Un Infierno Bonito

VINO A UN ANTRO DE VICIO Y LO DEJARON A PATA
Muy caro le salió a uno vecino de Tepeapulco acudir, este fin de semana, a mover las nalgas a una disco en Pachuca, pues se regresó moviendo sus patas porque le robaron su camioneta. Dijo a las autoridades de la Procuraduría de Justicia que además, en la guatera, llevaba 20 mil chuchos y facturas en blanco.

Ricardo Z., de 35 años, es el agraviado, arquitecto de una empresa de construcciones, quien acudió ante el Ministerio Público a rajar leña, diciéndole que eso no se vale, él vino de turista.
Comentó que llegó al antro a las 11 de la noche, en compañía de su cuate Arturo; se les ocurrió ir al “Palacio de la Salsa” que se encuentra en la carretera antigua México-Pachuca, conocido el lugar como el Rincón Brujo.
Como saben que en Pachuca hay mucho riñón, dejó su camioneta modelo 2010, muy bien cerrada y en el estacionamiento callejero. Ahí se divirtieron como nunca, pues ahí hay mucha vieja de reventón.
Salieron a las 3 de la mañana, y se les bajó la peda al ver que los habían dejado a pata. Llamaron a la policía para ver si de casualidad se la habían llevado al corralón. Los gendarmes hicieron la finta de buscarla, y regresaron a decirles que mejor fuera al MP.
Ricardo, a punto de soltar las de San Pedro, manifestó que el monto de lo robado es por 75 mil pesos. Para la otra mejor se emborrachan en el pueblo y no vienen a la boca del lobo. Pero le dijeron que que no se preocupe, dentro de unos años la encuentran, ya que no le sirva al que se la robó la deja abandonada.

ROBAN UN AUTO PROPIEDAD DE GOBIERNO.
Los amantes de lo ajeno ya ni la raspan, se apoderaron de un automóvil en la colonia 11 de Julio, propiedad del Gobierno del estado, según denunció Gerardo Islas, burócrata, quien trabaja en el área de administración.
Los hechos ocurrieron este fin de semana, en la calle Mina Paraíso. Gerardo declaró ante el Ministerio Público que el coche que tenía a su cargo es un Nissan Tsuru, blanco.
Dijo que la última vez que lo vio fue el viernes, cuando lo dejó por la noche, cerrado como la puerta negra, y se fue hacer la meme, muy tranquilo, porque es muy conocido por los vecinos del lugar.
Al día siguiente, como las a 7 de la mañana, cuando se levantó, por un pelito y se vuelve a acostar al no encontrarlo. Le preguntó a todos los vecinos, pues anduvo tocando casa por casa, casilla por casilla, pero nadie se dio cuenta cuando se lo conejearon.
Llamó al 911 con el fin de reportarlo, también llamó a su jefe para darle la noticia, al director de Administración, Alberto G., quien le aconsejó que fuera a denunciar los sucesos, y así lo hizo. Solicitó que le echaran ganas para encontrar la unidad, pues  tiene que entregarla o, en su defecto, deberá pagarla.

DETIENEN A UN CACOMIXTLE
Los policías municipales de Pachuca se aventaron un 8 al detener a un caco en la colonia El Palmar. Gracias a un vecino vigilante que les dio el pitazo, que por ese lugar andaba un sospechoso, de volada, llegaron en su camioneta patrulla y se lo llevaron de las greñas. Al entrevistarlo se dieron cuenta que era un pájaro de cuenta, que ya tenía varias denuncias por robo calificado.
Esto sucedió como a las dos de la tarde, luego del aviso sobre la presencia de un individuo que rondaba la calle Puerto de Matamoros, quien se asomaba al edificio y estaba que entraba y no entraba. Por eso llamaron a los cuicos, que llegaron y le preguntaron quién era. Les dijo que un vecino del lugar. Lo llevaron a presentarlo con muchos y dijeron que no sabían qué madre lo había parido. Esto confirmó que los estaba engañando.
Le volvieron a preguntar cómo se llamaba, pero esta vez los azules se soban la macana. Les dijo rápido, antes de que se lo sonaran por el lomo, que su nombre era Roberto, de 19 años y que vivía en la calle Gómez Farías, arriba de la Presidencia Municipal de Pachuca.
Con el nombre pidieron datos del individuo, y les dijeron que se lo llevaran rápido porque era un ladrón. Lo presentaron ante el Ministerio Público donde, de boleto, fue canalizado al Centro de Readaptación para Adultos, porque tenía una orden de aprehensión, y ahí se quedará hasta que resuelva su bronca.

