Un Infierno Bonito

SE BURLAN DE LA LEY
Accidente en Nopala. No quieren indemnizar a las víctimas de trenazo, donde hubo tres muertos y decenas de heridos. No todos recuerdan el percance del 16 de mayo, pero a los que no se les puede olvidar es a los familiares de las víctimas, que iban en un autobús de turismo.

Se los llevó el tren y los partió en dos, y, no obstante, no han entregado la indemnización correspondiente a los deudos de los finados y el pago de los gastos médicos de los heridos.
Para acabarla, el chofer de la unidad de la empresa Autobuses de Turismo, Francisco “N”, de 35 años, anda libre, es prófugo de la justicia, pues en la noche de la tragedia, el güey le quiso ganar al tren. Se peló para la frontera.
Las penas que sufrieron más de 40 pasajeros accidentados, comenzaron desde el momento en que la policía, sin saber quiénes fueron, si la Municipal o la Estatal, llegaron a la zona del desastre, a la altura de San Sebastián Tenochtitlán, por la Ex Hacienda El destello, y
les robaron sus pertenencias a los afectados; lo mismo pasó con los socorristas. Fue un pillaje que no olvidan.  Cuando los llevaron al Hospital de Huichapan, le mandaron un oficio al gobernador diciéndole  que los trataron como animales.
La peor parte que les pudo haber pasado, es que el dueño del autobús, Gabriel Monroy, pudo burlar a la autoridades federales y operar sus servicios de autobuses sin el seguro del viajero, porque, a la fecha, ninguno de los familiares ha recibido un quinto por los muertos, ni tampoco los han visitado alguna compañía de seguros para ofrecerles el pago legal que les corresponde. Ojalá y lo tengan en cuenta.
Todo esto fue denunciado ante la autoridad por Antonio Duarte, quien perdió a su hijo de 21 años, Guillermo Torres Duarte, y Mario Delgado Sánchez, cuya esposa tuvo muerte cerebral  por el madrazo que se dio cuando “La Bestia” se los llevó de corbata.
Pero todo pasó así, se los voy a contar para darles a los lectores los datos de cómo fue y por qué, para que ellos sean los jueces y determinen a ver quién es el culpable del choque entre un autobús que fue partido en dos, que llevaba más de 40 paseantes, y lo madreó una máquina como la 201.
Mario Delgado, junto con su vieja, María del Carmen Duarte, de 32 años, un mes antes se reunieron con familiares y amigos para hacer un paseo en el balneario de Tecozautla, y luego ir al balneario de La Cruz, en Hidalgo, cobrándoles 200 pesos por cabeza. Todos aceptaron y estaban contentos. Fueron a firmar el contrato con los dueños del Servicio de Autobuses Monroy,  con oficinas en la avenida Vicente Guerrero, en San Bernabé Ecatepec, Delegación Magdalena Contreras, en la Ciudad de México. Eran 41 pasajeros.
Todo quedó arreglado y pagaron. El 16 de abril, después de la 5 de la mañana, se inició el viaje de la muerte. Todo el día se la pasaron súper, y después, dijo Mario Delgado que vio que el chofer, cuando estaba en los balnearios, se empinó varias cervezas, pero nadie le dio importancia porque todos los mayores de edad lo hicieron.
A las 5 y media de la tarde del mismo día, se regresaron a sus hogares, rumbo a la CDMX, sin saber que para algunos eran un viaje sin retorno y que iban a sufrir una pesadilla  en las calles del infierno.
Mario y su familia iban en los asientos de en medio de la unidad, de la fila derecha. Su padre alcanzó a ver que circulaban, como a las 7 de la noche, cerca de las vías del tren. Como tenían cerradas las cortinas, le dijo a su vieja que las abriera para que sus hijos, Javier, Daniel y Sergio, de 11, 8 y 5 años, pudieran ver de cerca al ferrocarril porque no lo conocían.
Exactamente cuando abrieron la cortina, el tren se impactó contra ellos. Todo fue horrible, fue horrible. Se sintió un madrazo que parecía que les cayó un rayo. Gritos, llantos, quejidos y desesperación. El autobús había sido partido en dos. Mario vio cuando el chofer se iba a pelar y le gritó que ayudara a su mujer y la arrastró para ponerla a un lugar seguro, mientras que él sacaba a sus hijos.
Ellos fueron los primeros en ser trasladados al hospital, pero ninguno de los heridos olvida haber visto a los policías y socorristas que robaban a los desmadrados sus pertenecías. Ingresaron al Hospital General de Tula muy tarde porque los socorristas perdieron el camino. Al llegar ahí los trataron de la patada. Pidieron  que los llevaran al IMSS, donde fue un poquito mejor la atención.
Dada la gravedad de su esposa de Mario, la madrugada del domingo, entró a terapia intensiva del IMSS de Lomas Verdes, en la capirucha, donde le dijeron que la señora llevaba muerte cerebral, y, penosamente, a los cinco días murió.
Pero Mario traía al santo de espaldas, pues contrató a un abogado de nombre Félix Cruz, que ofreció arreglar lo de la indemnización de la muerte de su mujer, pero sólo lo defraudó a él con 40 mil bolas y a Carmen Duarte, quien perdió a su vástago, con 50 mil. Y del mendigo abogado ya no volvieron a saber.
Asimismo, acudieron al corralón del servicio que de Grúas Chávez, donde se llevaron el autobús partido en dos, y ya no estaba, por eso exigen que el chofer sea castigado por el fatal accidente que ocasionó por quererle ganar el paso al tren.
También, mediante un escrito al gobernador, lo pusieron al tanto de todo lo acontecido, pero les dijeron que ya se fue, que no se puede hacer nada, porque Paco Olvera no puede meter las manos porque no está enterado de nada, y lo que no fue en su año.

