Un Infierno Bonito

GOLPEAN, DESNUDAN Y EXHIBEN A UNA MUJER
Se corrió el chisme como reguero de pólvora, que se dedicaba a vender droga, eso enfureció a los vecinos y, a punta de madrazos, la sacaron de su casa por viciosa, para ponerla de ejemplo. Esto que les cuento sucedió en el municipio de Mixquiahuala.

La mujer quedó toda desmadrada, que en lugar de chillar nada más pujaba. Todavía los infelices cobardes, se la llevaron arrastrando de las greñas, y llamaron a la policía, que le dio otra repasada por viciosa. Varias vecinas, compadecidas, pedían que le pusieran una cobija porque tenía todo el cuero raspado.
Lo que pasó fue que salió de su casa un adicto, que se iba de lado, mentándole la madre porque no le dio la mota. Un borracho se encargó de pasar al costo, que era una corruptora, y los varones fueron los que decidieron que la encueraran, aunque sus viejas los metían a sus casas para que no les salieran perrillas, pero ellos querían ver el show gratis.
El violento hecho ocurrió la noche del lunes pasado. Al parecer familiares de un adolescente acusaron que estaban ahí, en la casa de la vieja, en traje de rana, echando humo hasta por las orejas. Cuando una indignada madre fue a sacar a su hijo, éste ya tenía ojos de diablo y bailaba con una pata.
En el sitio la cosa estaba de la patada: ritos, cantos hablados, guasas, mentadas de madre, y se tiraban con lo que encontraban
Llegaron los agentes de la policía a poner orden, quienes, conforme a la ley, se vieron imposibilitados de entrar en  casa ajena, pero no era por derecho, sino por miedo de que les rajaran la madre.
Pidieron ayuda y, en cuestión de segundos, llegaron los uniformados tratando de detener a la vieja, que les tiraba de madrazos. Usaron sus fuerzas y sacaron a todos a patadas, golpes y empujones. A la mujer la pusieron en traje de rana para que le diera vergüenza vender drogas, pero a ella le gustó, y se puso a bailar en vía pública.
Llegaron vecinas y vecinos, unos agarrando y las otras jalándolos de las greñas. Eran un montón de gendarmes, pero salieron otros colonos echándole la mano a la encuerada, y se les fueron encima, tumbando al jefe de la policía y a algunos comandantes.
Hasta que pidieron más refuerzos, y, finalmente, la descarada vieja drogadicta fue subida, con muchos trabajos, a la patrulla, pues estaba realmente muy loca.
Por su parte, el alcalde dijo que, cuando se enteró de lo sucedido, mandó a arrestar a varios policías porque no le avisaron, pues le hubiera gustado ver, ya que tiene meses que su vieja duerme con pantalón.
Luego se aventó un discurso: “No permitiremos que se realicen actividades ilícitas que dañen la población”, pues
afirmó que si vuelven a suceder casos como este, y que llamen a la policía, serán capaces de meterse todos, y entonces sí sería una desgracia.

SENTENCIA DE 4 AÑOS DE BOTE A “EL ANIMAL”
Está acusado que intentar matar a un hombre en el poblado de Epazoyucan. Por fin se terminó el terror que infundía “El Animal”. Cada que escuchaban ese apodo les ganaba en los calzones.
Por estos hechos se mamará cuatro años encerrado como su apodo lo dice. Hace unos días, sintiéndose el mero, mero, amenazó de muerte a un señor. Le advirtió que para la próxima se lo iba a echar al plato.
Al agraviado le sudó la cola, y se regresó a su trabajo para pedir protección, porque este desgraciado sí es capaz de echárselo. Temeroso, llegó escondiéndose, asomándose por la rendija, para ver si no estaba o andaba por ahí.
Volteando para todos lados, el que lo había amenazado, lo andaba escudriñando desde una camioneta. Al quejosos hasta los calzones se le cayeron cuando lo vio con la pistola en la mano, listo para jalar del gatillo.
Le dijo que le daba chance de correr, y fue cuando salió gritando como loco, pidiendo ayuda a la policía, y por suerte aparecieron unos gendarmes con su carabina, rodeándolo, y le dijeron que era mejor que dejara en el suelo el arma, porque de lo contrario lo dejaban como coladera.
Pero el matasiete estaba montado en su macho, y no bajaba el arma, por el contrario, les apuntaba. Así pasaban los minutos. Los uniformados caminaban dando medio paso. En un descuido se echó a correr como loco, y le llovieron las balas por las patas, que tuvo que quedarse parado, con las manos en lo alto
En la revisión de rutina, le metieron las manos en las bolsas y le encontraron polvo blanco, que les dijo a los gendarmes, era talco para que no le apestaran las patas.
Los policías se los llevaron a la barandilla y se los entregaron al Ministerio Público, porque dijeron que el de la pistola iba a matar al otro porque le debe una lana de unos polvos.

