Más abusos del país fuerte contra los débiles
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Situada en un pedregoso cerro, apenas a dos kilómetros se encuentra Jabal al Baba, una aldea en la que viven unos 300 beduinos, la mayoría niños. El miércoles, sin que apenas tuviese repercusión, las máquinas israelíes destruyeron un centro educativo infantil y las nuevas instalaciones de la asociación de mujeres del pueblo, que aún no había echado a andar. “No hubo aviso de ningún tipo”
En las últimas semanas decenas de representantes de todo tipo de organizaciones han pasado por la gran jaima (tienda) comunitaria erigida en el centro de Khan al Ahmar —un poblado beduino situado en Cisjordania en el Desierto de Judea, a medio camino entre Jerusalén y Jericó—. En ella, a diario, se celebran todo tipo de protestas y actos de solidaridad con el pueblo, pendiente de demolición por Israel.
Los líderes políticos palestinos, los representantes de las diferentes confesiones religiosas, y numerosos altos cargos internacionales —incluido el Cónsul General de España en Jerusalén, Rafael Matos— se han interesado por la situación de una comunidad a la que, además, el Estado hebreo pretende trasladar, sin su consentimiento, cerca del vertedero municipal de Jerusalén Este, junto a la ciudad de Abu Dis. Mientras la atención mundial se centra en Khan al Ahmar —sobre cuyo futuro tiene previsto pronunciarse la Corte Suprema israelí el próximo miércoles—, las demoliciones siguen su curso en otras comunidades beduinas ubicadas en la misma zona, desde las que se denuncia que Israel también quiere borrarlas del mapa.