ATACÓ A UNA MUJER MEDIANTE AMENAZAS
Le causó daño la dejó amarrada en un sitio despoblado. Un hombre de poca madre abusó sexualmente de una mujer. Los hechos sucedieron el 13 de abril, cuando la víctima se encontró con su agresor en un establecimiento comercial. Mientras platicaban, él le pidió que fueran a un lugar a solas, porque le iba a enseñar una cosa.
Ante la negativa de la agraviada, el sujeto sacó de entre sus pertenencias un filoso cuchillo, y le dijo que si no iba se la echaría al plato. La llevó en un lugar en las inmediaciones de la carretera México-Tampico, dentro de la colonia Olímpica. Al llegar al sitio que se encuentra totalmente despoblado,
nuevamente la amenazó, que se pusiera en traje de rana, y después de hacer sus gracias sexuales como quiso, el violador le amarró las manos y las patas y se escapó.
La mujer, con mucha vergüenza, fue auxiliada por pasajeros que iban en un autobús, que le prestaron ropa, para luego acompañarla al Ministerio Público que levantó el acta y después de comprobar lo que pasó, buscaron al violador por cielo, tierra y mar.
Así, a los pocos días, lo encontraron, se lo llevaron y los carearon, para comenzar un juicio. Le echaron de cárcel dos años, pero le van aumentar ocho más y un apoyo económico para su recuperación de la ofendida, pues así lo manda la ley. Le salió carito el deseo. Una prostituta le hubiera cobrado unos 500 varos.
UN FRANCOTIRADOR SE DIO UN BALAZO
Agustín León, de 60 años, con domicilio Eucalipto, colonia Viveros de la Loma, en Tulancingo, por las noches se subía a dormir a un cuarto donde estaba buzo como francotirador, con su escopeta calibre 20, para vigilar a su rebaño, pues se lo querían robar.
El martes por la mañana, su vieja lo llamó para que se bajara, pues ya era tarde. Se puso la escopeta en el hombro, que parecía el conejo Blas. A media escalera se le cayó el arma, disparándose en el piso, y el proyectil le dio en el mero ombligo, si se lo da más abajo se vuela los esos.
Al escuchar el balazo su señora se asomó por la ventana, lo vio caminar como borrachito, le escurría la sangre hasta los zapatos. Llamó a sus familiares para que le echaran la mano, y lo llevaron a una clínica particular, donde les dicen los galenos que se encuentra grave.
Su hijo Benjamín Islas Ortiz, declaró ante el Ministerio Público, adscrito al Hospital General, que él estaba haciendo la meme en su casa, vive aparte de sus padres. Eran las 6 de la mañana cuando su hermana le fue a decir que su jefe se había dado un plomazo y estaba a punto de colgar el pico. Lo fue a ver a la clínica, tenía los ojos de borrego, no le pudo hablar, no sabe cómo fue el accidente.
Les siguió diciendo que su padre dormía en un cuarto de arriba de la casa, para estar listo por la ventana para que no le robaran los borregos. Cuando se bajó, al caer la escopeta se dio un balazo en el vientre. Una de sus sobrinas dijo que vio a su tío cuando llegó herido del abdomen, a su casa.
La escopeta quedó tirada. Avisó a las autoridades de lo que había pasado, llegaron y ellos llamaron a la ambulancia para que lo llevaran al hospital. Se llevaron el arma a la delegación.
Después le tomaron la declaración al señor Agustín, de 63 años. Dijo que al bajarse, resbaló y se cayó su escopeta, que al tocar el suelo, se accionó, y él sintió el madrazo, que se le revolvieron las tripas. Tiene el arma para proteger a sus animales, y no la ha cambiado con los soldados porque le hubieran dado un kilo de frijoles. Lo que le pasó fue un descuido. Las autoridades mandaron la escopeta al Ministerio Público, y dieron el banderazo para hacer las averiguaciones.
LE ROBARON SUS AHORROS
Juliana Pérez Paredes, de 35 años edad, con domicilio en la comunidad de El Puente, municipio de Mineral del Chico, se fue a quejar a Seguridad Pública y Tránsito del Estado, ante el Ministerio Público, ya que le dijo que no se vale, ella trabaja como empleada doméstica, le pagan muy poco, y con lo que le sobra le ha echado una lana a su cochinito para hacer un ahorro y poner sus protecciones de sus ventanas, para que no se metan los rateros a su casa.
Diariamente, como el Tío Rico, contaba su dinero para ver si ya le alcanzaba para pagar al herrero, sólo le faltaban unos cuantos pesos. El pasado domingo, que descansó, como a las 8 y media de la mañana fue a la casa de su jefa para recoger a sus hijos, ya que se los encarga mientras ella trabaja.
Se quedó a comer y se regresó como a las 4 de la tarde. Al abrir la puerta, por poco da el mulazo al ver que todo estaba revuelto. Se dio cuenta que los rateros le habían hecho una visita. Se metió a su recámara donde encontró el vidrio del ropero que le servía de puerta, hecho pedazos. Le habían dado en la madre con 6 mil pesos que durante muchos meses había juntado.
Llorando de coraje, les dijo a su hijos que ya no iban a tener protecciones en las ventanas, porque le habían volado su lana. Les fue a preguntar a sus vecinos, que si no sabían quién fue ese jicotillo que la robó. Nadie le dio razón. Le dijeron que vieron a unos sospechosos que rondaban su casa, pero jamás pensaron que le iban a robar.
Como la afectada está bien buena, tiene muchos pretendientes que le quieren llegar, pero ella no se deja. A lo mejor algún despechado se la amoló. Le contó al MP, que trabaja como gatígrafa en una casa de Pachuca, para mantener a sus hijos. Es madre soltera. Tiene varios niños. Será muy pobre pero, eso sí, cada uno tiene su padre.
