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RETRATOS HABLADOS

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    •    Rescatar el respeto por nosotros mismos


Días hay en que resulta preferible callarse la boca, o lo equivalente en estos menesteres, no escribir una sola línea, referente al asunto político. La saturación de mesa de análisis, artículos de fondo, columnas, en fin, todo lo que tiene que ver con el arte de opinar, hace pensar que a estas alturas ya nadie entiende maldita la cosa del asunto central.
    Hoy mismo, cuando una inmensa mayoría da por descontado el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, alguien me comentaba que deben esperarse 15 días antes de que terminen las campañas, porque es costumbre en el aspirante presidencial de Morena, cometer suicidio político en esas fechas para seguir, hasta la eternidad, como candidato.
    Suena por lo menos curiosa la aseveración, pero una vez que se hace un recuento simple de los tiempos pasados, regularmente nos topamos con declaraciones y actitudes que tienden a ser errados justo cuando el triunfo parece asegurado. Pareciera que el saboteador más terrible de AMLO, es justamente AMLO.
    Quiero pensar que no es así, pero cuando se observa el tétrico panorama que le tocaría a López Obrador en caso de ganar la primera magistratura del país, descubriríamos que los seis años de administración presidencial, de ningún modo serían suficiente para enderezar la nave. Y si a lo anterior le sumamos la larguísima cadena de compromisos que ya asumió con grupos de poder en todo el país, la cosa se poner peor.
    Vicente Fox, guardadas las proporciones, con todo el bono democrático que tenía de su lado, simplemente le dio la vuelta a los problemas y se mantuvo en campaña cuando ya era Presidente de México, con lo que se comprobó aquello que dicen que algunos son buenos candidatos pero pésimos presidentes.
    Y el hombre de la botas, anotemos, llegó sin necesidad de hacer compromisos con los peores exponentes de la política en los Estados de la República Mexicana, como se ha visto obligado a realizar Andrés Manuel, ejemplo patético el de Hidalgo con el Grupo Universidad, que difícilmente aceptará un no al momento de pedirle cumpla el convenio de hacer gobernador a Gerardo Sosa Castelán.
    Lo anterior en caso de que las huestes Sosistas, cumplan su parte del compromiso de llevar a todos los alumnos, trabajadores, maestros e investigadores, a votar como si fueran una sola persona por Morena en su conjunto, lo que cada día se ve más y más difícil.
    No es fácil el camino para López Obrador si gana.
    Pero anotaba al inicio de este texto, que han sido demasiados los comentarios en torno a lo que está por suceder. Que todos asumen tener la razón porque ellos lo dicen, en esta tarea desmesurada de alimentar la polarización de los ciudadanos.
    Parece que ya se asoma a la vuelta de la esquina, el tiempo para la reflexión, y para reflexionar se necesita silencio, silencio de tantos que opina, discuten, se dicen las mismas cosas en los programas de supuesto debate.
    Silencio para pensar en el país, en cada uno de nosotros.
    Silencio para intentar entender que no debemos dar espacio para que el desprecio a quien no piensa como uno crezca.
    Respeto real, sincero, a los que votarán por AMLO, Meade, Anaya o el Bronco. Cada cual sabrá el porqué de su decisión.
    Condena definitiva a quien insista en tratar como imbéciles a los que no piensan como él.
    Todavía se puede.

Mil gracias, hasta mañana.
jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITAa:
    Y el hombre de la botas, anotemos, llegó sin necesidad de hacer compromisos con los peores exponentes de la política en los Estados de la República Mexicana, como se ha visto obligado a realizar Andrés Manuel, ejemplo patético el de Hidalgo con el Grupo Universidad, que difícilmente aceptará un no al momento de pedirle cumpla el convenio de hacer gobernador a Gerardo Sosa Castelán.