Un Infierno Bonito

LA POLICÍA MADREO A PADRE E HIJO
A Tomás Agustín y a su hijo Oscar, se les apareció la policía que andaba de mal humor porque no le había caído la mordida y con ellos se desquitaron.

La historia de cada día, da comienzo cuando al señor Tomás de 72 años y a su hijo de 24, les cayeron gordo a los gendarmes, los pararon en seco sin hacer nada, al padre le torcieron el pescuezo, mientras que al hijo también le dieron sus macanazos y sus paradas en la cola por rebuznar. Los subieron de las greñas y los metieron al tambo durante cinco horas, achacandole una falta que no había cometido; pero vamos al grano para entender lo que pasó. Comentaron los afectados que la noche del domingo, pasado como a las siete y media de la noche, después de haber salido de una tienda de autoservicio regresaban a su casa, que se encuentra atrás del edificio de “Las Cajas”, dijo el padre viajábamos en nuestra carcachita, un Nissan Tsuru, lo compre cuando tenía 15 años, según como dijeron los gendarmes que era una orden de la Presidenta Municipal había cerrado varias calles a la circulación del centro histórico, porque ya se los había autorizado a los vendedores ambulantes que la han amenazado, que si no los deja cuando ellos quieran la van acusar con la niña Blanca (la muerte), que es la protectora del perro Pelcastre. Les dijeron que entonces por donde se iban si estaba cerrada la calle de Hidalgo, Morelos y Julián Villagrán, les contestaron que le buscaran y que no les estuvieran quitando el tiempo, luego de andar como los caballitos a la vuelta y vuelta, salieron por la calle de Julián Villagrán y Guerrero, para ubicarlos mejor estaban junto a la Escuela Justo sierra. Le dije a mi hijo, que no  habíamos hecho lo que nos faltaba, llegar a la Iglesia de la Asunción y agarrar Venustiano Carranza o de a jodido salir por la avenida Nuevo Hidalgo para llegar al Real del Monte. Cuando nos alcanzó otra camioneta patrulla y nos paró el alto atravesándose, que por un pelito les dabamos en la madre. Enojados los gendarmes mentando la madre se bajaron con sus carabinas en los brazos listos para soltar el balazo y nos dijeron que nos habíamos pasado, le dijimos que íbamos a la calle Venustiano Carranza y por ese lugar no hay semáforos, nos contentaron que nos habíamos pasado de listos, que nos regresaramos, pero nos lo pidieron con groserías. Como mi hijo Oscar,iba de piloto, un de los uniformados, abrió la puerta de su lado y luego la azoto y nos volvió a repetir que nos largáramos, no dijimos nada, mi hijo estaciono el coche a un lado y decidimos irnos a pie a la casa, al pasar por donde estaban los arbitrarios cuicos, a mi hijo se le ocurrió sacar el celular y tomarles una foto a ellos y a la camioneta patrulla, los gendarmes al ver lo que estaba haciendo parece que les picaron la cola, se le fueron encima tratándolo de agarrar, e intentaron quitarle el celular, yo puse tierra de por medio, me eche a correr pero como ya estoy viejito, uno de ellos me tomó del cuello que trono, porque me hizo la cabeza chueca, y nos subieron a madrazos a la patrulla. Oscar fue trasladado a la galera de la Dirección de Seguridad y más tarde remitido a la municipal. Ahí estuvo lo canijo porque le pedían como multa según los nuevos Reglamentos de Tránsito, 7 mil pesos, que según era por faltarle a la ley y el orden y retrarlos, sin permiso les dije que solo traía 2 mil 500, me los aceptaron y lo echaron para afuera sin dejar que nos acercáramos al Ministerio Público a poner nuestra demanda, tristes, cansados y sin ilusiones, nos regresamos sin pena ni gloria y mejor acudimos a la opinión pública donde nos dijeron los periodistas, que los policías han subido de grado y a ellos ya no les hacen caso pero iban hacerle la lucha de intervenir, intervinieron en este rollo, pero les dijeron que tenían que entrarle con su cuerno porque no les había caído nada y también cobraron la multa, dijo el viejito, puedo decir a grito abierto que fueron los gendarmes de la camioneta, pero nos vayan a fregar de nuez, mejor les mentamos la madre y nos echamos a correr.

