Un Infierno Bonito

ENCONTRÓ A SU VIEJA CON EL SANCHO
La acusó en el Ministerio Público por adulterio, pero le dijeron que de acuerdo con lo pactado con los diputados, todo se vale, y que la haya encontrado que le estén dando para sus tunas, no es delito.

José Hernández, de 76 años, fue a demandar a su vieja Carmen Montes, de 55 primaveras, que la encontró en la cama con el “Sancho” que es un mendigo albañil. Cuando llegó y lo vieron, ni se chivearon, le siguieron dando duro. Mejor se salió el ofendido para que no le salieran perrillas.
Muy enojado don José, se salió llorando de tristeza, y no se le borraba la imagen de su señora, cómo estaba abrazada del albañil en su cama, como pollito tomando agua. Le contó al MP que desde hace unos años se ha dado cuenta que su mujer le anda poniendo con el gandaya, y porque le reclamó, lo madreó, y para que se le quite lo chillón, se clavó el dinero de su pensión.
Dijo el cornudo que  hace 12 años se casaron por las tres leyes, y se fue a vivir a su casa de la mujer, en San Miguel Cerezo. Desde ese tiempo ha vivido una pesadilla en las calles del infierno, porque la vieja, como está más joven, seguido le daba en la madre y lo agarró de gato.
El estaba muy enamorado de su primera señora, pero se le fue  al valle de las calacas, y pensó que con ésta se la iba a pasar de pelos, para olvidarla, pero con las broncas que tiene, está seguro que el matrimonio es una guerra donde uno duerme con el enemigo.
Sus hijas de la mujer, o sea sus entenadas, que ya tienen peleas en la coliseo, se han unido para hacerle la vida de cuadritos, y lo ponen hacer trabajos domésticos, por lo que se las ve de la patada. Es mucho lo que tiene que lavar, y luego los trastes, barrer, y dejar la casa como el maestro limpio, si no le echan de habladas, que no sirve para nada. Eso se lo grita continuamente su mujer, y le dice que le demuestre que es hombre. El viejito se lo mira y suspira.
Dijo que si no la puede acusar por adulterio, sí la podría demandar  porque lo tiene como esclavo, lo hace trabajar por lo menos 12 horas al día, para que le dé sus alimentos, cuando bien le va, si no lo manda a que se duerma con el perro, sin cenar, y eso no se vale. Dijo don Pepe, el dinero que le pagan al mes de su pensión, es para comprar la despensa, y ahora que se lo quitó, cada quincena le da galletas de animalitos.
Pero la gota que derramó el vaso, fue hace unos días, cuando don José pretendía entrar a su casa cuando ya había terminado su trabajo, y la señora lo sacó a empujones, dándole una patada en la cola, diciéndole que se fuera a echar pulgas a otro lado.
Se la pasó por mucho tiempo sentado en el escalón de su puerta, y decidió buscar la forma de meterse y con muchos trabajos, lo hizo por la ventana, y cuando llegó a su cuarto, encontró a su vieja con el albañil, muy abrazos.
Les quitó las cobijas. Estaban en traje de rana. La señora se levantó furiosa y lo echó a la calle, y luego le aventó sus garritas, y le dijo que ya no lo quería ver en su vida, que no regresara porque la casa era de ella. Se metió de nuevo y trató de remediar el asunto pero la vieja no quiso hablar con él. Le dijo al albañil que lo sacara, y de un empujón lo mandó echando maromas en el suelo. Por eso pide que la castiguen o al menos que le devuelva su pensión, porque sabe que mantiene a su querido.

ASALTARON EN BURGER KING
Los asaltantes se llevaron un chasco, pues como no pudieron llevarse el dinero del negocio, se conformaron con el de los empleados.
Momentos de angustia, de terror y mucho pavor, vivieron los empleados del restaurante de comida rápida Burger King. Estaban trabajando a todo vapor, para atender a sus clientes, cuando entraron dos tipos de cuidado, armados con una pistola: “Esto es un asalto, manos arriba, patas a la barriga” A todos los pusieron contra la pared, también a los repartidores de pan Bimbo, que no tenían vela en el entierro. Trataron de llevarse el dinero pero como no pudieron, les quitaron los valores a los empleados, y les dieron de madrazos.
El miércoles, después de las 9 de la mañana, sucedió lo que ustedes están leyendo, en el interior del establecimiento ubicado sobre el bulevar Everardo Márquez. El gerente del lugar, Miguel Ángel Hernández, comentó a los uniformados la forma como se los enchilaron. Dijo que como siempre, llegó con tres empleados de mostrador y organizaron todos los productos.
Comentó que de momento, entró un hombre que vestía un pantalón y camisa de mezclilla, se acercó como cliente, y cuando le preguntaron qué se le ofrecía, se echaron atrás con ojos desorbitados, al ver que sacó una pavorosa pistola y les apuntó con la misma. Los llevó caminando por delante a una bodega, y les dijo que se amarraran entre sí las manos y las patas, que él estaba mirando que se echaran nudos ciegos.
Mientras otro asaltante hacía la misma operación con una empleada que se encontraba en la parte de la tienda. El gerente fue interrogado por los malandrines, para que les entregara las llaves de la caja fuerte, y le pusieron la pistola en la chirimoya, contestando que los únicos que la podían abrir son los custodios de Cometra.
Mientras se ponían de acuerdo los asaltantes, qué hacían con ellos, llegó un empleado de la empresa de Bimbo para surtir sus productos, y se lo llevaron con los demás para amarrarlo. Al no poder obtener el dinero de la caja fuerte, el par de pillos huyó, no sin antes haberles  quitado a los empleados sus pertenencias. Los que estaban encerrados, como pudieron, se despojaron de las ataduras y mediante una llamada al 066, llegaron los cuerpos policíacos, y contaron cómo había estado la movida.
El reporte del atraco movilizó a todas las corporaciones, poniendo el operativo “Cero”, fueron en su busca y regresaron con cero detenidos. Y pusieron su demanda ante el Ministerio Público adscrito a Seguridad Pública.

