#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
• Se cumplieron 71 años de la cornada moral a Manuel Rodríguez Sánchez en Linares y 33 del deceso de Juan Cubero Sánchez en Comenar Viejo
Estimados Amigos, con el gusto de siempre, saludándolos a través de este espacio de Plaza Juárez. Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” y José Cubero Sánchez “El Yiyo”, tuvieron en común, además del patronímico Sánchez, el hecho de haber sido Matadores de Toros, Figuras del Toreo y la tragedia de haber muerto en el ejercicio de su profesión, jóvenes, muy jóvenes, ambos por heridas de asta de toro.
“Manolete” el 28 de agosto de 1947 en la minera Ciudad de Linares, España, fue herido al momento de ejecutar la suerte suprema, “Islero” de la Ganadería de Miura le infirió una gravísima cornada en el triángulo de scarpa y la que terminó por arrebatarle la vida, la madrugada del día 29 de agosto, era la Fería de San Agustín.
Alternaba el diestro cordobés con Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana II” y Luis Miguel “Dominguín”, tenía 30 años de edad y cinco de llevar a cuestas la responsabilidad de la Fiesta Brava española, de defender su sitio de primerísima figura del toreo, de enfrentar a sus detractores que lo consideraban sobrevaluado por haber sido el primer matador de toros que cobraba un millón de pesetas (lo hizo en México en 1945), Manuel Rodríguez Sánchez, dice la leyenda, se encontraba cansado, ejercer el mando sin duda es cansado y desgastante, a la lucha en el medio taurino, dentro y fuera del ruedo, se le añadió la que mantenía en su vida personal por la relación que llevaba con Lupe Sino, relación condenada al fracaso por la férrea oposición de la familia del torero, sus amigos y su confesor.
“Manolete” había encontrado en Antonia Bronchalo Lopesino, su Lupe Sino, la única pareja que se le conoció al “Califa”; el sosiego que su alma sensible necesitaba; en 1946, en la cúspide de su carrera taurina, Manolo no toreo en la primavera en España, paso una temporada en Fuentelencina, la pequeña localidad de Guadalajara de donde era oriunda “Antoñita”, y para el verano viajaron a México a cumplir algunos contratos del diestro y vivir su “luna de miel”, aun cuando no se habían casado; eso, casarse, era un plan de “Manolete” y Lupe para el otoño de 1947, cuando el Cuarto Califa se retirara de los toros.
La unión no se consumó, “Islero” el negro toro de Miuira lo impidió el 28 de agosto del año en que se retiraría “Manolete”, que con su muerte alcanzó la gloria y Lupe
Sino comenzó a vivir su infierno.
Diecisiete años después de la tragedia de Linares, el 16 de abril de 1964 nació en Burdeos, Francia un niño, hijo de inmigrantes españoles, de nombre José Cubero Sánchez, a quien pasado el tiempo se le conocería como “El Yiyo”, se crio en el Barrio Madrileño de Canillejas y siendo niño se inscribió en la Escuela Nacional de Tauromaquia de Madrid, en la que destacó, con 16 años debuta como novillero con picadores en marzo de 1980, en San Sebastián de los Reyes, la “Pamplona Chica”, donde compartió cartel con Carlos Aragón y Antonio Amores y ese año encabeza el escalafón de novilleros en España, obteniendo el “Zapato de Oro de Arnedo”. “Yiyo” está llamado a ser primera figura del Toreo.
Toma la alternativa el 30 de junio de 1981, en Burgos, de manos de Ángel Teruel y con José María Manzanares como testigo, con el toro “Comadrejo” de Joaquín Buendía. José Mari Manzanares le confirmación del Doctorado en la Feria de San Isidro de 1982, el 27 de mayo, llevando como testigo a Emilio Muñoz, el toro de la ceremonia se llamó “Bohemio” de la dehesa de Félix Cameno.
Las sustituciones tuvieron un gran significado en la corta carrera de “Yiyo”, en 1983 sin estar anunciado en Las Ventas del Espíritu Santo, torea las corridas del 22 en sustitución de Roberto Domínguez, 1 de junio parte plaza en lugar de “Espartaco” con una corrida de Alonso Moreno, saliendo por la Puerta Grande y, dos días después, el 3 de junio hace otro paseíllo en Madrid, sustituyendo a Paco Ojeda, logrando otro triunfo con un toro de Santiago Martín “El Viti”.
Lo paradójico es que dos años más tarde, ya consolidado como figura del toreo “Yiyo” tiene una nueva sustitución, el 30 de agosto de 1985 va a Colmenar Viejo en lugar de Curro Romero comparte cartel con Antonio Chenel “Antoñete” y José Luis Palomar, con toros de Marcos Núñez: ahí José Cubero Sánchez, se encuentra con su destino, en sexto lugar salta a la arena “Burlero” un toro con cuajo, con mead y mucho trapío al que “Yiyo” le instrumenta una faena importante, se tira a matar y cobra una estocada entera, al salir del embroque el torero pierde el piso y cae a la arena, “Burlero” herido de muerte hace por el, “Yiyo” rueda por la arena pero el astado le alcanza, metiendo el pitón por el costado izquierdo de la chaquetilla, el asta penetra la caja torácica y le partió el corazón al joven diestro que llegó a la enfermería sin vida.
José Cubero tenía 21 años, cuando abrió la Puerta Grande de la Eternidad para convertirse en leyenda.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.