RETRATOS HABLADOS

* Ahogados en nuestra propia porquería

El ventilador natural que es Pachuca dejó de funcionar apenas se esparció una capa densa de humo, casi nata a lo largo y ancho de la capital hidalguense y Mineral de la Reforma. Nadie lo hubiera pensado, que termináramos ahogados en nuestra propia porquería que no ha dejado de arder desde hace más de 72 horas.
    Suspendidas las clases hoy y mañana en todos los niveles escolares, incluso el territorio autónomo y virreinal de la universidad, enfrentamos de pronto escenas de un futuro decrépito, un futuro sin futuro donde el ser humano es ajusticiado por sus propias torpezas y desinterés en su vida.
    Resulta que no sabemos qué hacer con los desechos que se generan todos los días en los hogares de la zona metropolitana, en este caso Pachuca y Mineral de la Reforma. Que empresas privadas van y empresas privadas vienen con la solución casi milagrosa, que al final de cuentas resulta que no lo eran.
    Y también, por supuesto, que nadie quiere que una recicladora de basura se instale a la vuelta de su casa. No solo el asunto político está convertido en una podredumbre, sino el entorno, el escenario donde vive las personas que amamos, los hijos a los que siempre colgamos la propiedad de un futuro incierto.
    Pero solo hasta que respirar lastima la garganta y los ojos se llenan de lagañas, es cuando reparamos en que no podemos dejar de ser ajenos a una problemática que nos conformamos con mirar de lejos como si no fuera asunto nuestro. Y lo es, vaya que lo es, igual que la inminente falta de agua que ya se resiente en muchos lugares, pese a lo cual insistimos en desperdiciarla, “porque ya verán en un futuro cómo se las arreglan”.
    Pachuca, “La Novia del Viento”, amaneció desde hace tres días con un olor nauseabundo, a plásticos quemados, perros quemados, colchones quemados, comida putrefacta quemada, unicel quemado, llantas quemadas, y muchas, muchas conciencias quemadas.
    Nos hemos llenado de basura mental y física. Peor en estos tiempos en que coinciden las dos vertientes: por un lado palabras que todos los candidatos sueltan al viento, y nublan la vista, el paisaje; por otro el humo que resulta ser el mejor marco para apreciar lo que no debemos hacer ni permitir.
    El futuro que ya nos alcanzó. Es decir las consecuencias de llegar a esa meta sin ninguna preparación, sin conciencia de que tarde o temprano tendremos que caminar con tapabocas día y noche, con filtros que purifiquen en lo posible el aire que entre a las casas, oficinas, escuelas. Y si no, con la resignación de que así nos tocó vivir y ni qué hacer.
    A todos nos espantó mirar a las 6 y media de la mañana esa neblina oscura, hedionda, que hizo un círculo en torno a las zonas habitadas. A todos porque de pronto descubrimos que no era efecto de las mañanas a veces frías pachuqueñas, sino de la basura que no deja de quemarse, que de alguna forma empezó a incendiarse desde su barriga, y por eso se niega a morir.
    Seguramente hoy por la tarde, a lo mejor en la madrugada, el viento salvador de la ciudad empezará a soplar igual que el lobo que tumba la casa de los cochinitos. Pero también, a lo mejor, esta nata de oloroso espanto fue construida con tal fuerza que el aire pachuqueño nada podrá hacer.
    Es el primer aviso. Por supuesto un descuido criminal, una acción criminal de quien la haya cometido, y para estos momentos se multiplican los que son demandados y demandan. Todos somos culpables son culpables en última instancia, nosotros también, por supuesto.
    Pero ocurrirá de nueva cuenta, porque damos por descontado que sean otros los que se encarguen del asunto. Porque poco a poco nos acostumbramos a un viento plagado de podredumbre, igualito a las palabras desgastadas, llenas de nada, pero que se lanzan al viento en estos tiempos electoreros hasta tapar el sol, la luna, las estrellas, y dejarnos a oscuras.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
@JavierEPeralta

CITA:
    Suspendidas las clases hoy y mañana en todos los niveles escolares, a excepción del territorio autónomo y virreinal de la universidad, enfrentamos de pronto escenas de un futuro decrépito, un futuro sin futuro donde el ser humano es ajusticiado por sus propias torpezas y desinterés en su vida.

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