LE FALLÓ SU CABALLO DE ACERO
De una manera que nadie lo esperaba, perdió la vida un motociclista quien se derrapó en la carretera que conduce a la comunidad de Santa Mónica, municipio de Epazoyucan.
Los informes de la Policía y Tránsito, indican que el mortal  accidente ocurrió cuando el ahora finado echaba carreras con un sobrino, que también llevaba una motocicleta, y corrían a 120 kilómetros por hora, siendo que al pasar una curva… ¡Pácatelas! Las autoridades dieron a conocer que la noche del martes fueron informadas del percance del motociclista.
Sin embargo, los familiares del infortunado, al saberlo, fueron por él y lo trasladaron a bordo de una camioneta, al hospital Marfil, situado en Mineral de la Reforma, para que fuera atendido. A su ingreso se informó que quedó registrado con el nombre de René Gutiérrez Islas, de 35 años, vecino de la comunidad de Santa María Tecajete, en  Zempoala.
Los pronósticos sobre su estado de salud, eran uno contra 10 a que no se salvaba. Los médicos comentaron con sus familiares, que presentaba múltiples fracturas en todo el cuerpo, pero la más delicada era la que tenía en el cráneo.
Los matasanos del hospital Marfil luchaban a calzón quitado con la muerte, pero les ganó dos al hilo, pues se llevó a René.
Declaró un familiar que minutos antes de las 8 de la noche, René en compañía de su sobrino Fernando Flores Gutiérrez, habían ido a cobrar un dinero que le debían al primero en Epazoyucan. Después de cobrarlo se montaron en sus motocicletas y corrieron diciendo: “Vieja el último”, a más de 120 kilómetros por hora, cuando René derrapó en una curva y cayó con todo y moto, dando de vueltas. Crisóforo Gutiérrez Zepeda, de 61 años, reconoció el cuerpo de su hijo, quien dejó en el desamparo un chavito de 4 años y a su esposa, Josefina Ruiz, que le llora, pero ni modo, así es la vida, a quien le toca, le toca.

YA LO AGARRARON DE PUERQUITO
Cero y van dos veces que saquean el hogar de un empleado del IMSS. Los delincuentes ya lo tienen en la mira y son dos veces que se lo enchufan, robándole sus pertenencias, cuando sale a trabajar.
Juan Carlos Cabrera Montiel, de 25 años, está que se lo lleva toda la grosería, pues lo dejaron chiflando en la loma. Se presentó ante el Ministerio Público, adscrito al Hospital General, para decirle que salió a trabajar a las 9 de la mañana de su domicilio, situado en la calle Circuito 11 de Julio 165, de la Unidad Minera 11 de Julio.
Una hora después salió su esposa, para también acudir a su trabajo, pero como ya los habían robado una vez, cerró la casa como la puerta negra, lo mismo que la reja, a modo de que no pudiera entrar ni el aire. Pero nunca imaginaron que vigilaban los malhechores todos sus movimientos.
Al salir de su chamba, Juan Carlos se pasó a la casa de sus jefes, con el fin de comer con ellos, y como a las 6 de la tarde se regresó a su hogar, pero al llegar se dio cuenta que las chapas estaban madreadas, lo mismo que la reja abierta. Llamó a su señora para decirle lo que había ocurrido. La mujer le contestó de qué; le dijo que ya les habían dado en la madre los ladrones.
Entró hablando solo, diciendo groserías como el Negrito Sandía, a los mendigos ladrones, y se dio cuenta que la televisión del cuarto de estudio había volado, así como también un equipo de estéreo marca Saylo y el decomisador de su antena Sky; de la recámara, desaparecieron sus joyas de su mujer y tres relojes de diferentes marcas, que guardaba dentro de los cajones. Y también dijo que hace como 15 día se habían llevado sus pertenecías, y que  puso su queja ante el mismo agente, pero no han hecho nada.
Pide a las autoridades que hagan una investigación y agarren a los ladrones, porque ya lo tienen fichado. En esa colonia hay mucho ratón, y seguido los vecinos se quejan de robo, que nunca ven alguna patrulla que haga su rondín por esos lugares, que al velador callejero, seguido lo madrean.
gatoseco98@yahoo.com.mx

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