PIDO LA PALABRA
Hoy tenemos la inmejorable oportunidad de definir lo que queremos para los próximos seis años
Cada vez falta menos para el cambio de la administración federal, y lo cierto es que ese compás de espera está poniendo nerviosos a muchos sectores de la sociedad; algunos, pensando que a partir del día siguiente los resultados de un viraje en el timón gubernamental deberán verse de inmediato; otros, aún con la incertidumbre sobre el futuro de inversionistas y emprendedores; ¿se buscará un desarrollo sostenido o se apostará por la salida fácil del asistencialismo sin pensar sustancialmente en el crecimiento?.
Pero ni los resultados se darán de inmediato, como tampoco el desastre económico creo esté en la mente del nuevo gobierno; quizá un poco confianza no nos caería mal y sí nos daría la oportunidad de pensar en panoramas más amigables para los intereses de todos los mexicanos.
El hecho es que hoy tenemos la inmejorable oportunidad de definir lo que queremos para los próximos seis años, ya dimos el primer paso que fue el de quitarnos los fantasmas que por años nos asustaron con el petate del muerto; ya decidimos y ahora debemos fortalecer nuestra decisión.
Lo que, si resulta patético, es ver como las administraciones salientes se esfuerzan por limpiar esa imagen que ensuciaron durante muchos años, con sus acciones o con sus omisiones; responsabilidades incumplidas que de un plumazo pretenden reivindicar para lavar deshonras.
A los corruptos no debe juzgarlos la historia, sí nuestras leyes, ese debe ser el primer paso para fortalecer la confianza, pero no como cacería de brujas, sino como un acto necesario de justicia; la banalidad no es delito, pero sí lo es el desviar fondos sociales para fines personales, por ello espero que en los casos que hoy día se investigan en verdad se llegue al fondo del asunto, independientemente de si son chivos expiatorios o cómplices de esos actos.
Vendrán más reformas y contrareformas, tendremos nuevas angustias y otras las conservaremos, pero eso no será indicativo de falla gubernamental, sino de que tal vez esperamos mucho de otros sin darnos cuenta que la base del cambio en el proceso electoral de Julio pasado, fuimos nosotros, y como tal, debemos estar atentos, pero también prestos a poner esa parte que como mexicanos nos corresponde para que ese cambio que todos queremos, no haya sido solo producto de una molestia generalizada. Todo comenzó en Julio y no debe terminar en Diciembre, pues como dijo la hija de Jacinta Francisco: hasta que la dignidad se haga costumbre.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.