PIDO LA PALABRA

 

 

 

A partir del primero de diciembre comenzaremos una nueva etapa dentro de la vida política del País, una nueva etapa con buenas intenciones, pero que al igual que en sexenios anteriores, sin la varita mágica que pueda resolver todo en un simple abrir y cerrar de ojos.

 

Las expectativas se pusieron muy altas, pero debemos ser conscientes que nada podrá lograrse sin el apoyo decidido de todos los factores que integran al Estado, ya que el querer lograr un cambio a la fuerza, por muy legítima que sea la aspiración, podría correrse el riesgo de violentar el estado de derecho.

 

El Plan de austeridad del próximo Gobierno Federal contiene puntos interesantes que bien vale el esfuerzo intentarlos, pero siempre y cuando no se vulneren derechos humanos o fundamentales; desde luego, el interés colectivo siempre estará por encima del interés particular, sin que esto implique un ejercicio que trascienda los anhelos de una convivencia armónica.

 

Eliminar los excesos de los funcionarios públicos, es una medida atinada, esperando que de esta manera ya desaparezcan las toallas con un costo de miles de pesos y todo con cargo al erario público.

 

Respecto del fuero, solo debe subsistir única y exclusivamente para lo que originalmente fue creado, es decir, para que diputados y senadores no puedan ser perseguidos al ejercer la libre manifestación de las ideas, y no en lo que lo han convertido desde hace muchos años, en una despreciable patente de Corzo, en un reducto de la impunidad de quienes debiendo servir al pueblo, terminaron por servirse de éste.

 

En lo referente a la reducción del personal de confianza al 70% como se proyecta, considero que no debe actuarse a la ligera, pienso que debe existir un análisis de factibilidad para determinar las necesidades y las plantillas, y después hacer el plan de reducción, de manera gradual pero siempre apegado a derecho.

 

En donde definitivamente considero que no debe aplicarse, a menos que se tenga un “Plan B”, es en la eliminación del Estado Mayor Presidencial, pues en esencia no estamos hablando de la protección de la persona de Andrés Manuel, sino de la figura del Presidente de la República, dejando expuesto, por la tanto, también al Pueblo en general.

 

También la revocación del mandato, como en ocasiones lo ha manifestado el Presidente electo, se me antoja una medida adecuada, y no deberá quitarse el dedo del renglón ahora que existe voluntad política y la mayoría legislativa para lograrlo, esperando sinceramente, que no se vaya a promover hasta el final del próximo sexenio.

 

En general, los planes son buenos, esperemos que las estrategias logísticas también los sean; pero en todo caso, vamos a quitarnos de la cabeza que a partir del día 1 de Diciembre un nuevo mundo habrá renacido, imposible, todo es un proceso que seguramente llevará muchos meses de trabajo para empezar a notar los cambios; en las reformas todos habremos de participar, siempre y cuando el costo no sea la afectación de los derechos humanos y fundamentales.

 

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.

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