RETRATOS HABLADOS

    •    Tiempo para mirar la historia


De manera casi eterna, nos hacemos la pregunta si en una pelea eterna todavía puede haber espacio para la reconciliación. Pareciera que cuando se trata de los asuntos del poder la tarea es poco menos que imposible, que no hay remedio y los que hoy pueden resultar vencedores mañana asumirán el papel contrario pero nunca el del otro.
    Hay una diferencia cuando se anota “el del otro”, porque esto último implica el ejercicio de la empatía, sentir lo que agobia al oponente, ponerse en sus zapatos y caminar un buen tiempo hasta entender las dolencias que aquejaron al que se levantó con ansias de venganza. Tal vez ese simple ejercicio permitiría apacentar rabia y furia.
    Es difícil en el plano de convivencia cotidiano, incluso en los terrenos familiares. Resulta un camino que nadie quiere andar en el político, con todo y que el arte casi mágico de brincar al lado contrario, y luego regresar y después volver a partir es una constante. Cuando hablamos de enemigos casi siempre es una incógnita definir “enemigos de quién”.
    Sin embargo en asuntos de poder las reconciliaciones imposibles tienen como único perdedor al ciudadano que conforma un país, un Estado o un municipio, con todo y que también resultan arrastrados en esta marea que se traduce en enconos milenarios.
    El momento histórico que vive la nación exige políticos con la capacidad para mirar un horizonte diferente al que vivieron durante su trance de crecer. Exige un respeto al tema diálogo, donde nadie puede argumentar que ya se agotó para siempre porque no es así. El diálogo es la única alternativa real en estos tiempos.
    Ver en perspectiva lo que nos toca vivir, hace urgente recuperar las razones que le dieron a quien organizó un grupo político para hacerlo, que por necesidad no pudo haber sido atrincherarse en una institución educativa para dar rienda suelta a sus instintos primitivas como aquel que siempre está a la tarea de conquistar el mundo.
    Lo mismo en todo político que llega el cargo más importante de poder en una entidad federativa. Su objetivo es de vida, de trascendencia, de legado a la posteridad, amén de una vocación real por lograr que quienes habitan en su Estado tengan mejores condiciones de vida.
    Tal vez sea posible bajo esta óptica descubrir los caminos para no apostar por los choques de trenes. Es cierto, al segundo, al que gobierna lo eligieron con votos, al primero no. Uno lo ejerce, el poder, por mandato constitucional. El otro a trasmano con diputados electos impuestos a  modo.
    Pero con todo la única posibilidad de evitar una mayor crispación es la capacidad para ver un solo Estado, Hidalgo; un solo objetivo, el bien de todos.
    Es cierto, resulta imposible confiar en un personaje que ha dado muestras permanentes de una obsesión enfermiza por llegar al Poder Ejecutivo de la entidad al costo que sea, incluso a costa de sus propios ideales si es que alguna vez los tuvo.
    Es cierto que la paciencia termina tarde o temprano, y que el poder se le otorga al que lo ganó para que lo ejerza, que para ello recibió una votación definitiva que no dejó lugar a dudas.
    Pero aun así tendrá que buscarse el camino en que se logre hacer entrar en razón, a quien hoy simplemente se mantiene obnubilado por la certeza de que ya tiene en sus manos el Poder Legislativo del Estado de Hidalgo, y se siente en la antesala de hacerse del Poder Ejecutivo.
    No va a ser así, lo sabe, pero en ese momento de enervamiento por el poder, tarde o temprano caerá en la cuenta de que la realidad del país empieza a ser otra. Que es un momento histórico al que lo apuntaron fruto de una coyuntura de intereses, pero de donde lo bajarán si insiste en la aplicación de rupestres formas de hacer política.
    Hay tiempo. El gobernante no tiene porqué despreciar el poder que pusieron en sus manos los ciudadanos. Sin embargo sabe que son tiempos de nunca agotar el diálogo con todo y la necesidad del que hoy se viste de enemigo.
    Siempre hay tiempo para el tiempo de reflexionar.
    Que así sea.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    El momento histórico que vive la nación exige políticos con la capacidad para mirar un horizonte diferente al que vivieron durante su trance de crecer. Exige un respeto al tema diálogo, donde nadie puede argumentar que ya se agotó para siempre porque no es así. El diálogo es la única alternativa real en estos tiempos.

Related posts