UN POLICÍA SE PASÓ DE LANZA
Todo sucedió en Tlanchinol. En forma prepotente y sin razón alguna, un popocha de Seguridad Pública Municipal agredió física y verbalmente a un vecino de la localidad. Lo  desmadró causándole lesiones en el brazo izquierdo y en la cara, que lo dejó como teporocho hinchado.
El afectado, Eric de Jesús, acusó al gendarme Ezequiel Cortez, como abusivo y jijo de toda su jefa, que se lo sonó en la comandancia. Desde que lo llevaron por una falta administrativa, lo comenzó a agredir, echándole un sermón por cochino marrano, y luego se le fue a madrazos.
Comentó Eric, que lo salvó la campana, pues sus mismos compañeros se lo quitaron de encima; pensaba matarlo por una miada que se echó en vía pública. Dijo el muchacho, que les gritó a los uniformados que estaban cometiendo una injusticia, y le pegaron diciéndole “ cállese el hocico”, hasta dejarlo sin conocimiento.
Después de que pagó una fianza de mil pesos, se fue a quejar ante el Ministerio Público de Huejutla, para que iniciara una averiguación por los delitos de abuso de autoridad y lesiones, por parte de un policía llamado Ezequiel Cortez.
Señaló que iba a venir a Pachuca a quejarse ante la Comisión de Derechos Humanos, porque no les vio mucha iniciativa a las autoridades de su pueblo.

UN LOCO DESMADRÓ A UNA SEÑORA
La gente rumoraba que se le había metido el demonio a un tipo que estaba a media calle, parado, recargado en la pared, con los ojos como de lumbre, y le salía baba por el hocico, en el barrio de La Surtidora.
Pero lo que pasó es que el que le pegó a la mujer es un malviviente, que le gusta darse sus pegues de cemento, y se le pasó la dosis. Atacó a la señora cuando pasaba cerca de donde él estaba. La agarró de las greñas y le dio un puñetazo en la cara, que la dobló, y luego un aventón contra la pared, que rebotó, cayendo al suelo de nalgas, parando las patas.
Elizabeth Díaz, de 41 años, fue madreada por el drogadicto, a quien denunció ante las autoridades. Declaró que como a las 2 de la tarde del lunes pasado, salió de su trabajo y se disponía a ir a su casa. Al caminar por las calles de Arista, vio salir del callejón a dos sujetos como de 23 años, quienes se le acercaron pero no le dio importancia porque luego hay muchos que chulean, pero luego se dio cuenta que no era el caso.
Otro hombre que estaba recargado en la pared, moviendo la cabeza como muñeco, abriendo las patas para no caerse, pues estaba recargado en la pared, le dijo: “Me las vas a pagar todas juntas, porque eres una mancornadora”. Ella lo miró y como no lo conocía, no le hizo caso, para seguir su camino.
Pero el malvado la tomó de las greñas y le estrelló la cholla, varias veces, contra la pared, y luego contra una cortina de un negocio que estaba cerrado. La señora gritó a todo pulmón, pidiendo auxilio. No faltó que varias mujeres que pasaron y vieron lo que le pasaba, llegaron como la pandilla en acción, a defenderla. El hombre drogado, la dejó pero ante de soltarla, le dio una patada en la cola, que la hizo brincar.
Los jóvenes que vio primero, le dijeron que lo disculpara, que sufría de sus facultades mentales, porque cuando nació se le cayó a la partera y quedó loco. Pero la señora le mentó la madre y cuando llegó la policía, les dijo que estaba drogado, que lo olieran y apestaba a pegamento de zapato.
Los policías hicieron caso a los muchachos que les dijeron que no se lo llevaran porque estaba malito y se iban a meter en broncas con Derechos Humanos, y lo dejaron libre.

LE HICIERON LA VIDA DE CUADRITOS
Cansado de tantas maldades que le hacen, un vecino ya no halla la puerta, y dijo que en la primera oportunidad se va a vivir a otro barrio que no sea el de Las Lajas.
Pero antes de que le den en toda la madre, fue a poner su denuncia ante las autoridades del Ministerio Público. Dijo que se llama Jesús Sánchez Pérez, y que desde hace mucho tiempo, los vagos no lo quieren, y el que se los echa encima es su vecino Jorge Ávila, de 70 años. Se los gana disparándole las cheves, para matarlo de un coraje. Que el señor y él han tenido dificultades desde hace años.
Le explicó al señor autoridad, que la última vez, hace unos quince días, dejó estacionado y muy bien cerrado su automóvil Volkswagen Jetta, modelo 2001, sin placas de circulación, ya que se las han robado, afuera de su casa, en el callejón de Las Lajas.
En la mañana, sin embargo, se encontró con que todo el parabrisas estaba lleno de suciedad, había señas de que alguien se había subido al toldo para hacer del baño. Le fue a reclamar a su vecino Jorge, que le dijo que él no tenía nada que ver con eso. Y Jesús, para evitar broncas, dejo las cosas como estaban, y no le quedó otra que lavar su coche.
Al día siguiente escuchó plomazos que le pasaron rozando por las orejas. Se tiró al suelo rondándose debajo de la cama, y ahí pasó toda la noche para que no lo dejara agujereado.
Se levantó y revisó las ventanas y tenían orificios de bala, por eso fue a decirle al MP que le echara la mano en hacer una investigación en contra de los vagos y su patrón, que lo quieren volver loco.
Pero no saben que lo que va a pasar algún día, se les va a voltear el chirrión por el palito, porque si no le hace justicia la autoridad, él la va a hacer con su propia mano, dándole en la madre al  viejo.

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