SU VIEJA LO TRAÍA AL TIRO
Elías Rico de 50 años, con domicilio en la colonia 20 de noviembre, trabaja en una tienda en la colonia a Piracantos, pero su vieja lo trae bien fichado, tiene que llegar a las ocho de la noche, si retrasa un minuto lo madrea, no le da de cenar y lo acuesta con el perro. Elías ha sufrido más de 20 años los malos tratos que le da su vieja, procura siempre llegar como un inglés para evitar enfrentamientos de la que sale perdiendo. Como tiene el tiempo calculado, faltando 10 minutos para los ocho, se montaba en su bicicleta y sale a toda velocidad como corredor profesional dandole a los pedales,que no se le ven las patas, cuando subía por la avenida 6 para llegar a el Boulevard Minero, se paraba en los pedales para subir mas pronto, pasando el panteón se pegaba mucho a la orilla de la carretera para que no le dieran en la madre algún coche que pasan como pilotos de carreras. Esa era su rutina y su vieja le daba su premio con caricias, porque era cumplidor. El día de ayer faltando cinco minutos para la hora, subía echando los hígados de fuera por la subida para llegar a su casa, de pronto entre los arbustos se le acercaron tres grandulones, tuvo que frenar de emergencia que se fue de lado parando las patas, cayéndole la bicicleta encima, enojado les pregunto que de que se trataba, uno de ellos le dijo, que les entregara todo el dinero que llevaba porque ellos eran asaltantes. El contesto que no le daba ni madre, que se quitaran porque estaba perdiendo el tiempo y su vieja lo estaba esperando. Uno de ellos le puso con el brazo apachurrándole el gañote, mientras que el otro con un cuchillo le dio un piquete en un costado, lo hizo que se doblara por el dolor y lanzó un grito que espanto a los perros, el tercero le puso una patada en la cola, le quitaron la bicicleta y los ladrones se perdieron entre la oscuridad.
A pesar de que le salía sangre a chorros, pensó que ya se habían pasado 10 minutos y con su vieja le iba a ir mal, se levantó como pudo tapándose el agujero y caminaba como borrachito por la calle solitaria, mientras tanto su vieja doña Cuca, estaba que se la llevaba el tren, caminaba de un lado a otro como leona enjaulada y cada rato se asomaba a la puerta a ver si llegaba el incumplido, a lo lejos vio una sombra que casi se caía y de momento se enderezaba, con la luz de la luna logró verle las greñas y dijo que ese era Elías. La señora con su mente cochambrosa pensó que andaba de borracho y lo fue alcanzar con un garrote en la mano, se lo estrelló en la cholla, sonó como a bote viejo y cayó al suelo, la mujer lo insultaba y le gritó “maldito borracho”, pero ahorita que lleguemos a la casa, te voy a dar en tu madre, Elías trataba de pararse pero le salía sangre de un costado y de la chirimoya, salieron los vecinos y al ver a la mujer con el palo en la mano y llena de sangre, la agarraron y pidieron ayuda al 911 que llegó la camioneta patrulla y se la llevaron jalándola de los pelos, a pesar de que les gritaba que ella le pegó con un palo pero no lo pico. Se llevaron al Hospital General, donde lo curaron y se quedó internado, uno de sus hijos fue a verlo y le platico a Elías que su jefa estaba en la de cuadritos porque dijeron a los policías que se lo quería echar al plato. Llegó el Ministerio Público, a la cabecera de su cama para tomarle la declaración y le dijo que unos asaltantes lo madrearon y le quitaron su bicicleta de doble rodada y cuando iba a llegar a su casa vio una sombra de una vieja que le pego con algo duro, que fue su esposa y pidió casi rogando que la dejaran en libertad, que ella es incapaz de matar una mosca. Comentó que por su colonia 20 de noviembre, no hay luz en varias calles y fue donde le salieron tres tipos de cuidado que no los alcanzo a ver. Horas después llegó su mujer corriendo sudorosa como yegua de carreras y le pregunto que le había pasado, le contó que lo habían asaltado y le quitaron su cartera, su reloj y su bicicleta, que luego una mujer vestida de blanco como una calavera le pego. La señora le dijo que por eso le pide que llegue temprano a su casa, porque del panteón se salen los muertos y que a lo mejor una calaca lo desmadro, Elías le dijo que no fue su culpa de llegar tarde, que tenga la seguridad que cuando salga va a llegar unos 10 minutos después de las ocho porque se la va a tener que llegar a pata porque no tiene bicicleta.

LA POLICIA ENCONTRO UN CONGAL
Detienen a tres y a la madrota, les dieron el pitazo a los uniformados de que había una casa de citas en la colonia el Tezontle, cada noche había pleitos por los borrachos que iban a  disfrutar de la rorras. La policía de chiripada localizó la casa de citas  y meten al bote a la presunta tratante de blancas, aunque las viejas están prietas y dijeron que las obligaba a prostituirse. Olivia Rojas de 28 años, se la llevaron los uniformados  y puesta ante el agente del Ministerio Público acusada de lenocinio y lo que resulte.
La detuvieron porque una de ellas la echó de cabeza de que las obliga a darle vuelo a la hilacha y las tenía como trabajadoras sexuales, de las que les pagaba el salario mínimo sin el aumento de los seis pesos que dieron ultimate. Pero los popochas ya la tenían apuntada porque fue un testigo protegido, quien las había denunciado que seguido los borrachos se daban en la madre afuera de una casa que se encuentra en la avenida del Palmar. Los uniformados fueron a ver que pez y dieron con la casa de citas donde estaban tres viejas de nombre Carla Mireya, Lizeth Pérez y Norma Rivera de 23, 22, y 19 años de edad, tenían que darle servicio a los clientes que eran contratados por celular y veces daba paquetes al dos por uno. Los tecolotes le cayeron como mentada de madre a la madrota, que les dijo que a ellos que les importaba, por más que les alegaba, no tenía escapatoria porque llegaron los azules en el momento en que le pagaban 150 pesos por una hora de servicio a un señor con una de sus pupilas. Luego de que se la llevaron se metieron a la casa a ver qué es lo que encontraban, recogiendo ocho celulares y un montón de tarjetas de publicidad así como varios artículos sexuales, ella dijo ser vecina de la colonia Rojo Gómez y que no las prostituía, si no que les pagara el 50 % de cada cliente y que además les gustaba porque llegaban temprano a su trabajo y se quedan tiempo extra.

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