Diario los lleva con su mamá, y va a recogerlos por la tarde. Cuando llega, una vez encontró un vidrio que estaba despegado, con huellas de que alguien quiso entrar. Avisó a los policías municipales de El Chico, que le dijeron que ha de haber sido juego de chamacos, porque ladrones, no hay en el municipio.
Pero lo que pasa es que a los cuicos les da miedo ir por El Puente. Se corre el rumor de que han visto a un nahual. Fue a poner su queja. Fueron los uniformados. Al ver su casa, se persignaron, diciendo “eso no lo hizo un ser humano, fue el nahual, y no hay con quién quejarse”.
UNA PELEA DE PERROS MANDÓ A LA SEÑORA AL HOSPITAL
Victoria Soto Cruz, de 41 años, se encuentra internada en el Hospital del IMSS de Tulancingo, con una pata quebrada, abierta de la chirimoya, con la cadera desviada, porque la tumbaron unos perros que se dieron en la madre.
Dijo al MP que el miércoles pasado, por la mañana, salió de su casa, en San Lorenzo Sayula, municipio de Cuautepec, a comprar el pan en un expendio cercano. Caminaba muy quitada de la pena para darle chance al panadero, de que abriera su changarro. Compró las chilindrinas, los cuernos, los ojos de pancha, teleras y bolillos, y regresó a su hogar.
De momento salió, hecho la raya, un perro grandote, de su vecino Alfonso Ríos, y al mismo tiempo llegó otro, del mismo tamaño, y se aventaron un callo. Se la llevaron de corbata, la tumbaron, y encima de ella se agarraron a mordidas. La señora se dio un calaverazo, que sonó su cabeza a bote viejo. No se podía parar porque los perros se estaban dando duro.
Se rodó a un lado de ellos, y cuando se iba a levantar, nuevamente la tiraron, se pegó en la cholla, abriéndosela. Salió el dueño del can, y le dio con un palo al contrario, pero no se soltaban, y peleaban sobre el cuerpo de la mujer, que del susto, gritaba despavorida; su pan estaba regado.
Un vecino, con mucha precaución, la jaló de las patas, mientras que una señora les aventó una cubeta con agua a los animales, que no dejaban de pelearse, trabados del hocico. Al momento que aventó el agua, los perros corrieron y le cayó a la mujer en plena cara, lo que la hizo reaccionar. Se quiso parar hecha la mocha, pero don Alfonso no la dejó, le dijo que no se moviera.
Llegaron los socorristas de la Cruz Roja, y le vendaron la cabeza, dejándola como fakir; primero la llevaron al Hospital General de Tulancingo, pero al ver su gravedad, la trasladaron de urgencia al Magdalena de las Salinas, en la Ciudad de México.
La regresaron, le dijeron que sólo era el susto y una descalabrada. Fue a demandar a los dueños de los canes, quien dijeron que ellos no tuvieron la culpa de que los perros se agarran a mordidas. La señora pide que le paguen las curaciones porque con el madrazo que se dio en la cholla, no deja de vomitar y siente mareos, se le han doblado las patas y da el changazo.
FUERON ATROPELLADOS; UNO MURIÓ
Un chofer, que cubre la ruta México-Tizayuca, se fue para el cielo, de manera trágica. Le pidió un aventón a un motociclista, que lo llevara a una gasolinera mientras reparaban su autobús, que le falló. Se subió en la parte de atrás de una motocicleta Honda azul, conducida por León Sebastián Rodríguez, de 27 años.
León, vecino de Tolcayuca, como a la una de la mañana del martes pasado, estaba que le sudaba el coco, arreglando una llanta en su vulcanizadora, sobre la carretera México-Pachuca. En esos momentos llegó su carnal Adelaido, acompañado de un señor que era chofer de un autobús urbano, el cual había dejado con un familiar, en el taller, pero lo dejaron con las luces prendidas y ya no jaló.
Éste le pidió de favor que si le daba un aventón a traer sus cosas a una gasolinera, adelante del crucero de la colonia de El Carmen, como a 15 kilómetros del lugar donde estaban. León le respondió que si le daba una lana, con mucho gusto.
El chofer se montó en la parte de atrás de la moto, agarrándose de la cintura del conductor, y fueron a su destino. El hombre recogió una cobija y una maleta, y se regresaron. La moto corría entre 70 y 80 kilómetros por hora. Bajando el puente de El Carmen, de repente vieron que venía un coche a toda velocidad, en sentido contrario, con las luces apagadas, y al tomar el retorno a 10 metros de distancia, el auto les prendió la luz. León Sebastián no pudo evitar el choque de frente, contra un Chevy gris.
Del violento madrazo, los dos volaron por los aires, echando el salto mortal, cayendo de ranazo en la carretera. León quiso pararse pero no pudo, le pasó lo que al zancudo: una pata la tenía quebrada y la otra, hecha nudo. Miró a su pasajero, que estaba a unos metros delante de él. Se quedó por mucho tiempo, tirado a escasos 500 metros de su vulcanizadora.
Llegaron de chiripa los Ángeles Verdes, llamaron a la Policía Federal de Caminos, y los trajeron al Hospital General de Pachuca. El chofer del coche huyó. El hombre al que le dio el aventón quedó con toda la cholla rota y falleció a las 11 de la mañana del día siguiente.
Tenía como 36 años, no traía identificación personal, medía 1.68 metros, moreno, cabello corto lacio y negro, frente amplia y cejas pobladas. León quedó detenido en tanto se arregla su situación legal. Le salió caro darle el aventón al desconocido.