AMENAZADA DE MUERTE
Un mecánico automotriz y sus ayudantes llegaron a la casa de Verónica a la medianoche y le advirtieron que les cay de madre que se van a echar a toda su familia y a ella le van a dar para sus tunas. La mujer ya no encuentra la puerta, anda con el Jesús en la boca. Cada que tocan la puerta, a pesar de que su casa está cerrada, se mete debajo de la cama.
Los rijosos le anticiparon que van a matar a sus hijos y los van a hacer en carnitas, mandándole  tacos de cachete, de ojito y de trompa y unas gordas de tripas. Que ella no se imagina lo que le espera, que la van a partir en dos. Se pasa las noches en vela, ha perdido el apetito, lleva días sin probar bocado, y ya parece calaca. Está tan débil que las patas se le doblan.
Jugándose el cuero, caminando como cangrejo, mirando para todos lados, salió de su domicilio, en la colonia El Cerrito. No dejaba de mirar para los lados, chocando con un poste, y se hizo un chipote en la frente, que parecía el Hombre Elefante.
Por distracción se pasó una calle sin fijarse, que por un pelito de rana se la llevan de corbata, y sólo le rasuraron las nalgas. Le gritó el chofer: “vieja babosa”. Se echó a correr y no paró hasta llegar al Ministerio Público de Actopan, para denunciar al mecánico Alejandro y a su vieja María, quienes se la sentenciaron que si iba de rajona la iban a ejecutar, porque ellos pertenecen a una banda organizada del Chapo.
El representante social sacó su carpeta de investigación única y le pidió que le contara cómo había estado la situación. La fémina le explicó con todo detalle, que hace como medio año, se dirigía a su domicilio a bordo de su camioneta Ford Windstar, modelo 1995, y en el camino se le descompuso, pues comenzó a jalonearse, a echar humo y le zumbó el mofle. Como ella no sabe nada de mecánica, se le cerró el mundo. La dejó y se fue a pata a su casa.
Al día siguiente le contó lo que le había pasado a su amiga María. Ella le dijo que no había tos, que le dijera a su marido Alejandro que se la compusiera, que es un mecánico de los buenos, pues estuvo en los pits de la Fórmula Uno, y lo mismo compone un avión de propulsión a chorro, que una camioneta vieja.
Fueron a verlo y ella se arregló con él, diciéndole que su caso estaba del cocol, porque de seguro se había roto una biela que desmadro al cigüeñal, y que le iba a salir un poco caro porque ya no hay refacciones para esas reumas, pero como él está con la Reforma Energética, le iba a hacer una rebaja de 50%, que le diera 5 mil pesos y otros 5 cuando se la entregara.
No hubo regate porque era el esposo de su mejor amiga, a quien conocía desde hace muchos años, cuando estuvieron en la primaria y le decían “La Chilindrina”. Pasaron los meses, y cada que iba a verlo le decía que mañana y mañana, hasta que mucho después, le informó que ya estaba lista su camioneta, que le puso motor nuevo. Verónica le pagó los 5 mil pesos restantes,  despidiéndose de mano y quedándole muy agradecida, pero cuando se subió y la echó a andar, le pasó lo mismo, ya no jaló.
Le dijo el mecánico que ella tenía la culpa porque no supo echarla andar y meter las velocidades, y otra vez le puso en la madre. Que de una vez le decía que ya no la iba arreglar, ni le devolvería el dinero que le dio. La afectada le contestó que lo iba a demandar en la Profeco.
Al sujeto tal parece que le picaron la cola. Se puso negro de coraje y se le fue encima, aventándole un golpe que si no se agacha, le pasa lo que al perico. Junto con su vieja y sus ayudantes, el sujeto la sacó del taller y la unidad la dejaron a media calle, una cuadra más adelante y atrancaron la puerta.