DETIENEN A UNAS VIEJAS PELEONERAS
Juana Leticia, de 33 años, le dio una santa madriza a Adriana Juárez, de 35; eso fue el lunes pasado, afuera de la escuela Primaria Miguel Alemán, en la calle Belisario Domínguez, a la una de la tarde, cuando estaban esperando que salieran sus cachorros para llevarlos a sus casas.
La señora Adriana no se esperaba lo que le iba a tocar. Estaba recargada a unos metros de la puerta comiendo camote, cuando se le acercó Juana y le dijo: “ven, quiero platicar contigo de una bronca muy peliaguda”. Le sacó un teléfono celular y se lo puso en los ojos gritándole: “Mira todos tus mensajes que le mandas a mi esposo, y vengo exclusivamente a darte en la madre por resbalosa, quita hombres, nalga fácil, prostituta barata”.
Adriana se la quedó mirando y le dijo: “Yo ni te conozco, ni tampoco al baboso que dices que es tu marido, estás picando chueco, porque yo no soy nada de lo que me dices”.
Sin darle tiempo la agarró del pecho, jalándola a modo de que se cayera al suelo. Logró agarrarla de las greñas y también la tiró, que rodaron de un lado a otro. Las madres que estaban en la puerta, en lugar de separarlas hicieron rueda para que se siguieran peleando.
Por los gritos y las mentadas de madre y maldiciones de arrieros, salió un maestro de quinto año y metiéndose entre la gente, las paró a las dos y las zurró, diciéndoles: “Les había de dar vergüenza, cómo se atreven a pelearse delante de todos los chamacos, que no perdieron detalle mirándoles los calzones, si ya recogieron a sus hijos, hagan favor de largarse”.
Sandra fue la más golpeada y tenía los pechos de fuera; una señora le dio un seguro para que sostuviera la ropa y no se le salieran. Tenía las orejas y la nariz coloradas, y estaba a punto de chillar por lo que había pasado. Llegó su hijo y caminaron una cuadra cuando el chamaco cagón le dijo que le andaba del baño. El niño se metió de nuevo a la escuela a descargar sus tripas, mientras varias personas le aconsejaban a ella que no se dejara, que le diera en la madre a la otra por todo lo que le dijo.
La animaron. Alcanzó a Juana y la descontó a la mala, y de nuevo se aventaron un trompo. Como la golpeada estaba calientita, le tiraba golpes con la mano abiertas y terminó dándole una patada en medio de las piernas. Juana no se sobó. Hizo lo mismo. Quedando doloridas. Alguien llamó a la policía, que llegaron y las desapartaron, jalándolas de los brazos. Querían subirlas a la patrulla, pero estaba un poco difícil, pues les tiraban de golpes.
Mandaron traer al grupo de mujeres policías y éstas, sin tentarse el corazón, a macanazo las subieron. Unas las jalaban de las manos y las otras las empujan de las nalgas. Las maestras se hicieron cargo de sus hijos. Llamaron al conserje y le dijeron que cerrara el hocico, perdón, que cerrara la puerta.
Las señoras abucheaban a la policía, pues se quedaron picadas de ver una lucha a calzón quitado, y más les silbaron cuando se las llevaron.
Al ponerlas ante el Ministerio Público, Juana declaró que le reclamó a la mujer  porque anda con su marido, le manda mensajes muy comprometedores, y se los enseñó al señor autoridad, que le dijo al secretario que no dejara de tomar nota. Sandra declaró que nunca en su vida ha conocido a un hombre que no sea su marido, además la señora no fue atenta para hacerle la reclamación, le llegó con insultos y golpeándola.
En esos momento llegó Ismael  Morales, el esposo de Juana y quiso calmar las cosas pero se le estaban complicando, y se le salió decir que ella no anda con él, sino su hermana.
Pagó la multa y salieron a la calle. Como dejó su camioneta afuera de las instalaciones de Seguridad Pública Municipal, estando adentro Juana Patricia le dijo que se iban a comer un chivito, que si no era una era otra, y le dio una cachetada. El hombre se calentó y se defendió dándole de madrazos. Los policías lo metieron y se quedó encerrado por golpear a su mujer, y su mujer por golpear a otra que no era la adúltera.

