RETRATOS HABLADOS

    •    Cuando el poder empieza a enfermar


Aquellos años en que un corresponsal de guerra como fue Edgar Hernández reportaba desde Nicaragua el movimiento revolucionario de los Sandinistas, representaron para muchos jóvenes la certeza de que el cambio era posible y echar del poder a un sujeto como Anastasio Somoza para que la justicia y la igualdad campearan en una tierra masacrada como la de los nicaragüenses. Fuimos testigos de cómo surgían “viles y miserables traidores” como Edén Pastora, el Comandante Cero, que traicionaban y contradecían al salvador de esos momentos, Daniel Ortega.
    No había espacio para crítica de ningún tipo, porque eso era el equivalente a traición, a ser cómplice del “cochino imperialismo yanqui”, además que la lucha armada con la producción masiva de mártires y héroes difuntos incapaces de protestar empezó a perfilare como la mejor forma de ocultar las ansias enfermizas de poder, de las que ya presentaban síntomas preocupantes algunos de los líderes como Ortega.
    Hoy somos testigos de un hecho que ni la mente más retorcida pudiera haber concebido: un comandanta Daniel Ortega, igual o peor que el sujeto que corrió con la Revolución Sandinista. Incluso Somoza pareciera un simple aprendiz al lado del personaje citado.
    El poder. Aún antes de tenerlo de manera oficial ya empieza a producir las primeras complicaciones en nuestro país, luego del triunfo de Andrés Manuel López Obrador. A nivel Estado, los que se ven mayoría en el Congreso local sin haber participado en su vida en movimientos sociales, hoy amenazan, advierten, agreden con la vileza que siempre han usado y oficialmente ya se presentan como los que impartirán justicia, igualdad y progreso.
    El fenómeno del dirigente enfermo, cegado por el poder no es exclusivo de un partido. Es parejo y no respeta condiciones de ningún tipo. Pero es aún más complicado cuando quien lo asume es alguien que durante toda su existencia solo ha velado por sus intereses, y ha recurrido a cualquier tipo de acción con tal de imponer sus decisiones.
    Sin embargo el hecho es que hasta los que de origen buscaron con intenciones casi religiosas el bien de su sociedad, tarde o temprano desembocan en un uso faccioso y corrompido de sus cargos. Son víctimas de ese mal que convierte a cualquier persona en un monstruo que maneja la intolerancia y prepotencia como eje de su conducta.
    A todos preocupa lo que pueda pasar en México, pero también les produce esperanza. Preocupación porque un poder tan amplio como el que le otorgaron la inmensa mayoría de mexicanos a AMLO, siempre corre el riesgo de derivar en lo que hoy observamos con Daniel Ortega, quien por la lucha armada en que seguramente vio morir a cientos de sus compañeros de lucha pareciera que estaba protegido contra la tendencia a ser un dictador. Esperanza sin embargo, porque con todo, López Obrador todavía escucha.
    No sucederá lo mismo en Estados como Hidalgo, donde quienes ya pregonan que todos se la verán con ellos sin haber hecho nada, absolutamente nada por cambiar las estructuras políticas en la entidad, como no sea beneficiarse en su momento de las mismas. Porque el ala más patética en cuanto a preparación y falta de escrúpulos se apoderó de un partido como Morena, carente de liderazgo real.
    Por eso los diputados locales y federales electos surgidos e impuestos por un grupúsculo político, ya disponen, ya se llenan la boca con que serán la única autoridad en un Estado como el nuestro, cuando de todos es conocido el manejo oscuro de recursos económicos de empresas, fundaciones y otros que nadie audita, que nadie investiga donde estos personeros han sentado sus reales desde hace décadas.
    Por eso la actitud de reto, valentona. Porque ya se apoderaron de un movimiento por el que nunca hicieron nada, pero que ya ven la forma de sacarle todo el provecho posible.
    Dan risa y pena.

Mil gracias, hasta mañana

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta    

CITA:
    No sucederá lo mismo en Estados como Hidalgo, donde quienes ya pregonan que todos se la verán con ellos sin haber hecho nada, absolutamente nada por cambiar las estructuras políticas en la entidad, como no sea beneficiarse en su momento de las mismas. Porque el ala más patética en cuanto a preparación y falta de escrúpulos se apoderó de un partido como Morena, carente de liderazgo real.

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