• Ya mero terminan las campañas
Solo faltan 19 días para que terminen las campañas políticas, y dar paso a 72 horas de reflexión para que el ciudadano decida en conciencia a quién entregará su voto. Es decir que ya no falta nada, y si decidiéramos hacer la comparación con un juego de fútbol, nos encontraríamos en la última parte del encuentro en la que solo cinco penales provocados por quien lleva la ventaja además de otro número igual de tantos anotados por el rival, podrían modificar el resultado, para confirmar el dicho de don Fernando Marcos, de que “el último minuto, también tiene 60 segundos”.
Resulta pues que para dar sustento a lo anotado, tendríamos que buscar en la historia mundial del deporte de las patadas, los partidos históricos en que, con ventaja de hasta cinco goles y el rival con tres expulsados, quien se consideraba virtual triunfador llegó a perder en los últimos 15 minutos, primero al ser empatado, y luego superado.
Porque, insistimos, “el último minuto también tiene 60 segundos”, o lo que es lo mismo, “esto no se acaba, hasta que se acaba”.
Sin embargo la buena noticia que le anotaba al principio es que en 19 días exactos terminarán las campañas políticas, y finalmente podremos ver la televisión sin toparnos con el niño bailarín de Movimiento Ciudadano, volver a la lectura normal del periódico, de los portales informativos, regresar a la vida cotidiana.
Porque lo que se tuvo que decir ya se dijo. No puede haber, a estas alturas, ninguna nueva propuesta, promesa, compromiso o escándalo “descubierto” en investigaciones “periodísticas”. Simplemente la imaginación ya no da para más y sin duda llegar el momento en que cada uno de los potenciales votantes, se dará tiempo para analizar en términos reales qué le conviene más y quién le convence más.
Vaya pues que, contra todo lo que se pueda decir, la propaganda abierta y encubierta habrá pasado a segundo plano, y ni los discursos incendiarios, ni las ocurrencias y verdaderas acciones ridículas como acostumbra la hidalguense Xóchitl Gálvez, tendrán peso alguno.
Porque ni las redes sociales, ni las encuestas, decidirán en términos reales.
Una cosa son los odios generados en las cuentas de face book, twitter y foros de medios informativos, donde se generan verdaderas batallas campales sin sentido alguno, y otra el sentir íntimo, profundo del que vota.
Tal vez lo anterior nos puede mostrar con claridad, que después de todo el momento justo en que presentamos nuestra credencial de elector y recibimos las boletas, es el instante único y vital en que podemos votar por lo que nos convenga a nosotros, a cada uno en su propia circunstancia.
No es ejercer una acción casi mágica, en que el simple sufragio transformará la sociedad, y la hará justa, porque así lo consideran quienes tienen la certeza de que la ciudadanía es masa. No. Es la simple transformación particular, individual, en la que el padre y madre de familia, votan por quien están ciertos asegurará un mejor futuro para SU familia, no la de enfrente ni más allá.
Sí, es un acto egoísta, pero que de coincidir con una gran mayoría, dará como consecuencia un bienestar generalizado.
Y nadie se atreva a dirigir furibundos discursos contra los que optaron por quien los revolucionarios de pacotilla ordenaban, porque cada realidad es diferente, cada individuo es eso, individuo.
Seguramente, si como deseamos se desarrolla una jornada electoral limpia, sin problemas graves, esa conveniencia particular, coincidirá con la de una inmensa mayoría.
Que así sea.
Y por lo mientras, a esperar con ansias que el período de campañas concluya.
Mil gracias, hasta el próximo lunes.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta
CITA:
Porque lo que se tuvo que decir ya se dijo. No puede haber, a estas alturas, ninguna nueva propuesta, promesa, compromiso o escándalo “descubierto” en investigaciones “periodísticas”. Simplemente la imaginación ya no da para más y sin duda llegar el momento en que cada uno de los potenciales votantes, se dará tiempo para analizar en términos reales qué le conviene más y quién le convence más.