UN HOMBRE LA TIENE AMENAZADA
Neptalí Pérez, de 23 años, temblaba como gelatina y se le había ido el apetito porque recibía amenazas de un tipo. Se presentó ante el Ministerio Publico y pidió protección, que le negaron por el momento, pues las cosas están de la patada en Tula.
Dijo que el sujeto la anda siguiendo y la tiene bailando en la cuerda floja. Se llama José Antonio y francamente ya la tiene hasta la madre. Por eso se fue a quejar. Comentó que hace unos meses vino de un ranchito de por Amajac, a poner un negocio de artesanías. Preguntó a una mujer, que conoce de vista, que si no sabía dónde rentaban un local. Le dijo que en la calle Josefa Ortiz de Domínguez, en la colonia Ampliación Santa Julia, rentaban uno.
Ella fue hablar con un viejo gordo, canoso, y le dijo que sólo rentaba su local por medio de un contrato, que le tenía que adelantar 3 meses de alquiler, y se lo enseñó; era chico, pero al no haber, aceptó y le entregó los 3 mil pesos. El señor le dio la llave y al siguiente día comenzó a cambiarse. Esto que les cuento fue en el mes de diciembre del año pasado. Tres días duró en llevar sus tiliches y sus chivas. Se la aventó andando porque los taxistas, todavía no les dan el aumento y cobran lo que quieren.
El 30 de diciembre se puso a hacer talacha para dejar el local como el maestro limpio, y acomodó sus cosas, a manera que se viera muy coqueto.
Vendía listones de varios colores, rebozos de seda y de bolita, huaraches de todos tipo, con suela de llanta y de piel. Todavía no le caía un cliente, cuando llegó el viejo y le dijo que tenía que desocupar porque él ya había rentado el local a más precio.
La indita le dijo que a rajarse a su tierra, que habían firmado y de ahí no la sacaban hasta que se cumplieran los tres meses, o, de lo contrario, le devolviera lo que le dio en efectivo.
De ahí vinieron muchas cosas. El viejo le quito la luz, y ella vendía sólo por las mañanas, y cuando oscurecía se iba para la casa de un familiar. Llegaba temprano. Se sorprendió cuando le quitó el agua. Ni eso la detuvo. Cada que iba al baño le pedía una cubeta de agua a una señora que vendía dulces; no se quería ir hasta los tres meses.
El sábado pasado, por la tarde, llegó el sujeto a decirle que si no se largaba le iba a cambiar los candados y se quedaría con toda su mercancía. Tuvieron una discusión de poca madre. Neftalí estaba furiosa y le tiró un golpe con un martillo, que si no se agacha le pasa lo que al perico.
El señor se enojó y la comenzó a amenazar con sacarla a la fuerza, porque no sabe con quién se está poniendo, que es amigo de los diputados federales, y que el día que quiera la sacan arrastrando de las greñas, y que se compromete a matarla si no se sale.
Por eso fue a poner su demanda, y pide que le den el tiempo porque firmaron el contrato. Amenaza con violarla. Ella dijo que no le tiene miedo, pues así como lo ve, ya no le sube el agua al tinaco. Pero, por las moscas, pide que lo encierren.

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