Verónica estuvo tocando con una piedra para que escucharan porque el zaguán es de lámina, y escuchaba que le mentaban la madre. Triste, cansada y sin ilusiones, con los ánimos por los suelos, las manos abajo como si le pesaran las nalgas y llorando de coraje que hasta le agarró el chorrillo, se dirigió ante las autoridades para pedir castigo contra ese mecánico balín. Lo acusó de abuso de confianza, insultos y amenazas, y demandó que le arregle su vehículo o le devuelva  los 10 mil chuchos que le ha pagado.
Desde esa fecha comenzó el calvario para la denunciante. Se había echado un alacrán encima. Le exigían que retirara la denuncia o de lo contrario iban a matar a todos los de esa familia hojaldra y chismosa. Le dio mucho miedo, que sintió que estaba en el fondo del infierno donde le vio la cola al diablo.
Pero ella se montó en su macho y no retiró la denuncia. En respuesta llegó a su casa Alejandro, quien iba acompañado de tres changos cubiertos de la jeta, rompiendo todos los cristales de su automóvil Corsa. Vociferó el indiciado: “A esa vieja no le voy a pagar nada”. Con chiflidos y haciendo la mano hacia atrás, se fueron mentándole la madre.
Temblando de pies a cabeza, sintiendo un sudor frío que le resbalaba por la rabadilla, se regresó a hacer otra demanda en contra del méndigo mecánico, acusándolo de daños en propiedad ajena y de robo, pues se llevaron una maleta llena de teléfonos celulares que ella tenía en su negocio. Y al cuestionar al MP acerca de la primera denuncia, éste le contestó, cantándole como José José: “Espera un poco, un poquito más”. Que aguantara vara porque tenían muchos trabajo, pero con esta era doblete y le iba ir peor al acusado, que lo iban a meter en el apando cuando llegara a la grande.
Ella quedó más tranquila, pero el miedo la hacía temblar, que sonaba como maraca. La agresión no terminó, siguió más dura. Regresaron los desgraciados junto con otros y rompieron los vidrios de la vivienda que ella alquila a unos estudiantes. Apantallaron a la empleada, advirtiéndole que le iban a dar para sus tunas. Ella marcó al maravilloso 911, llegando los gendarmes y agarraron a uno a quien se llevaron, pero pagó una multa y lo dejaron salir. Le anticiparon a Verónica que se previniera para la próxima visita.
Mas ella no ha querido retirar su denuncia, poniéndolos más furiosos. María, la vieja de Alejandro, quien era su mejor amiga, la retó a echarse una lucha a calzón quitado. Han dado por molestarla subiendo a las redes sociales mensajes, que cada que los lee se le pone la carne de gallina. Amenazan con que van a dar un “levantón” a sus hijos. Siguen destrozándole los vidrios. Por lo que regresó a demandar a Alejandro, a su vieja y a una pandilla de malvivientes.
Explicó que ella es madre soltera y vive de lo que gana hospedando a estudiantes, pero como los han espantado, se han ido y dejado el inmueble vacío. Le han dado en toda la torre económicamente, pues ha tenido que comprar los vidrios que le destrozaron, y con la salida en parvada de sus inquilinos, contabiliza una pérdida de más de 35 mil pesos.
Expuso que ha solicitado apoyo psicológico porque no puede llevar una vida tranquila, pensando que a sus hijos y a ella el día menos esperado les den chicharrón. Por eso pide ayuda del gobernador, del procurador y de los altos mandos para que agarren a esos méndigos.
Pero el agente del MP le respondió que eso iba a estar pelón, pues ahora afrontan el desfalco millonario que causaron los funcionarios que salieron de gobierno, tanto en la SEPH como en Radio y Televisión, donde uno al otro se tapan el hoyo que dejaron, pero en cuanto arreglen sus broncas a ver qué pasa. Tampoco él puede hacer nada por ella. Ha escuchado que van a cambiar a todos los ministerios públicos, y también anda buscando dónde colocarse, ya que de abogado no la hace.
 

Related posts