RETRATOS HABLADOS

* Escenarios después del 1 de julio

Al paso de los días la contienda electoral tiende a polarizarse de una manera ya preocupante, en la que nadie se tienta el corazón para asestarle un golpe al contrincante, con base a información real o apenas corroborada. El asunto es que la radicalización siempre ha sido un algo que solo puede desembocar en enfrentamientos, primero verbales, y después en la violencia.
    Hay temor, porque todo puede pasar después del 1 de julio. Si quien hoy mismo se siente seguro de su victoria a la Presidencia de la República, de pronto aparece como derrotado, seguramente podrá tranquilizar al círculo cercano, al que lo ha seguido de siempre, pero no a los que se colgaron de su navío sin ver otra cosa que su propio beneficio.
    A uno lo guía, todavía, el sustento de los ideales, a los otros no, y son estos los que no dudarán en echar mano de la violencia, de la que siempre han sacado provecho porque nunca han dudado en desatarla si lo consideran necesario.
    Es decir, pase lo que pase, se convertirá ese nuevo sector del partido de AMLO, el de los Advenedizos, en la parte de un todo que difícilmente podrá ser llamada a la cordura, y mucho menos controlar.
    En el mismo sentido las encuestas empiezan a resultar lamentables, porque todos sabemos que salvo contadas excepciones, la mayor parte tienen un objetivo claro, poco ligado a la verdad, para posicionar o hundir a este u otro candidato, con datos inflados u omitidos.
    El problema radica que adelantar que éste o aquél ya son ganadores, muchos días antes de la elección, puede desembocar en que la ciudadanía dé por hecho este anuncio, de tal modo que si la votación no lo confirma, también estén seguros que hubo un fraude monumental.
    Todo puede suceder, sin duda, pero no dejar margen alguno a una eventual derrota, solo puede atraer hechos de violencia si ésta se hace efectiva.
    En Hidalgo en tanto, las campañas han dejado evidenciado que es necesaria una reconformación de las estrategias para atraer votantes en todo los partidos políticos. Simplemente con las viejas técnicas el ciudadano no se siente atraído, pero a ciencia cierta no se sabe qué opciones pueden existir.
    Y por supuesto eso es algo dramático, cuando la incredulidad de la gente ha desembocado en escenarios de abstencionismo o de odio.
    No votar ha sido una constante en Hidalgo y el país entero.
    A veces se registra una afluencia importante, pero no como para echar las campanas a vuelo.
    Algunas estrategias van en sentido contrario, inhibir el voto a través de todo tipo de acciones.
    Pero el hecho fundamental es que el abstencionismo mantiene una fuerte presencia, lo que se traduce en el desinterés que la política ha generado en la ciudadanía.
    Algo debe hacerse para que el camino del cambio sea el de las urnas electorales, y no otros que implican violencia. Porque la violencia en forma de guerrillas solo desemboca en llevar al poder a verdaderos enfermos como el caso de Nicaragua con Daniel Ortega y toda su familia, que hoy cometen las mismas barbaridades que el dictador que sacaron.
    Faltan pocos días para una de las elecciones más transcendentales en el país, porque además pueden dar como resultados: la desilusión absoluta en cualquier tipo de cambio, o lo contrario, el renacimiento de los sueños.
    Y por lo mientras, nada está claro.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Hay temor, porque todo puede pasar después del 1 de julio. Si quien hoy mismo se siente seguro de su victoria a la Presidencia de la República, de pronto aparece como derrotado, seguramente podrá tranquilizar al círculo cercano, al que lo ha seguido de siempre, pero no a los que se colgaron de su navío sin ver otra cosa que su propio beneficio.

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