preguntaron cómo se llamaba y les contestó, muy agresivo: Oswaldo Vargas Hernández, de 26 años. Buscaron su expediente y encontraron que ese mono había matado a Eduardo Soto Plata, de 28 años, el 4 de enero del año pasado, igual en una bronca en la calle Viaducto Rojo Gómez, a la altura de la colonia Felipe Ángeles, en esta ciudad capital.
Dijo uno de los policías inteligentes que cuando los vio llegar se echó a correr por el Cerro de Cubitos, en la colonia La Raza y lo alcanzaron en la calle de Terroristas; ya lo traían en la mira y lo apartaron para que no se peleara con los otros; fue pasado a las oficinas de los agentes investigadores, donde se quedó en un calabozo, incomunicado. Los otros borrachos saldrán pagando una leve multa por escandalizar en vía pública.

UN BORRACHO CORRETEABA A LA GENTE
Le tenían miedo porque en la mano llevaba un machete; hirió a varios transeúntes y a otros les rasuró las nalgas. Gracias a los patrulleros que vigilan en el Año Nuevo, lograron agarrar a un borrachento que se le botó la canica y con una arma blanca correteaba a quien pasara a su lado.
A los uniformados del municipio de Tepeji del Río les avisaron que un borracho andaba armado y quería picar a la gente. Los policías de inmediato fueron a ver que pez, y por un camino de tercería encontraron al hombre del machete, que al verlos los quiso apantallar amenazando que los iba a corretear.
Cuando hizo el intento recibió un culatazo de su carabina de uno de los uniformados, que lo mandaron al suelo y le echaron bolita, le quitaron el machete y lo subieron a la camioneta patrulla, llevado ante el Ministerio Público Federal. Declaró que es inocente, que el machete lo ocupa para su trabajo en el campo, que se llama Gerardo Mónico López, tiene 50 años, y que se había empujado unas cuantas cubetas.
Comentó que vive en la comunidad de Santa María Quelites y San Buenaventura, en el municipio de Tepeji del Río, Hidalgo. Poco después llegaron las víctimas a acusarlo que los quería matar. Entre ellas, Diego Juárez Ruiz, de 18 años, que por un pelito lo deja como Álvaro Obregón.
Petra San Juan Pérez dijo que había salido a buscar a una de sus borregas, y en el camino encontró al hombre, que sin decirle agua va, la correteó tirándole de machetazos que le rasuraron las nalgas; se salvó porque el ebrio se cayó, si no hubiera quedado sin cola. El machetero se quedó ante el Ministerio Público hasta que arregle su situación legal.

DEJÓ CHIMUELA A SU COMADRE
Juan Manuel Pérez Hernández, de oficio albañil, fue acusado de pegarle con el puño cerrado en la trompa a su comadre; esto sucedió el fin de año en una fiesta donde lo invitaron con toda su familia, a pasársela con ellos.
La señora  Gudelia Delfina Nava acusó a su compadre de que la descontó sin motivo alguno. Declaró ante el agente del Ministerio Público adscrito al Hospital General de Pachuca, que ella tiene su domicilio en la calle Manuel Doblado, en el barrio de La Palma, donde llegó su compadre junto con su familia, pero él ya estaba muy tomado; no lo quería recibir porque esos son los que echan a perder las fiestas.
Sin embargo, intervino su viejo Genaro Vargas Martínez, diciéndole que él se hacía cargo de cuidarlo, que no cometería ningún desmadre. Después de que se habían dado el abrazo de Año Nuevo, comenzó a hacer sus panchos: sacaba a las invitadas a bailar a huevo y la que se negaba, le mentaba la madre; luego se empinaba el vino a boca de botella. Cuando le iba a reclamar, sintió un golpe, que vio estrellitas. Tumbó la mesa con todo lo que había arriba, y la gente quería lincharlo.
Su viejo Genaro, dijo que lo había descuidado mientras le fue a cambiar el agua al canario, y lo sacó a empujones. Se pelearon en la calle, y le gritó el anfitrión que desde ese momento dejaban de ser compadres, que iban a romper la fe de bautismo. Cuando se dio cuenta que a su vieja le había roto el hocico y le tumbó cuatro dientes, salió corriendo y se lo llevó de las greñas a su casa, llamó a la policía para que fuera por él.
Les costó mucho trabajo porque no se dejaba, hasta que le cargaron los kilos pegándole con la macana en la chirimoya. Pide la comadre a las autoridades, que le pague las curaciones y que le mande a poner sus dientes.
Por su parte, Juan Manuel Pérez se disculpó ante sus compadritos, y dice que a lo mejor se le metió el diablo porque estuvo tomado marranilla con sus cuates, antes de llegar a su casa, y por la fe religiosa que los une con el compadrazgo, dijo que merece la ley del perdón; como estaba borracho a lo mejor confundió a su comadre con su vieja, pero que no había tos, que si él le pegó a su comadre, que su compadre le pegue a su señora y todo quedaba en paz. Los compadres pidieron que lo meterían al bote y no lo dejaran salir hasta que pagara los daños materiales, de todo lo que quebró dentro de la casa y los dientes de la señora.

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